Escuela de manipulaciones y tergiversaciones, denunciadas puntualmente por los vilipendiados trabajadores de la empresa
El periodista, escritor y cantante anarquista Moncho Alpuente dedica su columna de opinión de este miércoles 7 abril 2010 —Telemía— a Telemadrid y al uso que, en su opinión, Esperanza Aguirre, presidenta de la Comunidad, hace de la cadena pública madrileña.
- De aquella Telemadrid balbuceante y entusiasta que descubría la calle, día a día, y paseaba sus cámaras por los barrios menos castizos y fotogénicos de la ciudad dando voz y plano a sus anónimos vecinos, apenas quedan vestigios en la programación de un canal que ha desembocado, bajo la tiranía mediática de Esperanza Aguirre, en una cloaca de autobombo y autocomplacencia.
- Escuela de manipulaciones y tergiversaciones, denunciadas puntualmente por los vilipendiados trabajadores de la empresa que, tras haber sobrevivido a todas las purgas, aún se resisten a reciclarse de periodistas en propagandistas y a ejercer la autocensura para no ser desautorizados y luego defenestrados por su delito de lesa deslealtad.
- Si el espectáculo decaía se podía contar con la aparición estelar de la dueña del cotarro, por ejemplo para acusar al Gran Wyoming, presentador de una cadena rival, de incitar al linchamiento, y no precisamente mediático, de su aguerrido valedor nocturno.
- La reciente equiparación de los manifestantes sindicalistas de hoy con los asistentes a las convocatorias franquistas de la plaza de Oriente hubieran recibido la aprobación de los responsables de la programación de la televisión única del legítimo Gran Hermano, el de Orwell, banalizado en la faramalla de los reality shows.
- Pero no se va a quedar la presidenta madrileña clamando solitaria en el desierto de las audiencias, pues ha sabido usar sus graciosas concesiones de nuevos canales para ampliar el coro de sus agradecidos partidarios.