El siempre irónico, crudo y descarado David Torres, columnista de ‘El Mundo’ está fascinado con la última de Hugo Chávez, el dictador venezolano.
Algunos de sus comparsas en el programa «Aló, presidente», presentes donde se estaba grabando el programa, se quejaron de que el Banco Provincial, del Grupo BBVA, no les concedía los créditos que pedía. —Chávez amenaza al presidente de la filial del BBVA con la expropiación—
El déspota exigió que le pusieran con el máximo responsable de esa entidad y le amenazó en directo: «O cumple las leyes y los decretos o me vende el banco».
Desde el otro lado del hilo telefónico le contestaron que el banco no estaba en venta.
Claro, Chávez estalló. Le había llevado la contraria.
«Tenga mucho cuidado de lo que dice porque se lo puedo expropiar ahora mismo».
Torres en su columna titulada «Atracar un banco» explica que el show de Chávez parecía una versión de los que monta «Telecirco» a diario.
Y con su guasa y picardía habitual hacía una sugerencia al empleado de Berlusconi:
«Si Vasile contratara ‘Aló, presidente’, podría despedir a Jorge Javier Vázquez, a Belén Esteban, a Matamoros, a María Antonia Iglesias y a toda esa corte de los milagros con que transforma diariamente su burdel catódico en un Bacon viviente».
En este sentido, insistía:
«Cinco minutos de Chávez guardan más telerrealidad que tres temporadas completas de Gran Hermano, incluidos tarugos durmientes, rameras en rebajas y la Milá vestida con uno de sus cruces exclusivos entre extraterrestre y lagarterana».
Que no le quepa la menor duda a nadie de que si pudiera y le garantizara una buenas cifras de audiencia, y de publicidad, claro, porque la pasta, la pasta de la cuenta de resultados, es la que le importa de verdad, lo ficharía.
Pero no echaría a los friquis de las tardes que encarnan lo que el talentosos Jorge Javier Vázquez llama «el neorrealismo televisivo».
A él todo lo que le dé audiencia, lo mantiene. Y, por el momento, el presentador de «Sálvame» y su rebaño le es muy rentable.
VERDAD MENTIRA