En cuando rascas un poco en las estrategias políticas, se ve el truco.
Reconoce que su programa, La Brújula de Onda Cero, no es partidario del «periodismo de trincheras». Sabe que «la actitud beligerante del comunicador funciona muy bien e incrementa muy rápido la audiencia», sin embargo, Carlos Alsina defiende un crecimiento más lento, complicado y que requiere más paciencia. Como diría su compañero de COPE, Nacho Villa, no hace falta «incendiar un micrófono» para ganar audiencia.
Es cierto que los oyentes, explica Alsina, quieren que las personas que hablan por la radio no sólo relaten acontecimientos. Quieren una interpretación, un análisis, incluso una opinión.
«Pero que no detecten que estás sacrificando la honradez profesional para servir a otros intereses. Cuando antepones «eso otro» a la honradez profesional es cuando a los oyentes les chirría.»
Una de las novedades para esta temporada es que, «con la que está cayendo», La Brújula amplia el espacio diario de la tertulia económica; además «es lo que ha pedido la audiencia».
«En Onda Cero hemos encontrado el punto para contar la economía e intentar entenderla sin aburrirnos. El truco son los colaboradores que han sabido entrar en el tono de buen humor del programa y dramatizar en exceso.
Explicar los conceptos en economía que manejamos todos los días y que, tal vez, había que pararse a explicarlos. Por ejemplo, qué es la presión fiscal, o preguntarnos desde cuándo existe y quién se ha inventado algo como el IRPF.»