Desde hace más de una década el escritor e historiador César Vidal unió su futuro profesional al de Federico Jiménez Losantos. La sintonía entre ambos ha superado todos los obstáculos, hasta el punto de que Vidal rechazó una oferta de COPE de continuar al frente de su programa por solidaridad con Jiménez Losantos, que había sido apartado de su programa matinal.
Vidal y Losantos conversan en ‘La Libertad tenía un precio’ [Plaza&Janés] acerca de lo divino y de lo humano, y analizan los problemas de España, el nacionalismo, el terrorismo y el proceso de paz, el futuro de la prensa, la erosión de instituciones como la Iiglesia católica y la monarquía, el 15-M y los indignados y profundizan en los orígenes de la peor crisis económica de las últimas décadas. Vidal ha repasado su trayectoria con Periodista Digital.
- ¿La libertad tenía un precio o la lealtad tiene un precio?
- En mayo de 2008 después de mucha especulación la COPE les renovó a Jiménez Losantos y a César Vidal un año más…
- Y en verano de 2009 ambos salieron de la emisora
- El libro es un diálogo entre dos personas muy eruditas, pero en un lenguaje muy cercano…
- ¿De quién fue la idea del libro? ¿De usted o de él?
- En el libro hablan un poco de todo, y también desvelan como se conocieron
- Fue casi un encuentro por casualidad…
- Hay un paralelismo entre ambos, los dos estuvieron a punto de perder la vida
- En su caso le salvó la casualidad de unos textos bíblicos
- En el libro habla del sandinismo de Nicaragua…
- ¿Qué te encuentras en Nicaragua?
- En un momento del libro comenta que ‘la Constitución del 78 ha muerto’
- En el libro se refieren a sí mismos como ‘liberales’ con frecuencia. Ahora parece que toda la derecha se sitúa bajo la etiqueta liberal. Desde La Razón al ABC, hasta el Partido Popular dicen todos que son liberales, desde Haider en Austria hasta Vladimir Zhirinovski en Rusia… ¿qué criterio identificaría al verdadero liberal?
- Hay un tópico sobre usted que dicen que ahora se mete con la Iglesia Católica, porque antes no le dejaban al estar trabajando para la COPE
- Hablemos de su trayectoria mediática. Cuando Jiménez Losantos pasa a ‘La Mañana’ y José Apezarena a ‘La Linterna’, se produce un choque porque Apezarena prescinde de usted
- Antonio Casado dijo en Periodista Digital que fue usted quien decidió prescindir de él. Sería comentable si el motivo hubiera sido político
- En septiembre de 2005 entran Baldasano y usted en el consejo de Libertad Digital reemplazando a Julio Ariza y a Viladrich. Ese es el único punto objetivo que tenemos sobre ese cambio, en el que hubo muchas especulaciones, que si Cascos, que si Florentino Pérez…
- En noviembre de 2011, usted fue el primer locutor que habló en su programa de la fuerte crisis en Intereconomía, y hay quien lo interpretó como una réplica a que en el día anterior habían criticado a Jiménez Losantos en ‘Dando Caña’
- Juan Carlos Girauta fue colaborador suyo y luego escribió un artículo contra usted en El Mundo
- En el caso de Pío Moa…
- En vuestro libro hay un ataque al director de Infocatólica… [Losantos le llama a Luis Pérez Bustamante «hijo de puta»]
- ¿Cuales sí serían caso de traición?
- ¿Estamos hablando de cierto catedrático?
- ¿No le han intentado fichar para una tertulia de televisión?
- En el libro diálogo Boadella-Dragó, hubo mucha polémica por una revelación de Dragó, usted en el libro cuando rozan lo íntimo para en seco y dice ‘no es caballeroso’…
- ¿Tiene en mente publicarlas?
- ¿Serán memorias con autocrítica como las de Napoleón o memorias tipo ‘yo soy bueno, todos los demás malos’ como dicen de las de Azaña?
¿La libertad tenía un precio o la lealtad tiene un precio?
La libertad lo tiene, más que una cuestión de lealtad personal a Federico, aunque tenemos una amistad desde hace muchos años, hay una lealtad a unos principios. La libertad tiene un precio y Federico ha pagado un precio mucho mayor al mío. Precio en términos económicos y precios en términos de salud. Eso se paga cuando aparece una misteriosa inspección de Hacienda para quebrar a gente que es díscola. A veces se paga, cuando en un momento determinado hay alguna editorial que te dice: «No se presente usted a este premio, porque no se lo vamos a dar jamás». O cuando una empresa decide que no sigas en tu plantilla. El pago de la libertad es muy variado.
