El análisis y las consecuencias de las elecciones catalanas del domingo siguen acaparando las columnas de opinión de la prensa de papel del 27 de noviembre de 2012. La línea general es destacar que los resultados de los comicios son un fracaso para Artur Mas, aunque esta tesis es rechazada por Pilar Rahola, y no faltan propuestas llamativas. Una en serio y otra de cachondeo. Claro que la primera sonaría a broma absurda si el autor no fuera el antaño director de periódicos Luis María Anson.
No falta un largo artículo a manos de un político, en este caso una política, Esperanza Agurirre.
Arranquemos con la propuesta en plan cachondeo, que es una dura crítica de Alfonso Ussía a aquel al que dice querer promocionar. Bajo el enigmático título de ¿U? arranca su artículo en La Razón en plan serio:
Mas ha sido humillantemente derrotado. El independentismo, no. De cualquier manera, aquí no sirven las sumas simples. CIU no puede gobernar con la Izquierda Republicana por dos motivos. El primero, porque se muerden entre ellos. El segundo, porque nadie sabe lo que va a hacer Unión Democrática de Cataluña después del rapapolvos al socio principal. CIU está compuesto por un 75% de C y un 25% de U.
Poco a poco va sacando su faceta má juerguista, mezclada con la seria:
A Mas le van a crecer los enanos en su propio partido, y no voy con ironías ni segundas intenciones.
Convergencia representa a la rancia derecha catalanista, y la Izquierda Republicana al catalanismo marxista, por no escribir que leninista. Esa boda no tiene ni el primer polvete.
Vuelve a ponerse del todo serio para recordar que Mas buscaba la mayoría absoluta y es posible que pronto pida «la liquidación para irse a casa», pone en duda que Oriol Pujol quiera ser el sustituto. Tampoco cree que Duran i Lleida, de la «U» de la coalición sea aceptada por los militantes de la «C». Añade que habrá que encontrar a la persona que lidere la derecha catalanista:
No podrá pertenecer al clan de los Pujol, y menos aún al de Mas y compañía -el mismo clan, por otra parte-, de tal modo que habrá que buscarlo en los aledaños del Poder, que son más poderosos en ocasiones que el Poder mismo. Y creo que he encontrado al hombre y al nombre. Al hombre, al nombre y al título. El conde de Godó.
El retrato que hace del editor catalán es inmisericorde:
Godó, que se lo ha encontrado todo hecho en la vida sin tener que dar un palo al agua, puede pasar a la Historia como el primer Grande de España que lleva a Cataluña a su ruptura con España. La labor que, a tal efecto, ha desarrollado su periódico «La Vanguardia», puede calificarse de excepcional.
Recuerda los antecedentes familiares de Godó, incluyendo el franquismo de su padre, así como la Grandeza de España que le otorgó Juan Carlos I. Añade:
Con ese ropaje exterior de conde del reino y Grande de España, Godó ha puesto todo su poder de «La Vanguardia», que en Cataluña es casi omnímodo, al servicio del independentismo. Y ese sacrificio, Cataluña lo tiene que premiar.
Se cachondea del editor de La Vanguardia recordando su poco dominio del catalán, pero le encuentra solución:
El único problema de Godó es su falta de atractivo cuando se expresa en público. Un primer Presidente del Estado Independiente de Cataluña está obligado, entre otras cosas, a hablar bien y hacerlo correctamente en catalán, ese idioma que despreciaban sus antepasados porque sólo lo dominaba la clase baja. Pero hay tiempo para que lo aprenda. Despúes de lo de Mas, mucho tiempo. Descartada U y Duran Lleida, Godó es el hombre. Hoy me he levantado brillante.
En El Mundo, Luis María Anson arranca Sería una indecencia política que, tras su fracaso, Arturo Mas no dimitiera –esto es sólo un título, estimado lector, no un artículo breve– haciendo la pelota a su director:
PEDRO J. Ramírez tuvo el acierto de denunciar en el momento oportuno la corrupción de un sector de la clase política catalana, señalando con el dedo índice a Arturo Mas, que clamaba por una mayoría absoluta excepcional para segregar a Cataluña de España.
Tal vez pensando que es original, el antaño director de periódicos describe al presidente de la Generalitat y sus planes con unos símiles, algunos bíblicos, que han sido repetidos hasta la saciedad durante las últimas semanas:
Quería ser el caudillo invicto de los catalanes, el gran timonel de la travesía a la independencia, el sol rojo que calienta el corazón de los ciudadanos. Aspiraba Arturo Mas a convertirse en el mesías del pueblo. Se veía como el Moisés que escindía las aguas del mar.
