«Bill Gates y Steve Jobs empezaron sus imperios en el garaje de su casa, si en España hubieran intentado lo mismo los hubieran empapelado».
Esta fue una de las frases que pronunció uno de los entrevistados por Jordi Évole en su programa ‘Salvados’ del 3 de marzo dedicado a los ‘emprendedores’ y que puso de manifiesto la insostenible situación y una cultura (muy vigente en España) en la cuál cualquier gesto, cualquier medida, cualquier primer paso que quiera dar un emprendedor, tiene que contar con los mil permisos del poder vigente, bloqueando gran parte de las iniciativas que se intenten poner en marcha.
La odisea de Ramón Iglesias
Los problemas para Ramón Iglesias, dueño de una pequeña bodega en Cádiz, empezaron cuando comenzó con su negocio, ya que «se empieza a tramitar el proyecto de actuación que obliga a presentar una documentación bastante exhaustiva».
«La licencia de apertura me llevó años. Un artículo de la legislación dice que un funcionario podrá pedir cualquier información aclaratoria. La legislación es tan compleja que ni los propios funcionarios saben por donde tiene que discurrir»
Lo más ridículo fue el estudio acústico que le exigieron:
«Cuando en una nave sin uso determinado vas a comenzar una actividad te piden un porrón de documentación. Me pidieron hasta estudios arqueológicos, papeles absolutamente innecesarios. Lo más divertido fue un estudio de impacto acústico cuando los vecinos están a dos y tres kilómetros de distancia. Tuve que pasar por todas las consejerías, por el ayuntamiento y la Diputación»
Al final se ha gastado 40.000 euros en papeleo:
«Para conseguir la licencia de apertura me he gastado en impuestos y tasas 12.000 euros y en informes técnicos, unos 40.000 euros. La inversión no la recuperaré en la vida. Esto induce a muchas empresas en la empresa sumergida»
Ramón Muñoz (El País) contra Zara
La parte que se quedó más a medio camino del programa fue la entrevista al periodista de El País sobre el polígono de Cabo Calleja, ahora formado casi íntegramente por negocios chinos.
Jordi Évole- ¿Cuándo empezó la destrucción de la industria?
Ramón Muñoz- Empezó con la caída del muro de Berlín y la llegada de la globalizacion (…)
Ramón Muñoz- Zara produce al año miles y miles de prendas, pero ni siquiera el 1% lo produce en España. (…) Produce en India, en Bangladesh o en Brasil.
Jordi Évole- ¿Cuántos empleos crea en España y cuantos fuera?
Ramón Muñoz- Zara tiene 110.000 empleos en España, pero son todos dependientes de tiendas. (…)
Jordi Évole- Pero Zara empezó con un gran arraigo, que Amancio Ortega empezó en un taller cerca de A Coruña.
Ramón Muñoz- Eso es lo parajódico. Si quisiera hacerlo hoy ya no podría y tendría que empezar con ese taller en Marruecos.
Jordi Évole- Hay quien dice que es antipatriótico
Ramón Muñoz- Completamente antipatriótico. Lo que hay que hacer es que se creen las condiciones para que las empresas puedan subsistir aquí y esas condiciones las tienen que crear los políticos.
Es desolador que al final, de acuerdo con el juicio de Muñoz, todo dependa de los políticos y nada de la iniciativa de los emprededores que tratan de poner en marcha empresas.
El problema es que un tema tan fundamental para tratar cómo el hecho de por qué en estos momentos es más rentable para un empresario montar sus fábricas en Brasil, que en España, y porque son mejores trabajadores los brasileños que los de acá, se quedó a medio camino, por falta de tiempo y con argumentos poco válidos como el del ‘patriotismo’. En todo caso, mejor tratarlo un poco, que tratarlo nada. Punto a favor de ‘Salvados’.
