¿Se ríen de nosotros con la que está cayendo? Uno ya no sabe lo que pensar cuando escucha a algún ministro del actual gobierno explicar los ‘dramas’ a los que se enfrentan desde la respectiva gestión de sus carteras.
Es el caso de Manuel Castells, que en una entrevista en la Cadena SER contaba con un halo de frivolidad el «problemita» al que se enfrentan algunos universitarios: «cuando empezó el estado de alarma se fueron alegremente a lugares más divertidos y dejaron abandonados en sus residencias y pisos de alquiler los pórtatiles, apuntes, libros…», aseguró.
No, ahora ya en serio. ¿Dónde está la cámara oculta de esta broma macabra? ¿De dónde demonios han sacado a los personajes encargados de gestionar esto? pic.twitter.com/rC34WQdo8z
— Philmore A. Mellows (@PhilAMellows) May 7, 2020
Falta por saber si Castells, ministro de Universidades a propuesta de Podemos, hablaba de casos concretos de estudiantes que le habían hecho llegar su situación o era una afirmación más genérica.
Lo cierto es que no han sido pocos a los que la crisis del coronavirus y el posterior decreto del estado de alarma les ha cogido mientras estudiaban el curso en una localidad diferente a la de su origen y decidieron regresar con sus familias a pasar el confinamiento, pero esto no significa que fueran tan despistados como para no llevarse los apuntes y poder seguir el curso.
Se da la circunstancia que prácticamente hoy todas las universidades y centros educativos cuentan con avanzados campus online que permite a cualquier poder seguir el curso sin tener que recurrir a los libros o apuntes tradicionales, pero la queja ahí queda.
Para ilustrarlo, Castells ha puesto el ejemplo de una estudiante de Talavera de la Reina con «la que intercambio correos electrónicos a diario».
La alumna de la Universidad Complutense de Madrid se dejó su portátil en su ‘huida’ porque en el domicilio familiar pretendía trabajar con el ordenador de su padre, pero estaba estropeado.
Castells intentó mediar a través del ministro de Interior, Fernando Grande Marlaska, ya que él ni manda sobre la Guardia Civil «ni quiere», que le derivó al ministro de Sanidad Salvador Illa, que rechazó que esta chica regresase a por su portátil. «Ya les he prrometido a los estudiantes que cuando lo autoricen, se podrán desplazar».