La ministra de Justicia, Dolores Delgado, ha negado haber llamado «maricón» a su ahora compañero en el Gobierno, Fernando Grande-Marlaska, a pesar de que se le escucha claramente utilizar esa palabra en un momento de la comida celebrada en 2009 en la que participaron ella, entonces fiscal de la Audiencia Nacional, junto con Baltasar Garzón, el comisario en prisión José Villarejo y otros miembros de la cúpula policial.
En la grabación de aquel encuentro, difundida por el diario digital Moncloa.com, se puede escuchar este diálogo:
Villarejo: «Ese maricón que tienes al lado lo sabe, que yo sí que soy amigo incondicional como creo que intuyes. Lo que necesites, lo que haga falta».
Garzón: «En eso estamos».
Delgado: «¿Puedo contar lo de éste?».
Garzón: «Sí».
Delgado: «Un maricón».
Villarejo: «¿Quién es maricón?».
Delgado: «Marlaska».
Tras la intervención de Delgado, fuentes de Justicia han indicado que la ministra no ha querido negar que la expresión «maricón» se refiriera al hoy ministro. Lo que ha querido es indicar que la palabra fue «un insulto fuera de contexto» que no se empleó como «expresión homófoba referida a su condición sexual».
Todo este saineteha sido un festín para Carlos Herrera que ha dejado un editorial demoledor a las 8 h en COPE:
«El problema es negar las evidencias que dice ‘no, no y no’ y al decir sí, sí, y sí»
«Es una ministra de la que no se sabe cuando dice la verdad, y ese es el problema. El comentario que hizo retrata a esta señora que es una sectaria de tomo y lomo pero que esté tranquilo porque pertenecer a la izquierda le da superioridad moral para no ser crucificada. «Si lo de maricón lo hubiera dicho Soraya o Cospedal, las feminoides le montan una intifada en Chueca. Pero estas están calladas como puertas».
Herrera también se ha referido a la publicación de El País sobre Villarejo. «Si no me sacan pronto, habrá novedades a finales de septiembre. Y la traca final… antes de Navidad».–Villarejo amenaza con “una traca final”—
El comisario jubilado José Villarejo alardeó este verano ante sus compañeros de la cárcel de Estremera, donde duerme desde el pasado noviembre, de su agenda para airear la munición inflamable contra políticos, jueces y fiscales que grabó durante más de dos décadas con su micrófono espía.
El comentario de este policía acusado de pertenencia a organización criminal, cohecho y blanqueo de capitales desconcertó a los reclusos del módulo donde cumplen condena miembros de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, según relata uno de los internos.