La primera gran polémica sobre nombramientos en Castilla-La Mancha la ha traído la tele. No podía ser de otra manera. El «fichaje» de Nacho Villa-parece que sólo a falta de firma- ha dejado a muchos perplejos, a no pocos irritados (las criticas más reiteradas son, por lo geográfico, la de falta de raíz y absoluto desconocimiento de la tierra,y el talibanismo ideológico, por lo político)y a un puñado decepcionados, por haber sido rechazados para el baile. —Nacho Villa será el nuevo director general de Castilla-La Mancha TV—
Que, en este último caso, ganas hay que tener de avisperos para pretender tal danza. En primer lugar porque, a mi humilde parecer, antes que un periodista la RTCLM lo que necesita es un gestor económico adornado, además, por muy especiales cualidades como las de conocerse al dedillo los vericuetos de la ingeniería financiera, tener mañas de inspector de hacienda y entrañas de cachicán.
Que a ello ha de unir temple de acero toledano y resistencia numantina para afrontar el hecho de que la tropa a dirigir es, al completo, de origen, obediencia y probada sumisión al gobierno y siglas salientes.
O sea, que más que un cargo, por bien pagado que lo esté y amen de arrostrar la tacha que para un «profesional» supone de futuro un puesto de designación política, en este caso el «regalo» contiene más ponzoñas que mieles. Vamos que en mi caso lo que me despierta más que nada el elegido es una cierta compasión, si quieren que les diga la verdad.
Porque, y por si fuera poco el cometido, tiene un anunciado papel de sepulturero, dada la reafirmada intención de Cospedal de, cuando proceda y las leyes lo permitan, deshacerse del «muerto». Que mientras y dados los costes habrá que pensar en ir adelgazando y limpiando. Un recado, vamos. Ah! Por cierto, en la COPE, están encantados.