Es uno de los mejores analistas de lo que sucede en la arena política.
Raúl del Pozo tiene un fino olfato y cree que este año 2023, un curso eminentemente electoral, puede deparar una sorpresa en las urnas.
Para el columnista de El Mundo todo va a estar en si los dos grandes partidos, PP y PSOE, son capaces no solo de sacar escaños suficientes para la victoria, sino también que las formaciones afines puedan completar la mayoría absoluta que se requiere para gobernar cuatro años España:
Se van a enfrentar –esta vez sí– no el bipartidismo del reparto, sino dos modelos a los que les faltan partidos que completen mayorías. En el caso del PP tienen a VOX, pero no quieren depender de ese partido y aspiran a la solución andaluza. «Nuestro objetivo –me dice Elías Bendodo– es sacar un voto más que toda la izquierda para gobernar solos».
El PSOE necesita la unidad de Sumar y Podemos para repetir el Gobierno de coalición. Por esa y por otras razones, las elecciones de 2023 se esperan como unas de las más importantes de la democracia. Se presentan como un plebiscito, es decir, como una consulta urgente sobre dos opciones.
Precisa que en estos comicios se sustancian asuntos de primerísimo orden para el país:
Alguien dijo que la nación es un plebiscito diario; en este caso será una consulta para decidir sobre la reforma o no de la Constitución, el futuro de Cataluña, el referéndum y la España plurinacional. Se prepara una gigantesca máquina de hablar para algo más que unas elecciones legislativas, municipales y autonómicas, con menos ideas nuevas que polarización y venganza.
Del Pozo lamenta que se verá una pugna electoral agria:
Desde siempre, la moderación es la virtud más difícil de obtener en la lucha política. Los socialistas acusan a Feijóo de haber perdido la aureola de moderación con la que llegó. Los de Feijóo contestan que el causante de la crispación y de la política de bloques es Pedro Sánchez. «No ha aceptado nunca una propuesta del PP porque teme que ese gesto le debilitaría ante sus electores y aliados».
Los dos partidos se culpan entre sí de la polarización, aunque saben que la moderación en una campaña es una cursilería cuando lo que tratan de conseguir es que el enemigo quede con la cabeza en las manos. La cara del poder está simbolizada por el león y la zorra; el cordero, explica Bobbio, no es un animal político.
Y lanza el vaticinio que no será del agrado ni en las filas populares ni en las socialistas, si bien en el caso de Pedro Sánchez esa predicción colisiona con sus propios intereses, dado que él no quiere pactar nada con los populares. Su proyecto, huelga decirlo, es repetir el ‘Gobierno Frankenstein‘:
Las últimas encuestas dan ventaja al PP sobre el PSOE, pero los dos partidos están lejos de una mayoría de gobierno, ni siquiera con sus bisagras. Las convulsas elecciones que se celebrarán este año, con la necesidad del PSOE de una unidad a su izquierda y el sueño del PP basado en la geometría variable, podrían tener un desenlace cómico: que no hubiera otra salida que recurrir a una gran coalición.
