Retratado.
El exvicepresidente de Gobierno, Pablo Iglesias, ha soltado una retahíla en El Ágora de Hora 25 para justificar los ataques del grupo Futuro Vegetal a las sedes del Partido Popular y del PSOE.
Iglesias aprobó esta acción ya que asegura que el origen de la democracia es el conflicto y para sustentar su postura, citó al filósofo alemán Jürgen Habermas y a los defectos en el cumplimiento de la ley.
«El planteamiento que tienen los que dicen que no se puede ir más allá del derecho es el mismo del que tienen las dictaduras», llegó a asegurar.
Pero luego de escuchar sus argumentos anacronistas de comunista trasnochado, el eurodiputado del PP, José Manuel García-Margallo, lo retrató. Indicó que es un absurdo igualar la democracia con una dictadura.
«Al final, lo que hay son dos concepciones distintas. Pablo Iglesias bebe de las fuentes marxistas es incompatible con las democracias constitucionalistas. El marxismo es la lucha de clases y solo llegará al reino de la libertad cuando haya desaparecido una clase. Eso es exactamente lo contrario de la democracia pluralista en las que hay distintas expresiones, distintos pensamientos que se articulan en la lucha de partidos. Y eso se dilucida democráticamente en una competición de acuerdo con la norma. En cuanto te sales de la norma, estás en la selva».
Además, el eurodiputado del PP dejó con el culo al aire a Iglesias por mentir al asegurar que «los Estados se hayan obligado a sí mismos en las Naciones Unidas a los objetivos de desarrollo sostenible y la Agenda 2030». Algo que no es cierto porque el pacto no es vinculante es una recomendación de acción.
«Pablo puede decir que ahora es el cambio climático, la lucha de las mujeres, las ocho horas o cualquier otra cosa que se le ocurra y decir todo el mundo puede ir a la calle y asaltar un partido político o agredir como el compañero este de Pablo, de Igualdad, que le ha dado unas manitas en un aeropuerto a las fuerzas de seguridad y les ha llamado nazi y ha dicho que les iba a quitar el uniforme por él era el responsable de Igualdad. Si empezamos a saltarnos las normas».
García-Margallo también le achacó su arrogancia y talante autoritario, al recordarle que el único que dictamina que alguien es delincuente o no es la Justicia.
«En un Estado de Derecho, solo es delincuente el que el juez dice que ha cometido un delito no el que a ti se te ocurre que es un delincuente. La huelga es perfectamente legal y no se puede comparar la huelga con hacer actos que no están amparados por el derecho».
Pero hasta Carmen Calvo cargó contra la necedad de Iglesias, al indicar que sus palabras quedan muy bien «como relato porque es emocional. Pero la historia más reciente es ordenar eso y bajarlo al terreno de la realidad».
«El origen de la democracia es el acuerdo entre todos que no se lo puede saltar nadie porque si se lo salta, juega con ventaja. Y en la democracia, ninguno de nosotros llevamos ni la razón, ni la verdad ni la ética en monopolio; la tenemos absolutamente repartida y compartida (…) Lo otro, no solamente no es viable, te queda bien como relato, sino lo que hace es devolvernos a la ingobernabilidad absoluta porque se acaba imponiendo el más fuerte».
