Menos mal que Gemma Nierga no se ha cansado de repetir que ‘no blanquea’ a Jordi Cuixart, si llega a querer le propone al Papa que lo canonice.
Cuando a un periodista se le acusa de querer blanquear a una persona que está acusada de algún delito, suele hacer referencia a que está intentando que su persona ‘caiga bien’ al público y provocar cierta empatía entre el acusado y la opinión pública.
Y difícilmente se podrá negar que esa era la intención de Gemma Nierga en el programa ‘El Suplement’ que conduce Roger Escapa de este 2 de marzo de 2019 en el que presentó a Jordi Cuixart, acusado en el juicio por el ‘Procés’ como un mártir que luchaba por los débiles contra los poderosos (identificando al estado español como los poderosos) y que eran tan majo que hasta sus ex novias le adoraban (sí, sí, hasta de eso habló Nierga en el programita de la radio de TV3). —Gemma Nierga: «Cuixart ha trobat la tranquil·litat de defensar els ideals en què creu»—
Nierga aseguró que se emocionaba recordando su charla con él, que había cantado junto con él canciones de Ana Belén y dejó entrever su lamento por que no estuviera en libertad:
«Quería una entrevista [con Cuixart] sin límites y sin barreras. No hubo límites, porque ni yo, ni Cuixart, ni Omnium pusimos límite alguo, pero sí hubo una barrera, una barrera de vidrio, una barrera de libertad. ¡Esa sí que es una gran barrera!»
Nierga también se acordó de Periodista Digital. Está muy dolida porque en PD se titulara que ella quería ‘blanquear’ a Cuixart.
«Esta semana se ha utilizado mucho el tema «blanquear», «Nierga intenta blanquear a Jordi Cuixar» o sobretodo refiriéndose a la presentación de Madrid con Ferreras, Évole y Pepa Bueno y lo que tiene positivo que estas tres personas presentan un libro. Se dijo que «queríamos blanquear su imagen», «blanquear la imagen de un golpista». Creo que no les hemos dedicar [a las críticas] ni un minuto más».
Pues para no querer hablar de las críticas, empiezas todas tus entrevistas sacando ese tema, ya lo hiciste en ‘Al Rojo Vivo’ y lo repites en Catalunya Radio. ¡Cómo le gusta el victimismo, Sra. Nierga!
Pero por ir a fondo. Dice Nierga que ella no ha querido blanquear a Cuixart. Sólo hace falta escuchar el perfil que hizo de él en su intervención este sábado en Catalunya Radio para comprobar, en efecto el lado de dureza, de periodismo crítico, sacando todos los puntos oscuros que pudiera tener el personaje. ¿O quizá no? Así lo describió:
«Jordi es hijo de una murciana, Maruja, y de Antonio, que es un hombre que ha trabajado en una fábrica durante muchos años y en un momento Jordi me cuenta que su padre se castellanizó y su madre se catalanizó. Ese es Cuixart, hijo de una familia relativamente humilde (…). Y le comenzaron a hablar de Lluis Llach y de las luchas compartidas (…) y las ganas de luchar de defender a los más débiles de los poderosos. Y Cuixar identifica a los poderosos con el Estado español y por tanto para él defender a los débiles es luchar contra Madrid».
Pero no sé quedó sólo en lo idealista, fue a lo personal para acreditar lo majísimo que le parece Cuixart.
«Una de las cosas que he descubierto de Jordi Cuixart, y dice mucho de él, es que siendo una persona muy enamorada de Txell, y sabes que la Txell es una persona muy importante en su vida, tiene muy buena relación con sus ex novias. Dice mucho de él cuando una persona es capaz de hablar de sus ex novias con este amor y el hecho de que las ex novias le vayan a ver a prisión indica que has tenido que hacer alguna cosa bien. Y eso lo ha hecho Cuixart».
CON SUS PADRES NO LES GUSTA QUE LES VEAN HABLANDO EN CASTELLANO
Lo malo de creer que ‘juegas en casa’ como le pasa a Gemma Nierga en Catalunya Radio, es que se relaja y se le escapan cosas que en La Sexta no dirían. Porque queriendo explicar lo mucho que amaba Cuixart la cultura española se le escapó lo siguiente:
«A él le agradan muchas cosas de España. Es más sus padres cuando hablan entre ellos lo hacen en castellano, pero cuando ven que hay alguien delante, cambian al catalán, no sé por qué, pero no les gusta que las gente les vea hablando en castellano».
El presentador Roger Escapa se apresuró a cambiar de tema para que se obviara un detalle que rompe el relato de ‘los independentistas catalanes no tenemos nada en contra del castellano’.
Porque, o una de dos, o Cuixart y sus padres son un tanto racistillas si les avergüenza el uso público de castellano o bien consideran que lo son algunos de sus seguidores y por eso hay que impedir que les vean hablando en castellano, no sea que se vayan a mosquear (¿No decían que eran tan pacíficos e intolerables?
«ES INJUSTO QUE SE LE JUZGUE POR ESOS HECHOS»
Gemma Nierga no tiene una trayectoria independentista, es una referente del llamado buenismo equidistante en grado máximo, de esos que ponen al mismo nivel a los que intentaban disolver al Estado español con los que defendían la legalidad (al día siguiente de la DUI de Puigdemont, cuando la preguntaron si se sentía en una Cataluña independiente o en una autonomía, comentó a los de ETB que veía «una doble legalidad», ¡Toma equidistancia!), pero en esa obsesión de la equidistancia este sábado llegó a hacer la cuadratura del círculo:
Roger Escapa: ¿Tú crees que es un preso político Jordi Cuixart?
Gemma Nierga: … (Silencio de unos segundos). Mira, esta pregunta no me gusta contestarla, Roger. Porque es poner etiquetas… y decir tú crees… yo creo que Jordi Cuixart está ahí por unos hechos que se juzgan, no por unas ideas. Que sea injusto que se le juzgue por esos hechos, sí. Pero no creo que esté ahí por unas ideas. Porque esas ideas las tienen millones de catalanes que no están siendo juzgados. A mí me parece injusto que esté ahí por la acusación de rebelión, pero está ahí por unos hechos, no por unas ideas.
Nierga intenta no parecer independentista diciendo que está en el juicio por sus ideas, pero a la vez no cabrear a los independentistas sumándose a la idea de que considera injusto que esté siendo juzgado.
Los buenistas tienen que hacer estos equilibrios (que se lo pregunten a Francino, Evole, Cuní u Otero, que tienen que realizar estos malabarismos para intentar no enfurecer demasiado a un cesta de sus ‘compradores’).