Fernando Ónega: El juancarlismo que se deteriora se ha reencarnado en ‘Felipismo'
Fernando Ónega (Mosteiro, Lugo, 1947). periodista y autor de los libros ‘Puedo prometer y prometo’ y ‘Juan Carlos I, el hombre que pudo reinar’ es una de las principales figura de las crónicas de la Transición.
Ónega fue director de Relaciones Externas de la cadena de TVE, además de presentador de informativos de Telecinco y Antena3. Actualmente es colaborador habitual de varios espacios tanto en televisión como en radio.
«Gallego y periodista aunque no sé por qué orden», tal y como él se describe, ha sido el primer periodista que entrevistó a Don Juan Carlos tras su abdicación.
Por ello y por la publicación de su último libro ha mostrado este lunes 19 de enero de 2015 en el programa de ‘Rojo y Negro’ su punto de vista sobre la monarquía actual con Felipe VI y la pasada con su padre, además de todo lo referente a la abdicación del mismo:
Fernando Ónega: Es una larga sucesión de cosas: la monarquía estaba bajo mínimos y el Rey sabe escuchar, es una razón política. Se puede decir que el Rey fue echado por el pueblo, exagerando un poco las cosas. Su estado físico mermaba su capacidad de actuación y empezó a sentir una extraña soledad, la del poder junto a la de su propia enfermedad y un cierto aislamiento del gobierno que ya no contaba con él como lo hacía antes.
Además, había perdido reflejos, no estaba en condiciones y eso se demostró en el discurso de la Pascua Militar del 6 de enero de 2014. El Rey lo siente, tiene un puntito de coquetería, y al verse que no estaba en condiciones se agrava cuando empiezan las críticas. Se encuentra desolado y solitario hasta el punto de que comenta una pregunta tan dramática: «¿es que no hay nadie que me defienda en este país?» y le dice a Spottorno que vaya preparando su abdicación.
Debido a la probabilidad de que Don Juan Carlos se hubiera podido sentir solo en sus últimos años en la Corona, la cuestión es si después de todas las críticas que recibía existía alguien que le apoyase. Ónega lo explicaba:
Ha habido un cambio a su favor, cada vez tenía menos defensores. A partir de la abdicación se comienza a tener una visión más globalizada de su reinado, la cacería de Botsuana pasa a ser un incidente grave, pero el único accidente grave en cuarenta años.
Hoy hay más defensores de los que había entonces. Yo que no soy monárquico, pero sí juancarlista tengo una simpatía demostrada por su persona y su obra. Me alegraría mucho que la visión global de su reinado contribuyera a esa perspectiva de juicio.
Esas críticas han venido en parte de medios de comunicación, algo que Fernando Ónega recalca que el Rey no ha señalado a ningún periodista en particular y menos a un medio en concreto:
No dio nombres, ni se los pedí porque el Rey no se puede mojar en señalar a alguien. El momento de la cacería, el Rey nota que se ha roto el pacto no escrito de no agresión de la prensa a la persona del Rey, y eso se ha roto y es un hecho importante.
Respecto al adelanto de la abdicación de Don Juan Carlos y el mecanismo legal de la misma, el periodista lo describe claro:
El adelanto ha sido un año antes. Fue a principios del año 2013 cuando se planteó que fuera pensando en la abdicación pero sin prisas, y es después del discurso de la Pascua militar de 2014, un día después de cumplir los 76 años que le dice a Spottorno: ponte ya a funcionar.
Se adelanta una semana que llega Spottorno diciendo que Javier Zarzalejos y María Teresa Fernández de la Vega lo saben, Rubalcaba decide adelantarlo una semana y salvó que no se supiera porque se le daba importancia a que no hubiera filtración alguna.
En marzo se dice a Rajoy que hay que poner en marcha el mecanismo legal, Rajoy convoca a Soraya Sáenz de Santamaría y a Jaime Pérez Renovales. Son a las dos únicas personas del Gobierno a las que les comenta la noticia. Significa que Rajoy confía en su capacidad de discreción.
No había una ley de abdicación, conclusión: hicieron una ley para esa abdicación solamente. Se opta por ley de artículo único de trámite rápido en el Parlamento. Ahí tiene importancia Rubalcaba, que retrasa su renuncia porque quería unificar la unidad del Partido Socialista.
Sobre el tema más personal, y la relación que une al ex monarca con la llamada princesa Corinna, Ónega explicó algunos detalles de la relación entre ambos:
La relación de Don Juan Carlos con la llamada princesa Corinna es una relación larga, aproximadamente de 10 años, sostenida e intensa. Digamos que son pareja, si hay una invitación a participar en una cacería, se acepta. Iba a disparar más a los elefantes que a otro tipo de ‘tiros’. La relación con Corinna está finiquitada desde finales del otoño.
El periodista ha dado las razones por las que él cree que se haya cambiado tanto la imagen del que fuera Rey. Opina que fue debido en parte al error de la cacería de Botsuana, el caso de corrupción en la familia Real con la imputación de su hija, la Infanta Cristina, y el caso Urdangarín, entre otros:
Reconozco que ha cometido errores. Yo he descrito la biografía del Rey, de una persona humana no de un santo, que comete errores al igual que el Papa, aunque éste los confiese más.
Hay una pérdida de memoria del reinado y esa razón agravada a la incorporación de los jóvenes a los estudios de opinión. Ellos no tienen perspectiva de lo que ha pasado, entienden que un Jefe de Estado tiene que ser elegido, no les entra en la cabeza y se crea una masa crítica acompañada por los errores. Y por un detalle: Urdangarín, que lleva a la corrupción a la misma familia Real. Un petardo en la línea de flotación en la monarquía y de todo el sistema. Hizo falta mucha templanza, mucho prescindir de sentimientos familiares para apartarlo de todas las salpicaduras que estaba produciendo al Rey.
Fernando Ónega quiere ser positivo y confía en que actualmente hay un apoyo al actual rey gracias a las personas que siguieron fieles a su padre:
El juancarlismo que se deteriora se ha reencarnado en ‘Felipismo’, y se traslada según los sondeos de opinión al heredero, al Rey Felipe VI. Teniendo con indices de aceptación y con premio de que la monarquía no figure como problema para nadie.
Finalmente, y cuestionado por la opinión que ya publicó en su libro ‘Juan Carlos I, el hombre que pudo reinar’ sobre la opinión del ex lehendakari, José Antonio Ardanza, en la que decía que la abdicación del Rey hubiera sido mejor si lo hubiera hecho cinco años antes, Ónega está casi de acuerdo:
Evidentemente en cuanto a imagen sin duda, sí. Si se hubiera marchado antes, hubiera llegado más tarde Urdangarín y se hubiera evitado sus problemas de salud. Si Suárez se hubiera ido el día que se aprobó la Constitución no se hubiera enfrentado a la erosión que le supuso el socialismo. Visto en la perspectiva de ahora todo es verdad, en la de entonces él no veía ninguna razón para marcharse. Ardanza tiene razón, pero somos fácilmente profetas del pasado.