No es ningún secreto que en publicidad una de las grandes máximas que imperan es que ya sea para bien o para mal ‘se hable’ del producto. No han sido pocas las campañas que han sacado los colores en más de un país. Y es que si lo que querían era llamar la atención, lo consiguieron, y de qué manera.
Hace pocos meses que nos hicimos eco de que en Reino Unido esta Navidad no estaría el anuncio protagonizado por Dakota Fanning para el perfume Oh Lola! de Marc Jacobs.
¿El motivo? Las autoridades de regulación de la publicidad consideraron las imágenes «sexualmente provocativas», algo que además se vio agravado por la circunstancia de que la actriz tiene 17 años pero «aparenta 16» y sujetaba la el frasco de perfume en una zona que «focaliza la atención en su sexualidad».
Pero este año no ha sido el único anuncio que los ingleses han cortado con la tijera de la censura. Este mismo organismo censuró en febrero la campaña de Yves Saint Laurent y su fragancia Belle D’Opium’s.
Melanie Thierry era la joven que pronunciaba aquél «Yo soy tu adicción» y protagonizaba un baile en el que pasaba su dedo por la nariz y la boca, un gesto que a tenor de esta asociación era sin lugar a duda algo que «incita» al consumo de drogas.
El anuncio pronto fue retirado al considerarse que su difusión era «irresponsable» e «inaceptable».
El uso o más bien el abuso de la herramienta de edición fotográfica Photoshop también ha sido causante de más de una retirada por atentar seriamente contra los límites de la verosimilitud.
Pieles extremadamente aterciopeladas o pestañas imposiblemente tupidas y kilométricas ocasionaron que por ejemplo Julia Roberts dejase de ilustrar el Teint Miracle de Lancôme o Christy Turlington como imagen del maquillaje de Maybelline por mostrar prototipos de mujeres absolutamente irreales.