Villalobos dice que llamó «fascista» a Bono en sentido «coloquial» por su «prepotencia y arrogancia»

La secretaria cuarta de la Mesa del Congreso, la ‘popular’ Celia Villalobos, ha asegurado este martes que ha tildado de «fascista» al presidente de la Cámara Baja, José Bono, en un sentido «absolutamente coloquial» y como sinónimo de dos palabras que, a su juicio, le definen claramente: «la prepotencia y la arrogancia».

En declaraciones a los periodistas, Villalobos se ha referido así al insulto que en una conversación privada con compañeros de partido, entre ellos la portavoz del Grupo Popular, Soraya Sáenz de Santamaría, ha utilizado para referirse a Bono y que ha sido captado por las cámara de televisión.

La diputada ‘popular’ ha lamentado que el Congreso de los Diputados, «la Casa de la Ley», «no respete» las conversaciones privadas y ha enmarcado ese comentario en el ámbito de lo privado. Es más, ha recalcado que utilizó ese epíteto en un sentido «absolutamente coloquial».

NO ES DE RECIBO SU ACTITUD

«Lo utiliza mucha gente y el que no lo haya utilizado en un ámbito coloquial, me imagino que estará mintiendo», se ha justificado Villalobos, antes de subrayar que hizo uso del adjetivo «fascista» como sinónimo de la «prepotencia y arrogancia» que, en su opinión, caracterizan a Bono.

Y es que, según ha explicado, no es de recibo que el presidente del Congreso haya levantado la sesión de la reunión del órgano de gobierno de la Cámara Baja cuando en este caso era ella la que estaba haciendo uso de la palabra. «No me parece un estilo excesivamente dialogante, sino prepotente y arrogante, que es en el sentido en que utilizo la palabra fascista», ha insistido.

Tras dejar claro que difícilmente se puede ser «fascista» cuando no existe el fascio, Villalobos ha denunciado que el presidente del Congreso tenga la costumbre de utilizar su cargo institucional para «algo más»: insultar al primer partido de la oposición.

En concreto, recordó que Bono llegó a «insultar públicamente» a Mariano Rajoy en una entrevista –dijo que el líder del PP es un «tesoro» para el PSOE al que habría que «mimar mientras descansa»– o a «atacar» personalmente y «cada día» al PP en temas como el ‘caso Faisán’ u otros. La ex ministra piensa reprocharle esta actitud en la próxima reunión de la Mesa del Congreso.

NO ESTOY ACOSTUMBRADA A ESTE TIPO DE PRESIDENCIAS

«Yo no estoy acostumbrada a este tipo de Presidencias, sino a Presidencias socialistas y ‘populares’ donde me he sentido representada por ellos porque han jugado muy bien su cargo institucional –ha indicado–. Pero el señor Bono, que está en otras batallas internas de su partido, no puede utilizar la institución»,

En este punto, se le ha preguntado si cree que el presidente del Congreso quiere jugar un papel importante en la sucesión del PSOE. A este respecto, Villalobos ha rehusado opinar alegando que ésa es una decisión que corresponde a los socialistas. Ahora bien, cree que está «jugando».

El enfrentamiento entre Villalobos y Bono ya se ha repetido en otras reuniones de la Mesa del Congreso esta legislatura. Fue ella quien recriminó a Bono por no consultar sus iniciativas al resto de miembros del órgano de gobierno de la Cámara Baja, tanto cuando eligió invitados para la frustrada primera lectura de la Constitución o cuando decidió emprender viajes institucionales al margen del recorte de gastos para la diplomacia (Líbano, Guinea y pronto el Vaticano).

Ese enfrentamiento tuvo este martes dos fases pues antes de que la diputada del PP tachara de «fascista» al presidente, ambos ya se habían enzarzado en la reunión de la Mesa del Congreso a cuenta de la petición de comparecencia del fiscal general del Estado por los Expedientes de Regulación de Empleo (ERE) andaluces y por los cupos para discapacitados en las oposiciones, según se informó a Europa Press en fuentes parlamentarias. De ahí que la ex ministra saliera ya visiblemente airada cuando se encontró con su portavoz.

Precisamente sobre el insulto utilizado por Villalobos se le ha preguntado este martes a Sáenz de Santamaría, quien se ha limitado a restar importancia al incidente subrayando que «se trata de una de una expresión más o menos afortunada en el ámbito de una conversación privada».

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