La entrevista a un gélido Rosell
El plato fuerte del programa era la entrevista al presidente de la CEOE, Joan Rosell (Jordi Évole lo trató como ‘Joan’ aunque luego el letrero lo presentó como ‘Juan’). Teniendo el cuenta el tipo de público general de ‘Salvados’ una entrevista al presidente de la CEOE es la entrevista a un ‘malo’. De hecho justo antes de la entrevista Ramón Muñoz opinó que la CEOE representaba sólo a las grandes empresas.
Ahí que apareció Évole con sus cámaras en la planta 6 de la patronal.
Jordi Évole- Le tengo que agradecer esta entrevista, no es habitual dar la cara en la crisis. En cinco años de crisis no he visto al Sr. Botín dar una entrevista en TV, ni al Sr. Fainé, ni al Sr. Roig de Mercadona.
Évole lo decía como un mérito, aunque era un tanto excesivo. No es que ni Botín, ni Isidoro Álvarez, ni ninguno de los grandes no haya concedido entrevistas en cinco años de crisis, es que directamente no las conceden. Y, como dijo una vez Iñaki Gabilondo, tal como está el patio no es difícil entender su decisión. Botín, Polanco y demás, dan la cara ante sus accionistas anualmente. El caso de Rosell es diferente, porque el precisamente está para eso, para dar la cara, y debe conceder entrevistas tanto él como todos sus antecesores.
En su entrevista Rosell, a parte de mostrar una vez más su tono gélido habitual, consiguió ‘cabrear’ a muchos sectores a la vez empezando por la administración
Uno de los grandes culpables de la situación actual del país es la tecnoestructura, es aquellos que habitan en todas las administraciones que no ayudan a agilizar las cosas.
Rosell se refería así a todos los funcionarios del entorno de los permisos en cada ministerio que, de acuerdo con aquel señor, poco menos que mantenían presos a los ministros. Lo malo es que le mandamás de la CEOE se olvidaba el pequeño detalle de que esos funcionarios no actúan así por gusto, sino porque es lo que indica la ley, por lo que quizá no era lo más responsable presentarles como ‘los malos de la película’.
Reforma Laboral
Rosell también ‘cabrearía’ a la izquierda por la parte de la reforma laboral:
Évole- Parece que la Reforma Laboral no lo ha conseguido.
Rosell- Esto no es automático…
Évole- Ya ha pasado un año.
Rosell- Y pasará más.
Évole- Igual entonces no hacía falta Reforma Laboral, bastaba con esperar a que cambiara el ciclo…
Rosell- En Alemania han hecho cuatro con Schroeder. (…) A la primera no la acierta, a la segunda tampoco, a la tercera más o menos y a la cuarta la consigue.
Évole- Estamos en P3.
Rosell- En P1. (…)
Que el mejor argumento del jefe de la Patronal por el tema de la Reforma Laboral sea que los germanos la pifiaron tres veces antes de atinar no aumenta, precisamente, la confienza en el tema.
Évole- Hace falta más flexibilidad…
Rosell- Para que todo el mundo tenga el mismo tipo de contrato, no como ahora, que hay casi 11 millones de contratos indefinidos y 5 temporales. Lo que pretendíamos es que todos sean indefinidos, pero que cuando una empresa tuviera dificultades pudiera despedirles.
Évole- (burlón) ¡Hostia, que ‘indefinido’ más guapo!
En una entrevista tan ‘recortada’ por la edición uno tiene la esperanza de que Rosell tuviera mejores momentos que los mostrados, pero no deja de sorprender que cuando afrontó uno de los pocos temas que pudo sacar: el tema de la legislación española con respecto a los tipos de contratos y se pidiera la flexibilidad, la reacción del entrevistador fuera la burla y la risita.
En especial porque su empresa, El Terrat, sabe bien las dificultades del tema. Quizá si pudiera tener esa facilidad de contratación que pedía Rosell no tendrían que haber pedido becarios que aceptaran trabajar sin sueldo.