"Si el invento es someter al opinador al cronómetro para fingir espectáculo, sólo alcanzamos angustia expresiva, no más profundidad"
Cuando El País decidió deshacerse de Enric González enviándole a Jerusalén, quien hasta ese momento escribía una brillante columna de opinión en las páginas de televisión del diario —«Voy a echar de menos escribir mis columnas»–, la elección de su sustituto no fue sencilla. Enric había dejado el listón muy alto, tras continuar los pasos del también genial Eduardo Haro Tecglen fallecido en octubre 2005 a los 81 años.
Finalmente se optó por un intelectual en el sentido tradicional del término: el cineasta, guionista y escritor David Trueba (Madrid, 1969), joven pero sobradamente preparado, quien publicó su primer artículo en la sección Pantallas el 4 enero 2010.
Trueba, en la presentación que hacía de él el diario, aseguraba sentir cierto vértigo por la responsabilidad, pedía a los lectores «un poco de paciencia» –«lo difícil es encontrar la distancia y coger el tono»–; se consideraba más «un creador que un crítico» e intentaría que sus artículos fueran «como una ventana al mundo», donde trataría «todo lo que tiene interés» y «lo que me llama la atención»: «Estaré pendiente de lo que sucede en la sociedad, en el país, en el tiempo que vivimos, sin dejar la calle de lado».
Leer a Trueba, al igual que ocurría con Enric, es un placer, especialmente cuando su análisis se eleva a los males del periodismo.
Como en su artículo de este martes 6 abril 2010 titulado 300 segundos donde, aprovechando el estreno en La Sexta de ‘Debate: al límite’, presentado por Mamen Mendizábal –«viene a ser como una tardotertulia tras las noticias del mediodía»– escribe reflexiones como éstas:
- La principal virtud de La Sexta es a veces su peor defecto
- El deseo de mezclar la información con el entretenimiento provoca una ligereza tal que se tratan los 50.000 folios del sumario Gürtel como un haiku
- La tele ya informa mucho más de lo que pasa en la tele que de lo que pasa ahí fuera
- ‘Debate: al límite’ es un debate político comprimido en la cuenta atrás del cambio de neumáticos en boxes
- El cronómetro es más importante que el discurso, y aunque se trataron dos o tres temas de actualidad, se afrontaron desde posiciones tan previsibles que realmente le sobraron cuatro minutos a cada invitado
- Para informar de verdad se precisa búsqueda, medios y levantar el culo del plató
- Los debates son ahorro de esfuerzo y de dinero
- Si el invento es someter al opinador al cronómetro para fingir espectáculo, sólo alcanzamos angustia expresiva, no más profundidad.
- Y luego el reloj delata: 20 minutos para repasar la actualidad informativa mundial y dos horas para desentrañar los programas de cotilleo
- Convertir el periodismo de talento en cronometraje es como usar a Messi de juez de línea.