El programa ‘Salvados’ que la productora El Terrat realiza para laSexta, logró en su regreso un estruendoso éxito con cerca de un 15% de share, una audiencia que triplicó la audiencia media de la cadena.
En la propia web de laSexta celebraban el triunfo con el rótulo ‘record histórico de laSexta’, no está demás este recordatorio de que esto de la tele es un negocio a base de audiencia. Pero nadie negará que programas como el de Jordi Évole y Ramón Lara puede ayudar a la reflexión.
En el programa ‘Hoy por Hoy’ de la Cadena SER, sus presentadoras, Pepa Bueno y Gemma Nierga, contactaron con Évole para hacerle llegar su felicitación. – “Ayer volvió Jordi Évole con unos datos de audiencia espectaculares”, comenzó Nierga. “¡Eres muy valiente, Jordi, muy valiente”, explicó Bueno, ambas cargaron de halagos a un Évole, que intento mantener un su habitual perfil modesto ante su victoria en audiencia (logró la Segunda posición, detrás de ‘Aída’, algo poco habitual.
EL PROGRAMA ‘CIUDADANOS KLEENEX’
El objetivo marcado de ‘Salvados’ es erigirse como portavoz y principal suministrador de argumentos para todos los indignados con el actual sistema democrático de nuestro país. No es una estrategia nueva, el descontento y la indignación siempre han sido caldo de cultivo para lograr audiencia, sobre todo si es un programa en el que te señala quién es el culpable de tus desgracias.
José María Carrascal se hizo en su día muy conocido por su programa nocturno en el que explicaba que todo era un desastre (el periódico El País tachaba el programa de apocalíptico). Durante el mandato de Rodríguez Zapatero se hicieron célebres programas de radio y televisión dedicados a explicarnos que en el país nada funcionaba y todo era culpa del Gobierno.
Ahora, el programa de Jordi Évole y Ramón Lara quiere ratificar la difusión de esa idea de que nada funciona, culpando de ello al sistema de partidos (a la derecha en su totalidad y también, al PSOE rubalcabista). Con la ventaja que Évole no utiliza el tono ‘cabreado’ de sus antecesores, sino la ironía y, en especial, la falsa ingenuidad, que se ha convertido en su herramienta favorita en sus entrevistas.
El programa ‘Ciudadanos Kleenex’ se dedicó a abordar la crisis del sistema democrático partiendo de una idea de fondo intrigante: negar que los partidos políticos representan a los ciudadanos.
El primer paso fue mostrar a unos manifestantes indignados, que aseguraban que el Gobierno estaba atentando contra la democracia por no hacer caso a lo que dicen las manifestaciones (sería interesante que el equipo del programa enumerara los casos en los que un Gobierno, ha invertido su política o ha cambiado una ley por una manifestación).
ÉVOLE Y FRANCISCO POLO ¿DEMOCRACIA SIN POLÍTICOS?
El primer entrevistado por Évole fue Francisco Polo, su misión era demostrar que las dos formas de participación ciudadana que prevee la Constitución: el referéndum y la iniciativa popular eran un auténtica estafa.
Polo explicó que los referéndums no valían porque los convocaba el Gobierno salido del Congreso de los Diputados y no los ciudadanos. Además recordó que sólo había habido dos refendums desde que hay democracia en España (Curioso, si contamos como referéndums la Ley para la Reforma Política, la Constitución del 78, Estatutos de Cataluña y Euskadi en el 79, los de Galicia y Andalucía en el 81, la OTAN en el 86, la Constitución Europea en 2005 y el Estatut catalán en 2006, no salen las cuentas).
De las “Iniciativas populares” de los ciudadanos, según Polo eran otra estafa porque el congreso de los diputados podía decidir si admitirla o no a tramite y podían modificarla. Évole fingía asombro ante el relato de Polo.
Nótese que la idea que se está transmitiendo en ‘Salvados’ es que los conceptos de ‘ciudadanos’ y ‘Congreso de los Diputados’ son conceptos contrarios. La idea ‘los ciudadanos se expresan a través del Congreso’ se esfuma. ¿Cuál es la auténtica democracia? Polo lo expresó así:
“Que el político diga tras las elecciones que eso es el mandato popular es absurdo (…) Cuando la democracia no proporciona las herramientas, hay que crearlas, con plataformas en internet”.
Si lo que piden Polo y Évole es que las leyes se aprueben directamente los ciudadanos con referéndums constantes, podían subir un plano y proponer directamente la supresión del Congreso de los Diputados y que se reemplace por votaciones desde el chat de todos los ciudadanos desde su casa, igual esa sí que sería la democracia idílica.
¡VIVA SUIZA!
