UNA ENTREVISTA CONTROVERTIDA

La encerrona de Isabel Gemio al arruinado Amando de Miguel trae cola

La periodista tuvo en sus micrófonos al conocido sociólogo, caído en desgracia desde que la crisis le dejó con la cuenta en números rojos y una hipoteca colosal. Y le metió el dedo en el ojo

Este domingo el suplemento Crónica de El Mundo sorprendía a propios y extraños desvelando la situación en la que se encuentra Amando de Miguel. El famoso sociólogo reconocía en una entrevista que está en la más absoluta ruina. No tiene dinero para encender la calefacción, solo puede gastar 25 euros al mes en la cesta de la compra, se ducha con agua fría, tiene un BMW que solo coge para acercarse hasta la parada del autobús y se reconoce como un «menesteroso». —«Soy un menesteroso, no tengo ni para calefacción»

Amando, con una larga carrera a las espaldas y con más de 150 libros publicados, ha sido uno de los miles de españoles atrapados en la burbuja inmobiliaria. Se compró un lujoso chalet en plena sierra madrileña que le costó dos millones de euros, que ahora se ha convertido en su calvario, y será en las próximas fechas desahuciado por no poder hacerle frente.

Los 2.000 euros que percibe como pensión de jubilación de la universidad más el dinero que recibe en colaboraciones en prensa y conferencias son insuficientes para llegar a fin de mes, ya que su dinero se va en la pensión que le tiene que pasar a su ex mujer, la ayuda que le da a su hijo en paro y el sueldo de la señora de la limpieza y el guarda de seguridad. Y sus últimos cuatro libros escritos descansan en la despensa a la espera de editor. Su último recurso es deshacerse la amplísima biblioteca que atesora, que está puesta en venta por 225.000 euros.

El sociólogo, que reconocer haber vivido por encima de sus posibilidades y estar en dificultades «por una casa absurda y una biblioteca absurda», fue entrevistado el domingo por Isabel Gemio en su programa de Onda Cero. La locutora extremeña pecó de falta de sensibilidad al abordar un tema tan delicado.

Sobre todo por una concatenación de preguntas, a cada cual más desafortunada: ¿Cómo has llegado hasta esta situación? ¿Con tu pensión te daría para vivir? ¿Cómo hemos llegado hasta aquí? ¿Pero cómo vas a poder vender los libros si ya no se venden ni las casas? ¿Tienes problemas para comer? ¿No te ayudan tus amigos?

Además agasajó a su invitado con expresiones como «a mí ésto me impresiona» o «te tienes que bañar con agua fría», y remató al sociólogo con una petición al oyente tipo años sesenta: «A ver si algún sociólogo en una situación diferente a la tuya te quiere comprar los libros». Le faltó abrir teléfonos para que los ciudadanos le ayudasen con veinte euros. Y luego acusa de caer en el morbo barato a Sálvame…

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