En España ha habido personas que el pago que han tenido que hacer por su libertad es su vida. Es el 18º aniversario del asesinato de Gregorio Ordoñez, persona íntegra y democrática cuyo compromiso con la libertad y con España le costó un tiro.
En mayo de 2008 después de mucha especulación la COPE les renovó a Jiménez Losantos y a César Vidal un año más…
En ese momento la COPE decide renovar a Federico Jiménez Losantos sólo por un año más, en vez de por dos, como era lo habitual. A mí sí me ofrecieron renovar por dos años. Con la idea de que esa manera me desvincularía de Federico. Yo dije que sólo por uno. El entonces presidente de COPE, Coronel de Palma, me dijo: «¿Te das cuenta de que un año es sólo la mitad de dos?». Le dije «hombre, mis conocimientos de aritmética, hasta ahí llegan». Yo pedí sólo un año porque me di cuenta de la jugada, y la jugada era que Federico iba a la calle en la siguiente temporada y, evidentemente, eso le aislaba mucho más.
Y en verano de 2009 ambos salieron de la emisora
Después de una temporada absolutamente infernal, desde muchos aspectos, y muchos puntos de vista, a mí me ofrecen nuevamente renovar por dos años y yo digo que no. Esos dos meses yo estuve saliendo casi a comida diaria de gente que me decía que no me fuera.
A veces, pertenecía a la casa, a veces a la Conferencia Episcopal y a veces con partidos políticos. El razonamiento que exponían para convencerme no era tanto económico, sino más bien ‘piense usted el bien que haces desde La Linterna’ o ‘¿Qué va a ser de esta casa si se van los dos?’. Y yo les decía que si no echaban al de la mañana, que era más importante que yo, el futuro de la casa se resentiría menos. Unos me decían que Federico estaba muerto y que no debía, por tanto, ligar mi destino a él.
Me fui porque tenía claro que la COPE había decidido poner fin a un proyecto. Stanley Payne, en su reedición del catolicismo español dice que la oposición, después del 11-M, al Gobierno de Zapatero, la había hecho la COPE y yo formé parte de esa situación. Pero en el momento en el que se fuera Federico eso se iba a terminar.
El libro es un diálogo entre dos personas muy eruditas, pero en un lenguaje muy cercano…
Es que esos son dos aspectos muy definitorios tanto de Federico como mío. Ambos estamos en el mundo de comunicación de rebote. Él fue profesor durante años y salta a los medios de comunicación después de un atentado a manos de nacionalistas catalanes. En mi caso, el salto a los medios de manera más amplia, pues se produce después de que yo tenga una trayectoria por escritor. Por eso mismo, la manera en que nosotros hablamos pretende ser comprensible y clara. Eso también es clave en la repercusión que tenemos. La gente nos escucha hablar y dice: «eso es lo que yo pienso, pero no sabía decirlo bien».
¿De quién fue la idea del libro? ¿De usted o de él?
La editorial lo pensó y me lo propuso a mí. Se lo dije a Federico y le pareció bien. En el caso de Federico le facilitaba bastante este tipo de formato. Encerrarnos un fin de semana en un parador, que fue el de Segovia.
En el libro hablan un poco de todo, y también desvelan como se conocieron
Nos conocíamos por habernos leído. Yo había leído ‘La Dictadura Silenciosa’. En esa época yo vivía en Aragón, conocía las corruptelas del sistema autonómico y ahí se describían bien, no solo el felipismo, sino lo que habían sido los gobiernos autonómicos en Vascongadas y Cataluña.
Y a él le pasa lo mismo, lee ‘La Ocasión Perdida’, publicada el año 1997, cuando yo traduzco del ruso una serie de documentos y entonces Federico lo lee y dice ‘es un gran libro’. ¡Y no nos conocíamos! Coincidimos en la cafetería del Palace. Poco después se hizo cargo de ‘La Linterna’ y me llamó para colaborar.
Fue casi un encuentro por casualidad…
No creo en las casualidades, ese es un tema en el que yo veo más providencia.
