La agresión a un árbitro de 18 años este 11 de diciembre de 2016 en Zaragoza agota cualquier calificativo. Brutal, salvaje…cualquier epíteto se queda corto para definir lo sucedido en un partido de Primera Regional donde un colegiado recibió dos puñetazos en el encuentro que disputaban el Miralbueno contra el San Juan.
Las imágenes son tan impactantes que rápidamente se convirtieron en virales y llegaron a todos los medios de comunicación. En el tiempo de tertulia de ‘Tiempo de Juego’ de la COPE analizaron lo sucedido:
Paco González: Yo tengo una teoría. El 10% de las agresiones pueden ser fruto de una locura momentánea de un chaval y aislada, pero yo creo que el 90% es culpa de los padres y la educación que reciben esos chicos.
Juanma Castaño: Ahora que mencionas el tema de los entrenadores me sorprende que yo por ejemplo recibo insultos en Twitter de gente que pone entrenador del cadete de no se donde, insultos alucinantes, el problema no es que me insulten a mi, sino que estos tíos tienen a su cargo a 10-15 chavales y los están educando.
Albelda: El fútbol amateur está dejado de la mano de Dios. El agredido tenía asistentes, pero en categorías anteriores van solos, no tienen a nadie
Manolo Lama: Con otros hay que quitarse el sombrero. Tampoco penalicemos. Cafres hay en padres, en hijos, en monitores…[…]
Brotons: Esto tiene repercusión porque ha habido imágenes.
Albelda: Con imágenes se sienten más protegidos.
Brotons: Por eso digo que las imágenes favorecen que la gente se conciencie.
Paco González: En el fútbol es que parece que vale todo en la grada. En otro deportes no pasa. Todos hemos oído insultos a chavales que van a arbitrar por 12 euros que creo que les pagan
Tomás Guasch: Y esto pasa porque la autoridad no pasa por su mejor momento
Juanma Castaño: ¡El buenismo, Guasch! El buenismo.
Tomás Guasch: La autoridad del maestro, del árbitro, del policía, no pasa por su mejor momento. Y es un problema de buenismo y de una falta de respeto a la autoridad.
La acción a la que se refieren ocurrió en el minuto 28 del mencionado partido después de que el árbitro agredido pitara dos penaltis en contra del equipo en el que militaba el agresor. El partido quedo suspendido y el colegiado se desplazó al centro hospitalario más cercano.