Pablo Iglesias debe estar que se le llevan los demonios.
El exvicepresidente segundo del Gobierno socialcomunista creyó tenerlo todo atado y bien atado cuando decidió unilateralmente colocar en el puesto que él abandonaba a la ministra de Empleo.
El llamado ‘marqués de Galapagar‘ consideró que podría manejar desde fuera no solo a Yolanda Díaz, sino también seguir gestionando el día a día de Unidas Podemos.
Sin embargo, Iglesias se topó con una inesperada sorpresa, que su sustituta al frente de la Vicepresidencia segunda del Ejecutivo de Pedro Sánchez tenía ‘ideas propias’.
Y entre ellas estaba la de postularse a liderar una candidatura para las próximas elecciones generales, bien dentro de Podemos o, como se ha demostrado, fuera de la propia formación.
De ahí que Sumar, la plataforma engendrada por la política gallega, esté engrasando los motores para ponerse a pleno rendimiento en este 2023 que conducirá a los españoles a las urnas en noviembre o diciembre.
El estado guerracivilista en el entorno morado resulta más que patente.
Y, para más pruebas, la encuesta que publica este 7 de enero de 2023 el diario El Mundo es un claro ejemplo de que hasta dentro del propio partido se ha instaurado el ‘sálvese quien pueda’.
Según el sondeo elaborado por Sigma-Dos, los votantes populistas dan por amortizado el proyecto de Pablo Iglesias.
Prácticamente la mitad de sus electores consideran que lo mejor que podría sucederle a Unidas Podemos es que la candidata sea Yolanda Díaz.
Es más, ven con buenos ojos que, aunque la titular de Empleo se presente bajo las siglas de Sumar, Unidas Podemos vaya en coalición con esa nueva marca política.
Ni siquiera el 20% de los simpatizantes morados ve factible que Díaz sea cabeza de cartel de la formación que fundó Iglesias a finales de 2013, principios de 2014.
Y no por la candidata en cuestión, sino porque ven la marca de Unidas Podemos como algo completamente amortizado.
La ‘naranja’ podrida
No solo los podemitas están con serios problemas.
Otro de los llamados partidos de la ‘nueva política’, Ciudadanos, se juega su futuro en este 2023.
La formación, que encara un año electoral con la espada de Damocles sobre su cabeza, está sumida en una agria pelea interna por su liderazgo.
Inés Arrimadas y Edmundo Bal están a la greña por presidir a los ‘naranjas’ y están olvidando lo fundamental, la doble concurrencia a las urnas del 28 de mayo de 2023 (autonómicas y municipales) y las generales de finales de año.
Con ese panorama de enfrentamientos internos y unas encuestas que son terroríficas para los intereses del partido, la realidad es que los propios votantes de Ciudadanos no dudan en dar por desaparecida a la fuerza fundada por, entre otros, Albert Rivera.
Dos de cada tres votantes ‘naranjas’ dan por hecho que al partido le quedan, a lo sumo, dos procesos electorales para desaparecer definitivamente del mapa político español.
Tanto es así que cerca de un 40% de los seguidores de esta formación entienden que lo mejor para Ciudadanos sería ya su disolución antes que seguir arrastrándose en unas citas electorales que no van a dar precisamente alegrías.