Hay un paralelismo entre ambos, los dos estuvieron a punto de perder la vida
Los dos paralelismos comienzan en nuestro origen, humilde. En los dos casos hay familias que han vivido la Guerra Civil, que creen que sólo se puede superar el tema trabajando mucho y unos hijos que creen que tienen la obligación de estudiar y ser más de lo que fueron sus padres, porque es lo que quieren sus padres. Hay paralelismo también en que el esfuerzo de ambos se canaliza en el ámbito educativo y cultural. Y luego hay otro paralelo en el hecho en el que los dos podríamos no estar en el mundo en estos momentos. Federico, un atentado del que se salva milagrosamente. Y, en mi caso, yo paso por dos experiencias de fusilamiento que, a Dios gracias no llegaron a culminarse.
En su caso le salvó la casualidad de unos textos bíblicos
Ya digo que no creo en la casualidad. Este es un tema en el que discrepamos Federico y yo. No cabe duda de que sin una cadena de casualidades, ambos habrían muerto. A mí me habrían fusilado.
En el libro habla del sandinismo de Nicaragua…
Tanto Federico como yo venimos de la izquierda. En el caso de Federico se rompe al ir a China y ver lo que es China y en mi caso se produce con la revolución sandinista, y voy a Nicaragua y veo lo que es. Hasta ese momento pensaba que el sandinismo era la tercera vía entre el comunismo soviético y el capitalismo imperialista.
En el libro lo define como dictadura, aunque había varios partidos y comenta que había más libros de Gorbachov que de Sandino…
¿Qué te encuentras en Nicaragua?
En Nicaragua me encuentro una dictadura con control de los ciudadanos, propaganda a todas horas, una televisión llena de discursos íntegros de los líderes sandinistas, reportajes sobre la agricultura en la Alemania del Este y luego, al final, te metían una película española de Rocío Durcal, pero hasta que llegaba Durcal era angustioso. Había mucho miedo. Y cuando quise comprar una biografía de Sandino y en toda Managua no encontré ninguna de Sandino y en cambio había folletos de Gorbachov y todos los líderes soviéticos.
La vivencia en Nicaragua me demostró que no estaba claro quiénes eran los buenos, pero sí quienes eran los malos. Era un sistema perverso, como el polaco, cuando oficialmente había otros partidos, pero el sistema estaba diseñado para que las elecciones las ganaran solo los sandinistas, hasta 1990, cuando la presión internacional forzó que hubiera elecciones con observadores.
En un momento del libro comenta que ‘la Constitución del 78 ha muerto’
Creo que una de las peculiaridades de la historia de España, es que los regímenes se mueren antes de enterarse. El franquismo estaba muerto antes de morir Franco, la Monarquía canovista estaba muerta antes de la proclamación de la II República y la II República estaba muerta antes de que estallara la Guerra.
El régimen de la Constitución del 78 ha muerto. El disparo de esa muerte se produce el 11-M, pero la muerte viene con el Estatuto de Cataluña. Sobre todo porque las fuerzas constitucionales no responden de manera adecuada. Que ETA esté en las instituciones, que el Parlamento Catalán emita una declaración de soberanía, no es más que una consecuencia de todo lo anterior. Pero el sistema está muerto.
En el libro se refieren a sí mismos como ‘liberales’ con frecuencia. Ahora parece que toda la derecha se sitúa bajo la etiqueta liberal. Desde La Razón al ABC, hasta el Partido Popular dicen todos que son liberales, desde Haider en Austria hasta Vladimir Zhirinovski en Rusia… ¿qué criterio identificaría al verdadero liberal?
Yo no creo que ni el ABC, ni La Razón ni el Partido Popular sean liberales. Yo soy un liberal que escribe en La Razón, seguramente habrá liberales que escriben en ABC y habrá liberales en el Partido Popular.
La Razón tiene una inspiración más situada a la derecha, con un peso católico importante. El ABC es también de derechas y con carga monárquica y el Partido Popular forma parte de un aparato de partidos, desde aquel congreso de Valencia.
Cuando la democracia se sustituye, en vez de por la defensa de la libertad, en la idea de que porque a mí me han votado, puedo hacer lo que me dé la gana durante 4 años. Eso no es democrático, eso es despótico. Cuando el Estado se queda con la libertad de los ciudadanos, en frente siempre va a tener a los liberales. Siempre hay que desconfiar del poder, eso lo sabe cualquier liberal. Es garantía de que nuestros hijos tengan libertad.
