Si algún sentimiento tengo ante mi compañera es el de admiración y respeto; la llamé por iniciativa propia y necesidad personal y le pedí perdón
Era una entrevista destinada a promocionar a una compañera de la casa. Pero se convirtió en un rifirrafe que ha sido la ‘comidilla‘ de la semana en el mundo de la televisión.
La tensa entrevista entre Mariló Montero y Anne Igartiburu ha dado para mucho. Este sábado, Montero ha roto su silencio.
En la columna que publica cada sábado en ‘El Diario de Sevilla’ dice «haber confundido intensidad con agresividad».
El último capítulo de esta historia se vivirá este lunes 17 de septiembre de 2012, un capítulo con mucho morbo: Mariló Montero será una de las invitadas de ‘+ Gente’, el programa de Anne Igartiburu, según ha confirmado el Twitter oficial del programa.
El intento de poner normalidad al asunto y, también, buscar la audiencia por parte de TVE.
Montero había guardado silencio hasta hoy. Había declinado realizar cualquier declaración, pese a la expectación que había causado la tensa entrevista.
Ha querido ser ella misma, desde el reposo y la reflexión de una columna quien de explicaciones casi una semana después.
Bajo el título de ‘Una explicación’, reconoce su necesidad de confesarse y asume «el morbo que provocó mi conversación con Anne Igartiburu en el programa ‘La mañana de la 1’.
«Acepto todas las críticas que se han hecho. Me cuesta más trabajo aceptar otro tipo de falsas e injuriosas insinuaciones sobre mi intimidad. Pero comprendo que soy un personaje público y estoy expuesta a todo tipo de miradas».
La presentadora de ‘La mañana de La 1’ explica que «reposado el criterio», necesita aclarar determinadas cosas:
«Necesito confesar mi pecado: confundir intensidad con agresividad y trasladar a una entrevista pública términos y expresiones sólo entendibles en una conversación privada».
Asimismo, continúa en su columna:
«Y necesito reafirmar con este artículo algunos de mis principios éticos: como profesional de la comunicación, defenderé siempre que los errores sean reconocidos, que los ataques injustos a las personas y a su fama deben ser reparados y que la rectificación es un derecho de los perjudicados, y no un privilegio del comunicador».
Asimismo, no duda en reconocer su error:
«Un error difícilmente explicable, porque si algún sentimiento tengo ante mi compañera es el de admiración por su trabajo diario y enorme respeto a su trayectoria profesional. Y no me conformo con decir que tuve una mala mañana, que es la única justificación razonable. Me exijo a mí misma el reconocimiento de que expresé una agresividad que no se corresponde con mi talante (quienes me conocen lo saben), ni con los méritos profesionales de Anne».
La propia Mariló relata su llamada a Igartiburu para pedirle disculpas tras la entrevista y en vista de la polémica generada:
«Por esa razón, inmediatamente después del programa la llamé por iniciativa propia y necesidad personal. Y no le pedí disculpas. Le pedí perdón, porque es más justo que pedir disculpas. El perdón implica arrepentimiento junto al deseo de recibir del ofendido el regalo de que lo conceda».
«Y hoy escribo y publico estas líneas para extender mi solicitud de indulgencia a todos aquellos que se hayan sentido agraviados, a mis compañeros, a mi familia, amigos, conocidos y a ustedes, lectores de estos artículos. Sé que han tenido dificultades para defenderme. Y pido perdón a RTVE, a todos sus espectadores de España y del Canal Internacional, porque es un medio de profesionalidad impecable y repleto de profesionales ejemplares. Entre ellos, y quizá a su cabeza, Anne Igartiburu».