Procuraré irme sin hacer demasiado ruido y sin esperar demasiadas palmaditas
Encontramos a José Ramón de la Morena a punto de coger un avión a Colombia. En el día en el que tuvo lugar esta entrevista – 9 de febrero de 2015, pasadas las 20:00 horas-, el presentador de El Larguero hizo el programa desde los estudios centrales de la Cadena SER para coger un vuelo temprano al día siguiente que le llevó a Barranquilla.
Allí tiene previsto presentar su último libro, ‘Los silencios de El Larguero…25 años después’ y aprovechando su estancia en esa ciudad, se celebrará un campeonato para niños que organiza la LFP en colaboración con la ‘Fundación El Larguero’. De la Morena aún arrastra unos dolorosos problemas de espalda que le han dado muchos problemas en los últimos tiempos. «Ahora estoy mejor», nos confiesa, antes de comenzar la entrevista, «porque he estado tomando antiinflamatorios este fin de semana», suspira resignado.
En esta charla con Periodista Digital se observa a un De la Morena más preocupado en el futuro -y en su legado- que en el pasado: «me gustaría no dejar una trinchera como herencia», asegura. Y añade:
«Una de las cosas que me dan miedo es un chico que empieza ahora caiga en una trinchera y tenga que enfrentarse con sus compañeros»
Inevitablemente, uno recuerda sus guerras con José María García. Una lucha a cara de perro que comenzó a finales de los 80 y se prolongo en varios momentos de la década de los 90. «Competir siempre te hace mejor periodista, pero posiblemente no mejor persona. Las guerras no hacen mejor a nadie. Yo con García actué de la manera más honrada que supe, y posiblemente él hizo lo mismo porque defendía su reino y su hegemonía. Yo me rebelé contra ello»
25 años de programa y 20 liderando -recuerda nítidamente y a la perfección aquella mañana de abril de 1995 cuando le comunicaron el vuelco histórico en el EGM- pasan su factura: «la tensión te va minando por dentro y te produce un deterioro físico que la gente no lo puede entender. Hace poco me vi con Joseba Larrañaga -ex compañero suyo de la SER y en la actualidad presentador de ‘El Partido de las 12 en la COPE- y me comentaba que ahora entendía lo que era esto: la soledad, la incertidumbre, el vértigo que te produce la audiencia y la responsabilidad de no decepcionarles».
Un miedo, el de enfrentarse al micrófono, al que ni tan siquiera escapan los más grandes:
«Lo peor siempre viene al comienzo de cada temporada; en una presentación Iñaki [Gabilondo] me contó que él si tenía temor y nervios. Ahí me sentí tranquilo»
José Ramón cree saber cual es el secreto para seguir en el ojo del huracán durante tanto tiempo seguido. Aunque no se plantea echarse a un lado, sí confiesa haber pensado alguna vez en esa posibilidad, derivada de una posible pérdida de frescura y naturalidad que provoque el cansancio en el oyente:
«El día que no te sientas obligado a dar lo mejor que tienes es el día que la tentación de la comodidad te ha ganado y que debes dejarlo. Y esa tentación ha existido, pero en mí, en la propia empresa y en los oyentes. Se tienen que ir cansando. Es normal. Son los desgastes que produce el tiempo y lo tengo asumido. Procuraré irme sin hacer demasiado ruido y sin esperar demasiadas palmaditas. Espero irme con la misma discreción con la que llegué»
La situación del periodismo actual acaba por salir a relucir en la conversación. No en vano, el día que tuvo lugar la entrevista PD había adelantado la tremenda convulsión que había provocado en la SER el despido de seis profesionales de los más veteranos. Tiempos muy difíciles para los cuales encuentra una única receta: «son momentos más complicados pero no mucho más que cuándo empezábamos nosotros. El secreto es aguantar cinco minutos más que los demás», finaliza.