Václav Klaus ha cometido blasfemia contra los dogmas de la progresía, y acabará pagándolo
Temeroso de las últimas noticias, tan broncas últimamente, decidí empezar la lectura de la prensa por lo más alejado de la actualidad, que me lo ofrecía el primer reportaje de la sección ‘Ciencias’ de ‘Público’: “Los neandertales trajeron el fuego a Europa”. Fue leerlo e imaginarme a ese remoto homínido intentando explicar a sus congéneres las enormes ventajas del invento, que da luz, da calor, protege de las fieras, hace más seguros los alimentos y sirve para afilar las puntas de flecha. Y también las objeciones de los ‘econeandertales’: que si el fuego es peligroso, que quema, que puede provocar incendios terribles… Imagino que ya ven por dónde voy.
En Japón, un terremoto y un tsunami han convertido en incendio la hoguera atómica, y la izquierda, que por complejas razones es fieramente antinuclear, se ha lanzado con entusiasmo a un catastrofismo que roza la falsificación pura y dura.
Ponerse atómico
Para ser completamente justos, hay que reconocer que, del otro lado, las posturas no son el colmo de la sofisticación y la neutralidad, y así leíamos en ‘Libertad Digital’ un tema, “Alarmismo nuclear en la prensa mundial”, en el que se muestran titulares de prensa de todo el mundo. La mayoría sencillamente informa de la explosión del reactor en Fukushima y, la verdad, no sé cómo evitar el supuesto “alarmismo” ante una gigantesca bola de fuego surgiendo de la central. Así que, entre unos que preferirían escribir que aquí no ha pasado nada y otros que pretenden, a lo Murphy, que si algo puede salir mal saldrá mal y que mejor quedarnos a oscuras que arriesgarnos a que llegue un tsunami a Miranda de Ebro, es difícil encontrar campo común.
“La crisis nuclear desborda a Japón”, titula maliciosamente ‘El País’ sobre a una mujer que llora descalza entre escombros que, visto el titular, parecen restos de una debacle atómica y no de un tsunami. “Estalla el debate nuclear”, es el titular elegido por ‘Público’ para su primera, un verbo elegido con las intenciones de un Miura. El pánico está servido, y la reacción de Merkel suspendiendo la decisión de alargar la vida a sus centrales demuestra que tiene una inmediata traducción electoral.
Es un diálogo de sordos, como demuestra Marco Schwartz en el texto que abre la sección de ‘Opinión’ de ‘Público’, “La energía nuclear, a debate”, donde empieza diciendo: “Lo mínimo que cabe esperar tras el accidente […] es que los defensores de la energía atómica admitan la gravedad de la situación (algunos siguen negándola) y sometan a examen la validez de sus convicciones”. Pero, salvo fervorines ideológicos de poca importancia, lo que he visto entre los pronucleares no es la negación de los riesgos, sino el reconocimiento de que estos son muy reducidos –cualquiera diría que un tsunami y un terremoto de 9 en la escala de Richter es una ocurrencia diaria, e incluso insignificante si no se tienen centrales nucleares– y de que los beneficios superan con mucho esos riesgos. El propio ‘Público’ abogaba por las “energías alternativas” pero, siendo realistas, estas producen una parte mínima de la demanda a un coste altísimo y son discontinuas, mientras que las centrales térmicas contaminan y, para la escuela oficial de la izquierda, contribuyen al temido cambio climático. Claro que a lo mejor las rotativas de ‘Público’ funcionan a vapor…
Ortodoxia progre
¿Se han fijado cuán asimétrico es el espectro político? La izquierda no tiene extremo, mientras que la derecha es casi toda ella puro extremo, salvo que se someta a la izquierda. ‘Público’ puede titular, escandalizado, que “El presidente checo Václav Klaus defiende a la extrema derecha”. La cosa es que el ministro de Educación, Josef Dobes, eligió como subsecretario a Ladislav Bátora, que en 2006 liderara un partido ultranacionalista, con el consiguiente escándalo mediático. Y Klaus, que es muy suyo, ha contestado diciendo que le une a Bátora el rechazo al “europeísmo, la política de género, el multiculturalismo y la homosexualidad”, todos ellos dogmas intocables de la progresía universal. En definitiva, lo de ‘Público’ no es tanto un artículo como un auto de fe. Por eso no les extrañe que a este Trasgo le dé la risa cuando oye que estamos en un Estado aconfesional.
“Caamaño cree ‘jurídicamente evidente’ que Sortu no es ETA”, titula ‘Público’, y hay que preguntarse si realmente todo un ministro de Justicia ha podido decir semejante majadería. Jurídicamente, ETA ni siquiera existe, porque no creo que se haya apuntado en ningún registro de asociaciones, y en ese sentido la ‘evidencia’ no nos dice absolutamente nada. Pero ‘Público’ está empeñado en esta cruzada por legalizar a los proetarras que, a diferencia de Bátora, son perfectamente defensibles y en absoluto extremos, porque si han defendido el tiro en la nuca y la bomba lapa, al menos no han pecado contra el multiculturalismo o la política de género (ETA ha mantenido una nutrida cuota femenina entre sus víctimas).
Sigue Camps. Ha seguido estos días en que no lo he citado, y ya predigo que seguirá copando titulares en el diario de Roures hasta mayo. “Fracasa un nuevo intento de Camps de alargar el ‘caso de los Trajes”. ¿Y ‘Público’ habla de “intentos de alargar”? ¡Piedad!
Y hablando de mayo, ¿sabían que “Un edil del PP azote del botellón [ha sido] detenido por conducir borracho”? (¡Que paren las máquinas!). Y, debajo: “Vara critica la “falta de ética” de Cospedal por cobrar varios sueldos”. ¿Hípica Almenara, alguien? Ya imaginaba.
Originalmente publicado en La Gaceta