Jefferson decía que la democracia podría sobrevivir sin partidos, pero no sin periódicos. Aleksandr Solzhenitsyn, decía que el socialismo se quedaba con las propiedades privadas porque sin propiedad un hombre no puede ser libre, estaba expresando un pensamiento liberal.
Hay un tópico sobre usted que dicen que ahora se mete con la Iglesia Católica, porque antes no le dejaban al estar trabajando para la COPE
Mi visión de la Iglesia Católica, que creo que es acertada, es importante matizarla:
En lo que se refiere a la libertad, yo voy a defender siempre la libertad de los católicos. Que puedan libremente practicar sus ritos, manifestar sus opiniones, yo voy a estar siempre de su lado. De modo que si el Gobierno decide que la gente no puede ir en profesión, cierra capillas en universidades o ridiculiza los puntos de vista católicos, pues aunque no sea mi visión, yo voy a defenderles.
Pero hay dos aspectos en los que yo sí soy crítico con la Iglesia Católica. En que yo creo que las confesiones religiosas, como los partidos políticos, los sindicatos y la patronal, tienen que ser mantenidos únicamente por sus fieles. El otro aspecto con el que he sido siempre muy crítico es con el papel de la Iglesia Católica en su respaldo a los nacionalismos catalán y vasco, incluido el terrorismo. Me causa una profunda indignación. Si en vez de darlo la Iglesia Católica, lo hiciera la islámica, me causaría la misma indignación. No es de recibo una política de protección al nacionalismo vasco y al terrorismo por parte del clero vasco, me indigna. (…)No se puede negar que aquellos países que quedaron descolgados de la reforma protestante del siglo XVI se quedaron descolgados de una serie de valores que no se dan en esos países. El concepto de trabajo, que recuperan los protestantes, en el que el trabajo ya no es un castigo de Dios, que Adán ya contestaba antes de ser expulsado del paraíso, pues marca que la visión del trabajo que tenga un nórdico o un inglés sea diferente a la de un español o un italiano. (…)
Ese protestantismo, es desconfiando, por eso es la raíz del liberalismo. Por eso cree en la división del poder, porque el poder concentrado tiende al mal. Eso hace que el poder se divida, que es el sistema de la división de poderes. Por eso es democrática la Constitución de los Estados Unidos que es modularmente protestante, como son todos los padres fundadores. En el sur de Europa no sucede eso, se cree en una institución piramidal que es la Iglesia Católica, que nunca se equivoca. Y mientras en el norte protestante se decapita a un Rey y se crean las monarquías parlamentarias, en el Sur se concentran las monarquías absolutas. Al final eso pesa mucho sobre los ciudadanos. Eso lo vemos todavía el día de hoy. La mentira hunde a un político en un país de sociología protestante, en un país de sociología católica no. La corrupción hunde a un político en un país de sociología protestante. No hace mucho una ministra sueca, por cargar el precio de un fular a su ministerio tuvo que dimitir. (…) También la mentalidad de estar con los tuyos aunque no estés de acuerdo. «No estoy de acuerdo, pero antes con mi partido, que con los otros».
Hablemos de su trayectoria mediática. Cuando Jiménez Losantos pasa a ‘La Mañana’ y José Apezarena a ‘La Linterna’, se produce un choque porque Apezarena prescinde de usted
No creo que hubiera un enfrentamiento. Lo que se produce es un pacto en que Federico dirigiría ‘La Mañana’ manteniendo al equipo de Luis Herrero. Y Apezarena mantiene al equipo de Federico en ‘La Linterna’. Federico cumple su palabra y Apezarena cumple la suya salvo en mi caso. Federico luego ha contado que cuando Apezarena decide echarme de ‘La Linterna’, que estaba en su derecho, pues en ese momento pensó que me había echado porque yo iba a acabar dirigiendo ‘La Linterna’.
Antonio Casado dijo en Periodista Digital que fue usted quien decidió prescindir de él. Sería comentable si el motivo hubiera sido político
En el caso de Antonio, yo creo que estuvo conmigo una o dos temporadas. Cuando yo entré mantuve el elenco en términos generales y Antonio estuvo conmigo alguna temporada. En un momento determinado decidí prescindir de él, pero no fue del único. Fui cambiando de tertulianos.
