Carlos Herrera ha estallado este 14 de febrero de 2018 contra la última sentencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos de Estrasburgo por alinearse con la petición de dos etarras y sancionar a España con el pago a estos criminales de 50.000 euros por supuestas torturas.
El director de ‘Herrera en COPE’ ha recordado los hechos que produjeron la detención de los dos terroristas que un 30 de diciembre de 2006 acabaron con la vida de dos ciudadanos ecuatorianos tras poner una bomba en la recién estrenada terminal T-4 del aeropuerto de Barajas.
Así definía Herrera lo que es el Tribunal Europeo de Derechos Humanos:
Suele ser un grupo de señores y señoras acariciándose las gónadas, cobrando un pastizal y emitiendo algunas extravagancias jurídico-políticas que no sólo afectan a España, sino también a otros muchos países.
Detalla cómo se produjo la decisión de ese órgano:
Han condenado a España a pagar 50.000 euros a los asesinos que pusieron la bomba en Barajas el 30 de diciembre de 2006, Igor Portu y Martín Sarasola. Dice el Tribunal Europeo de Derechos Humanos que sufrieron un trato inhumano y degradante cuando fueron detenidos por la Guardia Civil. Claro, es que esta gente tiene un carácter…, los vas a detener y los tíos se resisten. Entonces hay veces en que la Guardia Civil trata de detener de usted, con métodos versallescos. Pero también es verdad que determinados individuos insisten siempre en lo mismo.
Explica que:
Miren, una cosa es la aplicación legítima de la violencia para la detención de delincuentes y criminales y otra es utilizar la violencia en la custodia de los detenidos. Lo primero es comprensible, lo segundo, intolerable. Si en la custodia de un detenido alguien ha sobrepasado las elementales reglas que se deben observar, esa persona debe ser condenada, llamada la atención, lo que tenga previsto la penalidad correspondiente.
Y contrapone:
Pero como bien dictaminó el Tribunal Supremo, que se produzca una detención violenta y que las lesiones sean compatibles con esa detención violenta exime de toda responsabilidad, en este caso, a esos guardias civiles. Claro, esto desde Estrasburgo, tocados por la gracia áurea de López Guerra y algún que otro regalito que hay colocado en ese lugar, digamos que se ve de forma mucho más confusa.
Destaca dos cuestiones esenciales a tener en consideración:
Primera providencia, es evidente que el Estado no va a dar 50.000 euros a estos dos asesinos, en todo caso se lo descontará de la indemnización que estos tíos tienen que pagar a las víctimas, cosa que no ha hecho ninguno de esa banda de criminales. Segundo, es particularmente llamativo y aberrante que el Tribunal traslade a los acusados la carga de la prueba. ‘¡Oiga, demuestre usted que no torturó’! Bueno, ‘¿y por qué no demuestra usted que no es un imbécil?’. ‘¿Y cómo demuestro yo que no soy un imbécil?’ ‘Pues de la misma manera en la que pruebo yo que no torturé’.
Y remata al amigo magistrado de Zapatero:
Tiene un insólito historial este Alto Tribunal, que ha mostrado una exquisita sensibilidad con las peores causas y ahí siguen. Por cierto, a López Guerra, el regalito que dejó Rodríguez Zapatero en ese Tribunal y a quien Dios tenga en su inodoro, no le queda demasiado tiempo en ese Tribunal de Estrasburgo.