A sabiendas de que pongo pie descalzo en avispero, de que mejor sería hurtar el cuerpo al cantazo y, a la manera zapateril, más me valdría mirar silbando a Santiago o la Meca con tal de no mirar a la cara ni al Sahara ni a Marruecos, me parece que algo debo decir del caso o la polvareda sobre Salvador Sostres.
Al fin y al cabo estaba allí y ahora soy involuntario y a la fuerza convidado, por más al margen que estuviera, del penoso y escabroso asunto.
Lo primero y vaya por delante es que las expresiones de Sostres me resultaron desagradables, rijosas y, fueran sobreactuadas o no siguiendo su puesta en escena de provocación epatante (recuérdese el «ataque»al español y a los hispanohablantes en Avui), instaladas en la grosería y en la zafiedad sin paliativos.
Me sentí profundamente incómodo, rehuí cualquier participación cómplice aunque se me puso delante la franela y cabizbajo y callado rehuí tomar parte de la escena donde la directora del programa, Isabel San Sebastián, que aún no había comenzado, no estábamos pues en antena ni en debate, le reprochaba sus palabras, le replicaba con cada más contundencia y desagrado y le instaba a callarse en sucesivas ocasiones. Callados y con visibles muestras de desagrado permanecimos tanto Antonio Casado como yo que , sin duda, y caso de haber estado ya programa y en pantalla, hubiéramos expresado claramente nuestro disgusto.
Eso me parece lo que dijo Sostres. Escabroso y soez. Pero se refirió en todo momento a sus gustos personales, a jovencitas y hasta señaló edad, 18 años. Nada pues punible. Son sus gustos, son sus expresiones y sus provocaciones. No las comparto y ciertas formas me repugnan. Pero Sostres no cometió ningún delito. E Isabel San Sebastián, para gran disgusto de bastantes, a los que les hubiera encantado poderla llevar conjuntamente con el susodicho a la hoguera, estuvo como persona, como mujer y como madre impecable y en su sitio.
Y resulta que quienes si están cometiendo un delito son sus denunciantes. Porque, aún estando ya en el plató, era en efecto una conversación privada, porque de manera ratera y miserable la capturaron, la robaron a la empresa en la que trabajan y la han distribuido ilegal y delictivamente. Han accedido a ella en función a su puesto de trabajo, han abusado de su situación y de manera rastrera y han violentando no solo la privacidad de Sortres sino de todos cuantos estábamos allí.
Si penosa , pues, es la conversación no lo es menos la catadura de quienes la difunden. Pero además hay otro factor que resulta ya verdaderamente repulsivo. Y no es otro que esta Santa Inquisición progre que de inmediato se ha levantado escandaliza, rasgándose las vestiduras, dando alaridos morales y éticos.
¿Pero no son ellos los que aplauden el aborto a los 16 sin consentimiento, vale, ¡que logro! con «conocimiento» paterno y no son ellos los que defienden el suministro sin receta medica de la píldora poscoital a los 12 años? Y resulta que ahora hay que lapidar a un señor porque en conversación privada señala, todo lo rijosamente que se quiera, que le gustan las de 17 o 18. ¿Pero qué coño es esto?.
Pues es, simplemente, un capítulo más de esta cruzada presuntamente progresista, de autentico ejército de salvación que pretende conducir a la hoguera a todo aquel que no humille no ante sus valores, que no es eso, sino ante sus anatemas, sus envoltorios publicitarios.
Porque ellos si que pueden ser todo lo zafios que deseen, todo los groseros que les venga en gana, de Gran Hermano hasta los programas basuras, pero sus gorrineras serán de inmediato transformadas en impolutos experimentos sociológicos e innovaciones televisivas. Porque ellos tienen bula y ya pueden hacer , decir o ensuciar lo que quieran, que ellos siempre quedaran limpios. Porque a sí mismo se han dado el carné y lo suyo será no nunca maligno pecado sino simpática transgresión. ¡Que chollo!
P.D. Se perfectamente que lo mejor para mi hubiera sido permanecer callado. Pero ni estándolo me he librado ya de las pedradas. Ayer hasta hube de cerrar mi blog a comentarios pues salió ya una turba de valientes, emboscados en la impunidad y el anonimato, al insultarme y a mentir con el mayor descaro proclamando mi culpa en el suceso.
El decir llanamente lo que pienso me costará que algún viejo conocido me retire con un mohín de disgusto la palabra, que otro me admonice por haber caído del lado oscuro de la fuerza y abandonado la verdad absoluta y la autoridad moral que él posee en exclusiva y a las cuadrillas de la porra del nuevo Santo Oficio no les hará falta excusa mejor para escupirme como bicho inmundo y hediondo.
Creyéndose todos ellos que la colonia de su moralina huele a rosas. Pues no , apesta a mentirosa, torticera e hipócrita.
Pero la verdad es que uno está pensando en hacerse progre. Es que tiene muchas ventajas, oye. Lo escribiré otro día
[La mirada del lobo] P.D Próximas presentaciones de «La mirada del lobo»: día 26 de noviembre, 20 horas, en Vigo, Foro del Faro de Vigo, donde pronunciaré una conferencia. Día 4 de diciembre, en Jadraque (Guadalajara) al ladito de mi Bujalaro y en la tierra a la que pido prestados sus paisajes como escenario. Día 14, martes de diciembre: Sala capitular del Ayuntamiento de Toledo. Hoy jueves, jueves, entrevista televisiva, en Intereconomia. A las 12,30 horas .
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