En septiembre de 2005 entran Baldasano y usted en el consejo de Libertad Digital reemplazando a Julio Ariza y a Viladrich. Ese es el único punto objetivo que tenemos sobre ese cambio, en el que hubo muchas especulaciones, que si Cascos, que si Florentino Pérez…
No lo sé. Sí puedo decir que yo entré en el consejo porque Federico me ofreció entrar. Nunca me espero ninguna de las propuestas, siempre logra sorprenderme. Él me ofrece entrar en el consejo. Pero el motivo por el que sale otra gente, eso ya no lo sé.
En noviembre de 2011, usted fue el primer locutor que habló en su programa de la fuerte crisis en Intereconomía, y hay quien lo interpretó como una réplica a que en el día anterior habían criticado a Jiménez Losantos en ‘Dando Caña’
Recuerdo que la noticia que yo di sobre Intereconomía fue porque nos llegó información por el futuro de una parte de la plantilla. Y dije que lo sentía mucho porque, aunque no es lo mismo el grupo Libertad Digital e Intereconomía, pero sí hay coincidencias.
Juan Carlos Girauta fue colaborador suyo y luego escribió un artículo contra usted en El Mundo
Juan Carlos entra en ‘La Linterna’ y después en otros programas de la COPE gracias a mí. Cuando yo formo el equipo de contertulios, yo había leído cosas de él que me habían gustado y le llamé por teléfono. Y recuerdo que se me echa a llorar. Y me dice que le he salvado la vida porque le iba muy mal en ese momento y pensaba desvincularse de los medios. Incorporé a Giarauta y daba muy buen resultado y en vez de venir un solo día, venía dos días.
Y en un momento determinado, cuando se empieza a rumorear que yo me marcho con Federico, pues Juan Carlos empieza a distanciarse. En un momento determinado, ya al final de mi última temporada en ‘La Linterna’, me pide que le deje entrar en las tertulias por teléfono. Tengo que recordar que COPE era quien le pagaba los viajes. No era un sacrificio adicional para él. Yo le dije que no, que en nuestra tertulia no hacíamos eso. Girauta entonces, a otro de los colaboradores les dice que se quiere ir del programa y, a continuación, escribe un artículo como si fuera una víctima. Me he preguntado muchas veces si Juan Carlos, en un momento determinado dijo ‘este se va a ir y a mí me interesa quedarme en COPE’. Porque, en efecto, él siguió colaborando con COPE al año siguiente, en varios programas con buena remuneración en justicia y por eso decidió desengancharse de la persona que se iba. Si es ese el caso, se podía hacer de manera más elegante.
En el caso de Pío Moa…
El caso de Pío Moa es distinto. Moa es absolutamente desconocido hasta que yo leo su primer libro de la revolución de Octubre y lo recomiendo en ‘La Linterna’. Federico lo lee y dice ‘me ha gustado mucho’, recomendamos el segundo libro que era ‘La Segunda República vista por sus protagonistas’ que era un libro todavía mejor que el anterior y, a partir de ese momento Federico y yo le hemos invitado y entrevistado porque ha hecho una labor bastante correcta en cuanto a revisar la Segunda República. Hasta ahí el trabajo de Pío Moa es óptimo, al que se le había juzgado de manera muy sectaria, yo escribí entonces varios artículos defendiéndole de ataques canallescos en La Razón titulados apología pro-Pío.
Ahora, más allá del periodo de la Segunda República, yo creo que la memoria historiográfica de Pío Moa es deplorable. No tiene ni idea de muchas de las cosas de las que habla. Sus visiones de España una vez se aleja de los años treinta me causa estupor. Demuestra una ignorancia de las fuentes que me deja estupefacto, en el periodo del franquismo comete errores gravísimos. (…) El gran error de Pío Moa es que siendo excelente en el análisis de un periodo histórico, ha pensado que puede pontificar sobre otros aspectos. Yo sé griego, pero no puedo extraer muelas. Y no merma nada mi conocimiento de griego que no me ponga a extraer muelas cariadas como ha hecho él.
Además en un momento determinado Libertad Digital tiene mucho malestar porque el escribe frases difícilmente tolerables sobre los homosexuales. Y yo soy contrario al matrimonio homosexual y a la política de Zapatero de sumisión al ‘lobby gay’, y otra cosa son las frases intolerables que Pío Moa escribió sobre los homosexuales. Eso provocó la marcha de José María Marco que se siente muy ofendido porque se escribiera eso, y creo que tenía toda la razón.
