España, ahora mismo, es el paraíso de aquel que, con un poco de gracejo, pueda convencer a las masas.
Raúl del Pozo, en su tribuna de ‘El Mundo‘ de este 1 de diciembre de 2023, recuerda que estos charlatanes de feria que alegan tener soluciones para todo ya vienen de lejos, de siglos atrás:
Quién nos iba a decir que en nuestro tiempo los arbitristas serían la levadura del populismo como fueron los solucionadores trastornados de la economía de Castilla. En aquel tiempo buscaban soluciones simples a los problemas complejos, y ahora siguen vigentes en la España de hoy y en todo el mundo. Muchos se dedican a la política, las tertulias, la asesoría; son políticos y politólogos porque la política sigue siendo el paraíso de los charlatanes y los demagogos. También se los llamaba antes sicofantes (impostores, oportunistas).
Afirma que Pedro Sánchez ha sabido aprovecharse de la semilla populista sembrada por el fundador de Unidas Podemos, Pablo Iglesias:
Ahora triunfan en todas las partes los que dicen que el pueblo siempre tiene razón para después engañarle. Según los entendidos, el populismo llegó con fuerza a España con Pablo Iglesias y a los 10 años se hundió. Pero el PSOE de Pedro Sánchez ha aprovechado el populismo de Podemos y después los ha echado de su Gobierno. El presidente de Andalucía, Juanma Moreno, ha dicho recientemente que Pedro Sánchez ha construido un muro de hormigón entre los españoles buenos y los españoles malos y lo ha resumido así: «El sanchismo destruyó el PSOE, ahora es un movimiento populista».
Apoya por completo la apreciación realizada por el presidente de la Junta de Andalucía:
El comentario de Juanma Moreno es atinado porque el sanchismo tiene todas las señales del estilo populista: hiperliderazgo, una muralla ente ellos y nosotros, frentismo, democracia plebiscitaria, abrazo al populismo identitario del procés con soluciones mágicas y redentoras. También es, sobre todo, el culto a la personalidad de un líder, paguitas y proteccionismo.
Del Pozo vaticina que si Pedro Sánchez acaba apoltronándose varios años en La Moncloa, al final lo que puede venir después es como para echarse al temblar:
Afirman que la casta es el 1% y el pueblo, el 99%; desconfían de los medios; desautorizan a los jueces y desprecian la separación de poderes. Son la polarización constante y la contrademocracia. Resaltan la frase que iluminó a Perón: «Yo no soy un hombre. Soy un pueblo». Ya saben lo que ha ocurrido después de tantos años de populismo peronista, en el país más rico y culto de Latinoamérica: llegó un paranoico.