Tremenda forma de empezar un lunes, este de 25 de mayo de 2020, para Carlos Alsina, uno de los pocos comunicadores de Atresmedia que no le baila el agua de forma constante y gratuita al presidente Pedro Sánchez.
Primero no supo lidiar con una crisis sanitaria, ahora nos llevará a la económica y entre tanto se permite el lujo de sacar pecho en sus ruedas de prensa.
Alsina, muy critico y mordaz, se quedó bien a gusto desde su ‘Más de uno’ de Onda Cero:
Sostiene Sánchez que la guerra se acaba. Sostiene Sánchez que es hora de ir pensando en vacaciones. Sostiene Sánchez que de esta crisis descomunal, según la calificó él mismo, salimos fortalecidos. ‘Salimos más fuertes’, dice Sánchez. Salimos más fuertes, ¿en qué, presidente?
“Estamos a un paso de la victoria”, decía el Presidente este pasado sábado 23 de mayo de un penoso 2020. “Vamos a salir más fuertes de esta situación”, apuntalaba. Y a Alsina le hierve la sangre:
¿Qué es hoy más sólido en España que hace tres meses? ¿En qué estamos mejor que antes del coronavirus?
Veintiocho mil fallecidos después, doscientos cuarenta mil enfermos, seiscientos mil parados, tres millones y medio de personas con su empleo suspendido, miles de ellos que aún están esperando a cobrar su salario, médicos y enfermeros exhaustos, centros de atención primaria con más trabajo que nunca y los mismos recursos de siempre, el clima político agriado, el gobierno proyectando desconcierto, la inquietante debilidad parlamentaria que le lleva a ver en Bildu un socio apreciable. Fuerza progresista, los llamó Sánchez el miércoles.
Se esmera Alsina por dar más cera al Presidente, pero quizás lo mejor de su editorial en esta ocasión llega al final, a las causas de todo esto:
A Sánchez, inventor del ‘no es no’ como programa político, siempre le vale la misma explicación. La culpa, de los demás por no votar lo que él diga.
Quien votaba no a su investidura estaba bloqueando el país y poniendo en riesgo la economía. Por eso él tuvo que pactar con Esquerra Republicana. Quien vota no al estado de alarma pone en riesgo la desescalada y desprecia la vida. Por eso él ha tenido que pactar con EH Bildu. Quien vote no a los presupuestos del año 21 estará poniendo en peligro la reconstrucción y el bienestar de los españoles. Por eso le obligará a pactar con Esquerra, con Bildu, con Puigemont y con quien haga falta. Porque Sánchez a sus pactos llega siempre obligado, empujado por el PP que es quien tiene la culpa de que en su día hubiera reforma laboral y de que ahora haya que quitarla.
Al principio de la epidemia hubo cierre de filas, toda la oposición parlamentaria secundado al gobierno en la adopción de medidas excepcionales, todo el país a una, se decía. Llegaron a plantearse unos nuevos pactos de la Moncloa, nada menos. Sánchez iba a ser el presidente de la concertación nacional. Dos meses después va trampeando cada nueva votación firmándole lo que sea a quien sea.
¿Son más fuertes hoy nuestras instituciones? ¿Es más sólido nuestro país? ¿En qué?
Uno escucha la descripción que hace el gobierno de la España de final de mayo, y tiene que preguntarse por qué repite incansable que hay que reconstruirla si, según él, estamos como nunca.
Hablemos claro.
Al virus no lo hemos doblegado. Nos hemos encerrado en casa para no contagiarnos. Nunca fue una guerra y por eso no hay victoria. La mayoría de nosotros hemos esquivado el contagio. Quienes se infectaron, en el mejor de los casos, han sobrevivido. Con el esfuerzo de médicos y enfermeras que hoy están desfondados. A esto se reduce la historia de la pandemia en España. De la que sale un país dolorido y deteriorado, un país empobrecido. La historia de la recesión es la que empieza ahora.