El periodista de El Mundo, Quico Alsedo, no es precisamente un referente de la derecha mediática, siendo muy comentado en su día su brutal ataque al Grupo Intereconomía desde la revista de PRISA ‘Rolling Stone’.
No obstante, en su blog de elmundo.es, Alsedo ha dedicado su última tribuna a la decisión de Radio Nacional de España de no renovar el programa de Javier Gallego ‘Carne Cruda’ de Radio 3. Con su columna, Gallego se parecería a los que celebraron el fin de Público como Fernando Díaz Villanueva o Sánchez Dragó, pero Alsedo explica que no es que celebre el fin del programa por sus contenidos sino porque fuera en un medio público.
Estoy contento por el fin de ‘Carne cruda’ en Radio 3. Porque lo que hacía Gallego en Radio 3 desde el 15-M no se puede hacer en un medio público. Con dinero de todos, ni propaganda de la izquierda apartidista, ni del Opus, ni de nadie.
Preguntas, todas. Púlpitos, ninguno. Demagogia, menos, please. Al principio, el programa tenía poco que ver con el que Gallego -un tipo no precisamente querido en la cadena, por cierto- comenzó a hacer a partir del 15-M. Se convirtió en un mesías populista, tal vez cegado por su propio reflejo en las redes sociales, ese holograma traicionero y falaz.
«JAVIER GALLEGO NO ES ANA PASTOR»
Alsedo también diferencia el caso de Javier Gallego con el de Ana Pastor:
Ella hacía todas las preguntas adecuadas. Gallego sermoneaba. No se puede adoctrinar, desde lo público, a lo Jiménez Losantos (…). Y ya dentro del magma de la izquierda antipartidos.
«GALLEGO BUSCA SU MARTIROLOGIO«
Alsedo también critica a Gallego por la forma en la que anunció en las redes su despido lanzando a tus seguidores contra Tomás Fernández Flores (director de Radio 3).
Gallego estará triste sin su juguete, pero probablemente alegre con su martirologio, tan buscado. (…) Durante los últimos meses Gallego ha sido el niño que rompe cosas por el salón mientras los padres se contienen sentados en el sofá, mirando para otro lado. Hasta que se levantan. Le llamaba Tomás Fernando Flores, que no está ideológicamente muy lejos de Gallego (…) venía a decir: «No me has dejado opción».
