La escritora Almudena Grandes contra la magistrada Mercedes Alaya

«Una madre de familia que no revela cansancio, o no es humana o no es de fiar»

"Al menos, la verdad sobre Alaya reconfortará a las mujeres imperfectas de España"

"Una madre de familia que no revela cansancio, o no es humana o no es de fiar"
Almudena Grandes y Mercedes Alaya. PD / EP

La Fiscalía Anticorrupción reprochó contundentemente a la jueza Mercedes Alaya, encargada de la instrucción de los ERE fraudulentos financiados por la Junta de Andalucía, ya que dos de los delitos de los que se le imputan a los seis empresarios involucrados han prescrito. Dos de estos empresarios, además, son hermanos de la ministra de Empleo, Fátima Báñez.

La magistrada Alaya se encuentra ahora inmersa en la instrucción del caso Mercasevilla, y la Fiscalía Anticorrupción ya había advertido en varias ocasiones por los retrasos en la investigación judicial de estos asuntos, además de no estar de acuerdo en otras de las decisiones adoptadas por Alaya en el caso.

Con esta perspectiva, la acciones de la jueza en cuestión con respecto de este caso siguen dando de qué hablar. Y en esta línea ha aparecido este 4 de octubre de 2013 la opinión de la escritora Almudena Grandes, en su columna semanal para la cadena SER, a través de la que ha optado por el asunto de justicia y en especial en referencia a la propia Mercedes Alaya.

El espacio matutino de la emisora de Gran Vía, ‘Hoy por hoy’, dirigido y presentado por Pepa Bueno y Gemma Nierga, acogió las punzantes palabras de la escritora —AUDIO–: 

«Era la mujer perfecta. Por su tenacidad, por su resistencia, por su peluquería, por su maquillaje, por su habilidad para combinar prendas y complementos al entrar en su juzgado como si avanzara por una alfombra roja. Abanderada de una feminidad empachosa, su estética empezó a inquietarme mucho antes que su ética. Una madre de familia, con un empleo exigente, cuyo rostro jamás revela el menor signo de cansancio físico a las ocho de la mañana, o no es humana, o no es de fiar.

Ahora ya tenemos indicios contundentes de que Mercedes Alaya no es de fiar. La Fiscalía Anticorrupción la ha censurado con una dureza insólita, por haber dilatado sin motivo la instrucción del caso Mercasevilla, hasta lograr que prescribieran los delitos de dos imputados, que casualmente son hermanos de la ministra de Empleo, Fátima Báñez.

Les prometo que no voy a hablar de los jueces todas las semanas, pero comprenderán que hoy me pregunte, ¿y ahora, qué? La trayectoria previa de Alaya y este nuevo escándalo consolidan la impresión de un estado donde el poder judicial parece directamente sometido a los dictados del gobierno. ¿Se puede llamar a eso democracia? El viernes pasado me acordé de Cicerón. Hoy, recuerdo a Montesquieu. ¿Y el próximo? Al menos, la verdad sobre Alaya reconfortará a las mujeres imperfectas de España, todas esas madres con ojeras que salen de casa sin haber tenido tiempo para peinarse, y se pintan de mala manera en la parada del autobús».

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Autor

Juan F. Lamata Molina

Apasionado por la historia en general y la de los partidos políticos y los medios de comunicación en particular.

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