Y en un momento determinado Pío Moa se agarra un rebote y, sin que nadie le diga nada ni le invite a marcharse, se va. Pero ha seguido colaborando con un programa de esRadio, que es el de Luis del Pino. Nadie de Libertad Digital le ha dicho a Luis del Pino ‘deja de contar con Pío Moa’. Pío Moa juega al perseguido, a la víctima y al mártir y por nuestra parte no ha habido persecución sino una tolerancia que alguno podría considerar excesiva.
En vuestro libro hay un ataque al director de Infocatólica… [Losantos le llama a Luis Pérez Bustamante «hijo de puta»]
Pues el caso del director de Infocatólica no se me ocurriría nunca calificarlo como una traición. Aquello que decía Napoleón de que ‘desde Judas no había habido mayor traidor hasta Bernardotte’, pues no lo voy a decir yo. Lo que es es una persona muy ingrata. Una persona muy complicada y tiene una escasísima formación para llevar a cabo la tarea que lleva. No tiene el Bachillerato. Dicho lo cual, durante muchos años yo le ayudé mucho porque tenía una situación muy complicada. (…)
La traición es diferente a la ingratitud. Hay gente a la que has estado manteniendo (…) Y tú les has estado procurando trabajo durante años y esa persona en un momento arremete contra ti, pues no necesariamente es una traición. Y además es el tipo de ingrato que mencionaba Ramón y Cajal, el ingrato que no agradece lo que haces y el que se venga por lo que haces.
¿Cuales sí serían caso de traición?
Cuando yo decido marcharme de COPE, hay gente que decide quedarse en COPE, yo creo que ahí no hay ninguna traición. Es gente respetable y he seguido manteniendo relación con ellos.
Hay otro tipo de personas que, estos sí son traidores, que son los que, una vez saben que te vas a ir, se dedican a espiar tus movimientos para informar a la gente de dentro.
Cuando te encuentras que una persona que te habla constantemente de la lealtad y de lo mucho que te aprecia y luego resulta que está entregando informes a la casa sobre lo que haces, eso es algo muy distinto. Ahí si puedes hablar de algo peor.
¿Estamos hablando de cierto catedrático?
No. No. Pero sí hubo un catedrático que colaboraba conmigo, que en un primer momento me dijo que se quedaba conmigo, pero luego decidió quedarse en la COPE porque se lo pidió un cardenal. Pero eso tampoco lo veo como una traición. Eso es legítimo. Y con esa persona he seguido manteniendo relaciones cordiales.
¿No le han intentado fichar para una tertulia de televisión?
Lo han intentado, pero no me he dejado. Yo tengo un horario muy disciplinado, escribo todas las mañanas hasta la una. (…)
En el libro diálogo Boadella-Dragó, hubo mucha polémica por una revelación de Dragó, usted en el libro cuando rozan lo íntimo para en seco y dice ‘no es caballeroso’…
Lo pasamos muy bien. Y la persona que iba lanzando preguntas, en un momento determinado dice ‘vamos a hablar de mujeres’ y yo dije ‘no’, de esto no hablo porque no me parece caballeroso. Si quieres hacer de tu vida íntima un negocio hay pruebas de que puede ser algo lucrativo en este país. Es más, yo terminé hace unos meses mis memorias y salvo algún episodio de enamoramiento infantil, he omitido todas esas cosas. Y alguna persona me ha dicho ‘pues yo quería leerlas precisamente por eso’.
¿Tiene en mente publicarlas?
Estoy encontrando una gran resistencia en las editoriales. No es seguro, pero es muy probable que termine lanzándolas en formato de libro electrónico.
¿Serán memorias con autocrítica como las de Napoleón o memorias tipo ‘yo soy bueno, todos los demás malos’ como dicen de las de Azaña?
No sé si esa clasificación es del todo correcta. Lejos de mi ánimo compárame con Napoleón o con Azaña. Pero yo en mis memorias reconozco muchos errores. Son extensas, 800 folios. Pero yo creo que son unas memorias donde existe una continuada consecución de errores. Yo reconozco que me he equivocado muchas veces y que, eso sí, procuro aprender de los errores que cometo, pero por mi propia naturaleza hay errores que sigo cometiendo.