A diferencia de lo ocurrido en Valencia, en el campo del Atlético de Madrid se elevó el sonido de los altavoces distribuidos por el borde del cesped y eso es lo que se ha oído en la televisión
Fueron 21 segundos bochornosos, pero la gente es así.
Durante ese breve lapso de tiempo el que duró la versión corta del Himno de España, puesto por la megafonía en el estadio Vicente Calderón al comienzo de la final de la Copa del Rey de fútbol, estuvieron aullando, berreando, silbando e insultando hasta desgañitarse buena parte de los aficionados de los equipos que se enfrentaban, el Athletic de Bilbao y el Barcelona.
Y sin embargo, muchos pudimos escuchar el himno. ¿Qué pasó?
TVE ha explicado públicamente los motivos por los que el himno español sonó este 25 de mayo de 2012 notablemente más alto que la pitada en su señal televisiva de la final de la Copa del Rey disputada entre Barcelona y Athletic de Bilbao en el estadio Vicente Calderón de Madrid.
En una nota pública, TVE asegura que «realizó y emitió la señal de audio del himno de España siguiendo las pautas que se siguen habitualmente en eventos deportivos de esta naturaleza».
«El audio que se emitió es el resultante de dos señales diferentes: La primera, la del propio himno, procedente directamente de la mesa de sonido que genera la organización y que aparece en un primer plano de audio. La segunda, la procedente del ambiente del estadio que captan los micrófonos de TVE situados en el césped del campo, en un segundo plano de audio».
«Al comienzo de la ejecución del himno se produjo un aumento en el volumen de la señal que entregó la organización del evento así como en la del himno que se escuchó a través de los altavoces del Vicente Calderon, que en este caso la organización reforzó, alcanzando una potencia de 100.000 vatios».
«Consecuentemente, la señal que captan y emiten los distintos medios no tiene por qué coincidir, ya que se recoge desde distintos puntos de origen (graderíos, exteriores, terreno de juego, etc). La actuación de TVE, como siempre, se ha regido por criterios estrictamente profesionales».
En otras palabras: No tiene nada que ver con lo sucedido en 2009, en la final que jugaron los mimos equipos en Mestalla.
A diferencia de lo ocurrido en Valencia, en el campo del Atlético de Madrid se elevó el sonido de los altavoces distribuidos por el borde del cesped y eso es lo que se ha oído en la televisión.
FACINEROSOS EN TWITTER
Como hay gente para todo y no podía ser de otra manera, ‘TVE‘ ha sido de los temas de Twitter.
Según ‘Público‘, que se apunta a un bombardeo pero es incapaz de hacer un diario viable, un gran número de usuarios de esta red social comenzó a mostrar su indignación por no haber podido escuchar los pitidos en sus pantallas.
«Una vergüenza que TVE baje el sonido ambiente y ponga el himno por otro canal…», escribía un tuitero.
«TVE manipula el sonido ambiente para camuflar la espectacular pitada. Necesitamos una tv que no mienta», aseguraba otro .
Y, cómo no, también hubo lugar para la parodia ácida:
«Si mañana van las cosas mal para España en Eurovisión, TVE subirá el volumen de la canción española, bajará el de las favoritas y arreglado».
PARA REFLEXIONAR
Estos son los aspectos que destaca en el diario ‘AS’ el periodista Javier G. Matallanas, en un pieza titulada «Silbidos a España»:
Mala costumbre. Lo de silbar los himnos es una costumbre, mala, muy española. Ya en la Eurocopa 2008 de Austria y Suiza la UEFA amonestó a la Real Federación Española de Fútbol porque la afición española que se desplazó a Austria pitó los himnos de los rivales. En el Bernabéu, en un partido ante Turquía en 2009, se pillaron un gran mosqueo los turcos porque los españolitos que llenaban Chamartín dieron una pitada a su himno. O sea, que con lo de anoche en el Calderón se repitió esa mala costumbre española. Son silbidos (no confundir con suspiros) de España. Los decibelios superaron cualquier pitada que haya habido nunca en el Manzanares (Álvarez Margüenda, incluido). Y eso que el himno ayer duró sólo 27 segundos.
Recuerdos a Esperanza. Se esperaba el momento himno. Y tardó más en sonar que en marcar Pedro el primero. Parecía que se había retrocedido 30 años en el tiempo cuando en el Mundial 82 no arrancaban los himnos de Alemania e Italia en la final del Bernabéu en la que se hizo inmortal Sandro Pertini. Esa espera, con los dos equipos formados, la aprovecharon muchos de los presentes para acordarse con pésimo gusto de la madre de Esperanza Aguirre.
Lenguas oficiales. La organización de la RFEF fue modélica. Salvo por la tardía fecha (que perjudica a la preparación de la Selección), las finales de Copa son el mejor partido del fútbol español. No se le escapa ni un detalle a la Federación. Para la de ayer, invirtieron 20.000 euros para arreglar la maltrecha wifi del Atlético para deleite del millar de periodistas acreditados. Y cuando dieron las alineaciones por megafonía dieron los dorsales en las dos lenguas oficiales de cada hinchada: en euskera titulares y suplentes del Athletic y en catalán, los del Barça. Y cuando sonaba el himno español pusieron la bandera española en los videomarcadores para que se viera por algún lado, además de en la visera de la tribuna superior alta junto a la del Atleti, la del Athletic, la del Barça y la de RFEF.
Fito en playback. Antes del partido actuaron músicos seguidores de los equipos finalistas y del dueño del estadio. Empezó el atlético Carlos Jean, siguió el grupo catalán Lax’n’Busto y cerró Fito y los Fitipaldis, a quienes delató su playback al dispararse la melodía de su canción al acabar la actuación de los catalanes.
Resquicios del Villarato. La segunda gran pitada de la noche llegó cuando Fernández Borbalán pasó de señalar un penalti (pareció claro) de Piqué sobre Llorente. No se había alcanzado la media hora de juego y ya iba ganando el Barça. Los aficionados del Athletic silbaron con fuerza al árbitro. Y casi se les suman los culés. Quizás fue un resquicio, uno de los últimos coletazos del Villarato, que se empezó a quedar en un segundo plano tras la revelación brutal y clarividente de Godall.
El Príncipe y los elefantes. Canta Sabina en su canción del Atleti aquello de «el principito heredero corazoncito de colchonero». Pues el Príncipe Felipe estaba en su casa. Pronto irán a la Eurocopa a ver a la Selección, donde lo pasan mejor que en los prolegómenos de una final de Copa. En la grada del Barça, por cierto, se acordaron en el minuto 60 del Rey Juan Carlos, cantando la de «un elefante se balanceaba sobre la tela de una araña», los aficionados del Athletic no entendieron el cántico y en el elefante número cinco les dispensaron una tremenda pitada a los culés.