Jordi Évole y Ramón Lara llevan un tiempo convirtiendo su talentoso ‘Salvados’ programa de crítica social a base de humor inteligente en una especie de ‘apocalipse now’, transmitiendo la sensación de que en este país nada funciona y la práctica totalidad de instituciones, desde el Tribunal de Cuentas hasta las Oficinas de Empleo son ineficaces y no resuelven los problemas de los ciudadanos.
El programa ‘Salvados‘ del 3 de junio de 2012 tenía un objetivo aún más ambicioso, Évole y Lara querían demostrar que las Oficinas de Empleo no servían para nada y que PP y PSOE sólo servían para tirarse los trastos mutuamente, pasando de los problemas reales de los ciudadanos.
Las diputadas Carmen Álvarez Arenas (PP) y Concha Gutiérrez (PSOE) fueron las mayores víctimas del programa ‘Salvados‘.
Arrastradas por los productores de El Terrat se prestaron a un revelador show, que no tenía otro objetivo que ridiculizarlas bajo una idea clara. «A PP y PSOE no les preocupan los ciudadanos, sino enzarzarse entre ellos».
Para conseguir su objetivo, ‘Salvados’ entrevistó a las dos políticas a la vez, en vez de por separado, como suele hacer el programa.
El objetivo del presentador no era que Carmen Álvarez Arenas explicara los aspectos positivos de pudiera tener la Reforma Laboral de cara a la contratación en un futuro o para que Concha García explicara por qué eran necesarios los recortes del año 2009, no, sólo quería una buena zurra entre ambas, pues sabía que juntándolas inevitablemente se iba a producir.
Las dos mujeres cayeron de pleno en la trampa, Concha García basó su mensaje en decir que la reforma del PP era malísima, porque recortaba derechos (la única conclusión posible de su mensaje era la malignidad del PP), Carmen Álvarez Arenas se limitó a asegurar que los responsables de todos sus problemas era lo mal que había dejado a España el PSOE (una conclusión de su mensaje: el PSOE tiene la culpa de todo).
¡Pero atención al efecto! Porque en el proceso de montaje y edición, Évole y , en medio de la discusión entre las dos mujeres, comienzan sutilmente a bajar el volumen de sus voces y a subir el de la música del programa, de un tono melancólico. Mientras Évole pone cara de abatimiento.
El programa del follonero está editado, no conocemos lo que dijeron en su conjunto ni una diputada, ni la otra, sólo lo que los montadores de El Terrat nos muestran, y, naturalmente, escogían fragmentos de las dos políticas hablando a la vez, sin poder seguir practicamente el razonamiento de ninguna de las dos.
La conclusión de tan magistral montaje, era como la de un enfermo que ve con dos médicos que se insultan entre ellos en vez de operar.
El portavoz del pueblo volvía a tomar la palabra: «Yo entiendo que a ustedes, los políticos les guste enzarzarse en el y tú más. Pero yo estoy pensando en el parado, que ve a las portavoces como el perro y el gato y esté pensando ¿y en mí quién está pensando?»
Después, a lo rey Salomón, El Follonero arrea una leche a cada uno, a Carmen Álvarez con el video del PP prometiendo empleo en 2011 («descontextualizado», según la diputada), otra a Concha García mostrándole las palabras de Rubalcaba a principios de 2011 garantizando que el empleo iba a subir («Está hecho en un momento determinado, respondió la socialista, con una frase muy similar a la de su colega del PP).
Para que nada faltara en su revelador show, el Follonero contacta en ese momento con un parado, Joaquín, con su manos libres, para que las dos políticas oigan su triste historia. El hombre cuenta cómo fue despedido. El Follonero presenta su caso a las políticas como «un perjudicado del PP y el PSOE» (¿Curiosa la idea, no? Es decir que los responsables de un despido ya no son ni el empleado ni su empresario, sino directamente los políticos…)
En lo que se veía en la emisión, inmediatamente después de que el parado contara su caso, las dos políticas volvían a otra vez a enzarzarse entre ellas. De nuevo el volumen de su voz era bajado por los montadores, de nuevo el volumen de la música era subido, de nuevo el rostro de Évole con cara de circunstancias, trasmitiendo la imagen de que nuestro héroe se encuentra ante dos mujeres alocadas que hacen aspamientos sin preocuparse por los problemas reales de los ciudadanos, al contrario que nuestro protagonista, que sí se preocupa y dicta su sentencia:
«Yo las veo de nuevo enzarzadas en su debate político y me da la situación de que se han olvidado del caso de Joaquín en seguida».
Sin duda, hay que felicitar a Jordi Évole por su programa. Porque si las diputadas picaron en la trampa, es más problema de ellas.
Y es que aunque ‘Salvados’ se esté convirtiendo la principal suministrador de argumentos para todos los amargados de este país, es probable que sea el «capón» necesario para que espabile la clase política y arregle algo en este país que en el que, según ‘Salvados’, nada funciona. Lo malo es que si el ‘capón’ no sirve a ‘Salvados’ no le quedará otra que promover una revolución, un golpe de Estado o, directamente, el exilio.
OFICINAS DEL INEM
En cuanto a sus críticas a las oficinas de empleo, Évole lo tuvo fácil, porque ciertamente el balance de las oficinas del INEM en los últimos ocho años no puede ser más deplorable. Évole entrevistó a un catedrático que le explicaba que hacer los cursillos del INEM apenas servía para econtrar trabajo y después habló con un periodista ante una oficina de empleo, que le desgranó los fracasos de este servicio público. Tras estos ‘el Follonero’ se entrevistó con una «orientadora de empleo» a la que preguntó a la cara si pensaba que esos cursos de orientación eran de verdad «útiles».
«La existencia de este servicio público es fundamental, replico la pobre mujer. Évole sacó su ordenador para echarla en cara que la web de ofertas de trabajo de la comunicad de Madrid sólo había 35 ofertas, mientras que en InfoJobs había más de 6.000. Para que nada faltara, el Follonero entrevistó a unos cuantos parados, a destacar uno que explicaba cómo en 8 años apuntado en el INEM sólo había tenido 8 ofertas.