Si el sábado 15 Santiago Espot defendía en ‘El Gran Debate’ que Cataluña, si se independizaba, podía convertirse en Suiza. En ‘Salvados’ el día 16, Évole apareció en Suiza para hablar con un político de ese país, de origen español, Daniel Ordás, para defener su modelo político como una democracia representativa.
Ciertamente, si Évole y Lara querían demostrar que la auténtica democracia es aquella en la que al pueblo se consulta constantemente en referéndums, tendría que concluir que ninguna de las democracias tradicionales, ni EEUU, ni Francia, ni Alemania, Austria, ni Holanda, ni Gran Bretaña ni un largo etc., por lo que tenía que irse Suiza, un país un tanto excepcional, por aquello de no ser de ninguna alianza, ni de la Unión Europea, ni de la monetaria. Eso sí, Évole y su entrevistado Ordás evitaron hablar del Gobierno suizo, igual porque si hablaban de él y de la ideología que practica (‘ultraderechista’ según la prensa generalista), hubiera sido menos atractivo. Algunos referéndums de los últimos años han sido de cosas tan interesantes como prohibir los minaretes islámicos (referéndum de 2009) o la expulsión del país de todo inmigrante que cometa delitos.
Évole lamentó ante Ordás que en España, por las listas cerradas ‘si hay un corrupto en la lista no se puede tachar’. En principio, en España, si un político es condenado por corrupción lo primero que se le hace es inhabilitársele, por lo que no podría darse el supuesto que Évole plantea. Lo que sí se puede hacer en España es que una persona imputada (no condenada) figure en listas. Quizá habría que proponer que se prohíba que figuren en listas los imputados, aunque igual habría que olvidar entonces esa chorrada legalista de la ‘objeción de conciencia’.
En esa misma entrevista Évole afirmó que “partidos han prometido la reforma electoral, pero luego se les olvida cuando gobiernan”. No estaría demás que concretara a que partidos se refiere porque PP y PSOE nunca han parecido muy interesados en cambiar la ley electoral y los que sí lo hacen, Izquierda Unida y UPyD no han tenido mucha ocasión de gobernar.
MEMORIA SELECTIVA: CON ÁLVAREZ CASCOS SÍ, CON JULIO ANGUITA NO
En su programa anti-partido políticos, Jordi Évole entrevistó a dos antiguos líderes políticos, Francisco Álvarez Cascos (teóricamente aún político como diputado) y Julio Anguita. Ambos coincidieron en poner a caer de un burro a Mariano Rajoy, un ‘incompetente’ para Cascos y ‘alguien que ha hecho bueno a Zapatero’. Cuando Évole mencionó que la izquierda apenas tenía medios de comunicación, Cascos hizo un comentario pícaro: ‘No me haga hablar, no me haga hablar. No creo que sea el momento adecuado, ni el lugar adecuado para entrar en un terreno muy pantanoso en el que creo que ustedes no son los más indicados para lidiar el debate. Yo soy muy cortés, quiero seguir manteniendo la cortesía’.
Lo que sí llamó la atención de las entrevistas fue que con Álvarez Cascos, Jordi Évole aplicó la ‘memoria histórica’ echándole en cara su papel en ‘la guerra del fútbol’ contra PRISA y su polémica ley en defensa del ‘interés general’, así como que participó en el Gobierno de la guerra Irak. Ante eso, uno podía pensar que al hablar con Julio Anguita le aplicaría igualmente la ‘memoria histórica’ y le dejaría caer la ‘pinza con el PP’, su apoyo a la ‘ley del fútbol’ de Cascos o la expulsión o apartamiento de los críticos en su etapa de IU…etc. ¡Pero no! Con Anguita, Évole no aplicó ninguna ‘memoria histórica’ y se limitó a permitirle que hiciera la exposición de su discurso anti-partidos.
Anguita expuso la defensa del modelo económico que ha defendido siempre, aunque no lo aludió por su nombre. Nadie podrá negar la coherencia del ‘califa’ y, quien sabe si ese sistema político económico sería mejor (aunque en los países en los que se practica no se caracterizan por tener consultas al pueblo demasiado frecuentes). Eso sí queda la duda al ver hablar al ‘califa’ de democracia, si no estaría demás que el entrevistador le recordara como funcionaba la ‘democracia interna’ en IU cuando él era coordinador. Évole podría preguntarle a Nicolás Sartorius, a Cristina Almeida, a Pablo Castellano o a Diego López Garrido, que seguro que lo recuerdan.
Al acabar el programa, Évole, había conseguido un ameno programa para demostrar lo desastroso que es el sistema de los partidos políticos, que son contrarios a los ciudadanos. El problema es saber cual es la alternativa, si la democracia orgánica, la democracia popular… los que más tendrían que tomar nota son los políticos, de por qué han conseguido que cale la idea de que los políticos no son ciudadanos y ese es el aspecto positivo de ‘Salvados’ y Évole, si consigue hacerles pensar.
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