El manicomio cada vez es más sombrio.
Bajo el título ‘Gente que grita’, Carlos Boyero arremete en su columna de El País -el sábado 2 de julio- contra el modo «asqueroso» de hacer televisión que, según el crítico de cine, tienen cadenas como Telecinco y Antena 3.
Aunque Boyero no puntualiza los programas que le provocan «tanta alergia como miedo», lo cierto es que en su escrito se adivina una crítica a programas como ‘Sálvame’ o ‘DEC’, entre otros. Una aversión sorprendente ya que proviene de un diario que en su día se plegó a los encantos de la llamada ‘reina de la telebasura’, Belén Esteban, a la que dedicó 12 páginas de su suplemento El País Semanal —El País dedica su suplemento dominical a Belén Esteban, «una mujer sin preparación, reina en un nuevo modelo de programas, ¿hacia dónde va la televisión?».
En el artículo, Boyero analiza los espacios que se nutren de «marionetas histéricas» y «esperpentos»:
Solo distingues a marionetas histéricas que gritan, se agreden con la mirada, se indignan, gimotean, rebufan, lloran, se escandalizan, suspiran, adoptan gesto inquisitorial, detectivesco o melodramático, a veces se levantan de su asiento y se enfrentan con rictus asesino a los esperpentos con los que supuestamente están riñendo.
No se sabe cuáles son los méritos expresivos o artísticos de estos grotescos chulapos y chulapas para ocupar día y noche esa televisión que ha sustituido a la corrala y el agotador cotilleo de los patios vecinales.
Y deduces que hay que andar muy mal del tarro y de los nervios para que tanto personal esté enganchado al universo que conducen los Vázquez, Cantizano, Quintana, Campos, González y demás virtuosos de la nada.
Pese a estas duras apreciaciones, no todo es censurable en la televisión actual para Boyero. Frente a aquellos espacios de temática rosa, el colaborador de El País ensalza la oferta diferente que practica laSexta, con ‘Buenafuente’.
Y Buenafuente, uno de los milagrosos oasis en medio de tanta cochambre, deserta por tiempo indefinido del heroico arte de hacer reir al prójimo continuamente utilizando inteligencia, imaginación y gracia. El manicomio cada vez es más sombrio.