Carlos Herrera tiene claro que la vida política de Pedro Sánchez puede ser corta o incluso muchísimo más reducida aún en función de los pasos que dé en los próximos días.
Este 23 de septiembre de 2016, en su editorial de ‘Herrera en COPE’, le lanzaba un claro mensaje al secretario general del PSOE:
Ahora vamos a poder hacer el progre si salen adelante los planes de Pedro Sánchez. Ayer también se hablaba de su intención de llegar como sea a la Moncloa y de blindarse en su partido. Hay dos alternativas; o es una fantasmada o se ha creído que en los laboratorios se puede revivir a Frankenstein. Una fantasmada que a Sánchez le permita controlar a sus díscolos en el Comité Federal o llegar a final de plazo para formar un gobierno y poder decir que lo ha intentado y que no le han dejado.
Y se preguntaba:
O a lo mejor realmente lo que quiere es formar un gobierno con 44 partidos. Para ello tiene primero que convencer a Podemos, que está por la música, y luego convencer a los partidos independentistas para que disimulen y no se lo pongan difícil. Un pacto que pasaría de esta manera con un pacto con Podemos, PNV, Coalición Canaria y Convergencia y luego conseguir que Esquerra y Bildu se abstengan.
Aseguraba que en función de sus acuerdos, el futuro de Sánchez como hipotético presidente del Gobierno estaría liquidado:
Y es que en realidad Sánchez quiere ser expresidente del Gobierno porque si es investido presidente con toda esa basura, ¿creen que se podría gobernar España? Duraría cuatro días y después sería expresidente del Gobierno. Las terceras elecciones, si quiere llegar, serían las terceras que perdería le mismo líder del PSOE en un año, si eso es a lo que aspira. El Comité Federal puede que no se lo permita pero Sánchez tiene otras armas; preguntarle a la militancia que es tan de izquierdas como él. Para estas cosas las bases siempre votan lo que quiere oír el que les pregunta.
Remataba con una pregunta a la audiencia:
Opten ustedes ¿fantasma o farol? ¿O realmente quiere experimentar con el cuerpo de Frankenstein? Una España progresista gobernada por errejones, iglesias, rufianes, y los más sectarios que encuentre Sánchez y con le propio Sánchez de presidente… ¿cabe más felicidad?