No sé a usted, querido lector, le ha llamado la atención que Anson castellanice el nombre de pila de Mas llamándole «Arturo» en vez de Artur. Lo hace en cinco ocasiones a lo largo del artículo, seis si incluimos el título. Resulta especialmente llamativo si se tiene en cuenta que quien se empeña en llamar Arturo a quien firma Artur sea el mismo que decidió eliminar la tilde de su apellido, pasando de ser Ansón a Anson, por tratarse de un nombre de familia catalán. No parece muy coherente el que gusta de presentarse como «de la Real Academia Española».
Pero nada de lo anterior es, ni de lejos, lo más destacable del artículo de Anson –no confundir con su hermano Ansón–. Lanza en serio una idea que hace que la broma de Ussía parezca una propuesta real y no una broma:
Con un nuevo presidente incluso sería posible prorrogar el pacto entre CiU y el PP que dio estabilidad a la legislatura cercenada por la pirueta secesionista del presidente de la Generalidad, porque no todos, ni siquiera la mayoría, son separatistas en Convergencia y Unión.
Menos mal que el antaño director de periódicos no presenta su propia lista de candidatos, igual incluye entre ellos a Oriol Pujol o a cualquier a de quienes la noche del domingo 25 de noviembre lanzaban gritos de ¡independencia!
Por no salir de la prensa de derechas editada en la capital de España, pasamos al ABC. El diario del Grupo Vocento presenta un largo artículo de Esperanza Aguirre. A diferencia de otros políticos, al ex presidenta de la Comunidad Autónoma de Madrid firma un artículo poco farragoso y nada soporífero. Se titula Un castigo para quienes no son claros. Dice que en Cataluña los electores han premiado a los partidos que llevaban un mensaje claro y han castigado a los eje ofrecían uno confuso:
Han premiado a Esquerra porque ha hablado sin ambages de la ruptura con España y de la implantación en Cataluña de un Estado absolutamente intervencionista. Un proyecto aberrante, pero claro de entender por los electores y coherente con la tradición de ese partido.
Han premiado a Ciudadanos porque también ha hablado claro de lo que ofrece a sus votantes: una Cataluña próspera dentro de España, parte esencial de España, como vía, además, para estar en Europa.
Y han premiado al Partido Popular porque lo han identificado como el partido que mejor asegura el encaje de Cataluña en la España autonómica y el que mejor defiende la Constitución Española en Cataluña, que, no se olvide, fue votada por el 91 por ciento de los catalanes hace sólo 34 años.
Dice de CiU que con Mas se «ha convertido en un apéndice de Esquerra, y eso no lo han entendido sus votantes» y del PSC que sus electores «ya no se identifican con este partido socialista que ha perdido el rumbo y que esgrime un incomprensible discurso federalista. Y por eso lo han abandonado».
Concluye:
En resumen, los resultados son alarmantes. Basta contemplar, como síntoma, la aparición de un partido antisistema. Y eso que los votantes que todavía querían votar comunista tenían a Iniciativa, y los que querían votar independencia tenían a Esquerra.
Pero, dentro de la alarma que producen estos resultados, creo que podemos encontrar un síntoma de algo positivo: los electores prefieren a los partidos que hablan claro.
Saltamos a Barcelona para ver lo que dice Pilar Rahola en el diario del Conde de Godó y Grande de España. Firma e La Vanguardia El hombre y la idea, donde quiere ver en los resultados electorales un gran triunfo de Mas, con matices, pero gran triunfo al fin y al cabo:
Ha perdido votos el hombre, pero ha ganado votos la idea. Artur Mas pidió una mayoría excepcional para poder navegar por las aguas turbulentas del derecho a decidir, y el pueblo, ese pueblo al que apeló reiteradamente, se lo ha dado (…) le han dicho sí a Mas, pero acompañado de Junqueras. Lo cual deriva en una segunda conclusión: el barco que viaja hacia Ítaca tiene ahora copilotos y más tripulación, pero su carburante tiene menos carga política y más carga sentimental.
Dice que hay «un éxito, un fracaso y un problema»:
El éxito es evidente: la mayoría aplastante de los votantes, y de los diputados que los representan, votan a favor del derecho a decidir. Y si además recordamos que la participación llegó hasta el 70%, aún queda más reforzado el apoyo popular. El fracaso ha sido pensar que todo este complejo viaje podía liderarlo un Artur Mas reforzado en las urnas.
Sostiene:
Es muy injusto, porque nunca antes habíamos tenido un líder convergente que pusiera todo su capital personal y político en favor de la idea del Estado propio.
Rahola abronca así, de forma suave, a los electores. Les dice que no han sido justos con Mas a la hora de votar. En cualquier caso, desconfía de ERC como socio de CiU, como se ve en la conclusión de su artículo:
El Parlament es hoy más soberanista que nunca, pero también menos prudente y más ansioso, menos político y más emocional. Y, desde luego, más difícil de gobernar. El reto, pues, que se le plantea al hombre para alcanzar la idea es, hoy por hoy, enorme.