Las cadenas de radio compitieron en la noche del 18 de septiembre de 2012 por ver quien improvisaba un especial más acertado sobre el papel del histórico dirigente Santiago Carrillo.
Pero, en muchos de los casos, los tertulianos, por edad o por generación, tenían dificultades para hacer un perfil apropiado de esta figura irrepetible para la historia de nuestro país, ante su desaparición repentina.
En la noche de Onda Cero, Carlos Alsina contó con Casimiro García-Abadillo y Antonio Casado, que aunque pertenecían a una generación bastante lejana de Carrillo, podían profundizar un poco más sobre el personaje que los tertulianos que habían hablado del tema en el programa anterior, ‘Julia en la Onda’, que fueron Pilar Rahola, Juan Carlos Girauta y Lucía Etxebarría. En ‘Hora 25’ de la SER el perfil de Carrillo fue examinado por Javier de Lucas, Paco Giménez Alemán y Esperanza Sánchez.
El programa que logró a una figura más destacado fue ‘La Noche de la COPE’, que consiguió contar como invitado con Rodolfo Martín Villa, una de las figuras que mejor podía explicar del antiguo líder del PCE, puesto que, aunque más joven, como político fue contemporáneo de él.
MARTÍN VILLA EN LA COPE
Rodolfo Martín Villa fue ministro de Interior en el Gobierno de Adolfo Suárez, ocupaba esa cartera cuando Carrillo fue detenido con peluca en 1976 y fue posteriormente vicepresidente en el Gobierno de Leopoldo Calvo Sotelo.
También fue el encargado de realizar el último homenaje en vida que se le hizo a Carrillo.
P- Uno de los personajes claves de la Transición en España fue Rodolfo Martín Villa. Él conoció a Santiago Carrillo.
R- Era una persona muy simpática, era una persona en el trato, encantadora. Él lo sabía. Otra cosa era la discusión política, no tanto sobre la Transición. Del 75 hasta ahora, en el que había una coincidencia y un respeto mutuo. Más discrepancias en lo que era una vida política que él había visto y yo, que tenía un año en el 18 de julio de 1936, en lo que había vivido y sufrido.
Martín Villa reconoció el protagonismo en la Transición de los comunistas españoles y de Santiago Carrillo, como el de aquellos que formaron parte del primer Gobierno de Adolfo Suárez de ‘los jóvenes reformistas del franquismo’, entre los que estaba el propio Martín Villa.
R- Aunque pongamos verde a la gente en vida, cuando muere recordamos sus virtudes. Podemos discrepar mucho de Santiago Carrillo y su ejecutoria política anterior a la Transición, todos le reconocemos su protagonismo en la Transición. Eran personas excepcionales, cuatro. Santiago Carrillo era uno, Manuel Fraga, que ha fallecido este mismo año, era otro. Y Felipe González y Adolfo Suárez. Personajes excepcionales.
Martín Villa reconoció que se enteró de la muerte de Santiago Carrillo hablando con Miguel Herrero Rodríguez de Miñón, dándose la circunstancia de que tanto Herrero como Carrillo habían sido compañeros de tertulia en la Cadena SER (‘La tertulia de sabios’ en La Ventana de los lunes).
P- ¿Cuándo se ha enterado de la muerte de Carrillo ha rezado por él?
R- Sí, me ha pillado usted terminando un artículo en el que, en una mezcla de humor y seriedad, no solamente he rezado, sino que he pedido a Dios por él. He pedido que le reciba.
P- Pues eso le honra. Seguro que Santiago, allá dónde esté se lo va a agradecer.
El artículo al que Martín Villa hace referencia sale publicado el día 19 de septiembre en el diario El País.
De momento en los blogs y digitales se ha visto más respeto a Santiago Carrillo que el que se vio cuando falleció Manuel Fraga, a excepción del artículo de César Vidal en Libertad Digital.
Queda saber si otros escritores o columnistas que también han puesto espejo en el lado oscuro Carrillo a lo largo de su trayectoria (Alfonso Ussía, Pío Moa o J. J. Esparza), repetirán sus ataques ahora, o respetarán con silencio al occiso.
Por lo pronto César Vidal no se ha cortado un pelo:
Al final, como señaló Solzhenitsyn en las páginas de conclusión de ‘Pabellón de cáncer’, desapareció de la Historia. Por desgracia, como también señaló el disidente ruso, lo hizo después de haber causado la desgracia de millares de personas.
Si en sus memorias el fallecido Jorge Semprún / Federico Sánchez acusaba a Santiago Carrillo de su imprudencia al enviar a Julián Grimau a España, teniendo en cuenta el historial de éste. Vidal deja caer la insinuación de que pudo haberlo hecho para librarse de él.
Nunca se sabrá si Grimau cayó en manos de la policía franquista porque Carrillo deseaba deshacerse.
Probablemente se seguirá hablando, y escribiendo, sobre Santiago Carrillo en los próximos días.