ENTREVISTADO POR CARLOS HERRERA EN COPE

Alejo Schapire: «La nueva izquierda se ha enamorado de la censura y hoy justifica que las mujeres vayan con velo»

"La izquierda se ha vuelto identitaria. Cree en los determinismos, piensa que el color de piel es una opinión"

Alejo Schapire: "La nueva izquierda se ha enamorado de la censura y hoy justifica que las mujeres vayan con velo"

Carlos Herrera entrevistó este 9 de marzo de 2021 a un comunicador excepcional; Alejo Schapire.

Periodista argentino afincado en París, especializado en cultura y política exterior, presenta por los medios su libro ‘La traición progresista’, en el que aborda el relativismo cultural sobre lo que él llama la nueva izquierda.

Algunas de sus consideraciones sobre esta izquierda que bien conocemos en España, explicadas en COPE, giran en torno a estas ideas:

La nueva izquierda se ha enamorado de la censura y se ha convertido en una nueva inquisición en nombre del bien.

 

La izquierda, al perder su lucha por la Economía con la caída del Muro de Berlín, se traslada a las universidades. Como pierde poder del pueblo, lo va a buscar al antiimperialismo, de ahí viene su alianza con el islam político.

 

Esta alianza es muy curiosa, pero no la única. La misma izquierda que llamaba a mostrar los cuerpos hace 30 años hoy justifica que las mujeres deban ir tapadas con el velo en Occidente.

 

La izquierda se ha vuelto identitaria. Cree en los determinismos, piensa que el color de piel es una opinión. Este autoodio se ve reflejado en la multiplicidad de los nacionalismos. La persona que odia lo que es se va a refugirar en entidades a las que no vea responsables de todos los males del mundo.

 

«Tiene el mérito de ser directo y claro»

En un editorial de hace pocos días en este febrero de 2021, el diario uruguayo El País se fijaba en este ensayo sobre el cambio en la izquierda ideológica, y destacaba algunas ideas al respecto:

Alguien podrá decir que el origen izquierdista de Schapire le hace percibir a la izquierda del pasado como idealizada, ya que, en realidad, buena parte de ella jamás batalló por la libertad de expresión en Occidente.

 

Sin embargo, asiste razón a “la traición progresista” cuando señala que una parte de la vieja izquierda estaba motivada por valores universales heredados de la mejor tradición humanista occidental. Y describe bien el libro cómo, por ejemplo, muchas voces que se autodefinen “progres” incluso en nuestro continente, cuando analizan la situación en Medio Oriente, terminan alineadas con el peor antisemitismo de siempre.

 

‘La traición progresista’ no dice nada que no se sepa ya. Pero tiene el mérito de ser directo y claro, y de mostrar bien en qué se ha transformado el impulso progresista y humanista que caracterizó ciertamente a una pequeña parte de la izquierda internacional en el pasado.

 

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