El 10 de marzo de 2013 ‘Salvados’ puso el foco en el futuro de las pensiones en ‘Jubilando las pensiones’. Jordi Évole entrevistó a Antonio Brettshneider, sociólogo que hizo una previsión detallada de los pasos que se seguirán en materia de pensiones en España.
Sin embargo, al ex Follonero le faltó profundidad para rebatir alguno de los aspectos aportados por Brettshneider, empeñado en atacar la decisión de los gobiernos alemán y español de tocar el sistema de pensiones público:
«España, al igual que ya pasa en Alemania, va a introducir un factor de sostenibilidad en las pensiones, que es lo mismo que decir recorte»
«En la última reforma en España se ha ampliado el cómputo de 15 a 25 años, pero iréis como en Alemania, a que se compute toda la vida laboral para que la media sea menos»
«El problema de España es que hay un 25% de paro, se han perdido tres millones de cotizantes, casi la quinta parte y ningún sistema de pensiones del mundo aguanta esas cifras durante muchos años».
«El sistema de pensiones no sólo depende de la demografía, sino de la productividad, depende de como se redistribuya la riqueza. El sistema público de reparto estorba y si privatizas el sistema de pensiones es el negocio del siglo para esas empresas encargadas de venderte esos planes».
«En diez o veinte años la idea o el concepto de la tercera edad, del jubilado ocioso, va a desaparecer»
REFUTANDO AL SOCIÓLOGO ALEMÁN DE SALVADOS
En diciembre de 2008, el periódico estadounidense Indianapolis Star publicaba una viñeta de Gary Varvel sobre el famoso estafador Bernard Madoff y el sistema de pensiones de la Seguridad Social. En ella se muestra a dos policías interrogando al delincuente, y se produce el siguiente diálogo entre uno de los agentes y el detenido:
Agente: ¡De acuerdo, Madoff! ¿De dónde sacó usted la idea de pagar a los primeros inversores con el dinero de los inversores posteriores?
Madoff: Del sistema de la Seguridad Social.
De esta manera, el viñetista mostraba de forma gráfica lo que numerosos economistas y periodistas especializados en economía han denunciado desde hace años: El sistema de pensiones, tanto el de EEUU (al que se refiere Varvel en su chiste gráfico) como el de España (articulado según los mismos principios que el estadounidense) y otros, funciona de forma similar a una estafa piramidal, según el conocido como ‘esquema Pozi’, en honor a un famoso estafador de los años 20 del siglo XX. Este punto de vista no fue recogido por el programa ‘Salvados’ de laSexta emitido el 10 de marzo de 2013. Tampoco se recogieron ideas favorables, por ejemplo, a los sistemas de capitalización privada de las pensiones.
Periodista Digital ha recogido varios textos en los que se explica las ideas que Jordi Évole no mostró en su programa.
Jesús Encinar, fundador de Idealista.com, El esquema piramidal de Madoff:
El sistema de pensiones de la Seguridad Social se asemeja a un gran esquema piramidal que sólo se sostiene con una «pirámide» poblacional como la que había antes: mucha gente jóven, poca gente anciana, esperanza de vida en torno a los 70. Cuando mi generación llegue a la edad de jubilación todo parece indicar que la demografía será distinta: mucha gente anciana, menor población jóven y muchos años de tercera edad que el estado difícilmente podrá financiar. 3 jóvenes pueden pagar la pensión de 1 anciano que viva unos 15 años de jubilación, pero no es razonable esperar que 3 ancianos cobren 30 años de jubilación basados en el sueldo de 1 joven.
John Müller, Reformar las pensiones en serio:
Según datos actualizados de un informe de 2007 del Banco Mundial (Reform Option I: Parametric Changes, de David A. Roballino), en los últimos 17 años, 62 países que contaban con sistemas de jubilación basados en el reparto tuvieron que aumentar la tasa de cotización por cada trabajador, 30 se vieron obligados a retrasar la edad de jubilación y 32 tuvieron que ajustar la fórmula de los beneficios (reduciendo el monto o las coberturas).
En América Latina ya hay nueve países aplicando sistemas de capitalización individual de sus pensiones. La rentabilidad del sistema en diciembre de 2011 iba desde el modesto 2,79% de la República Dominicana al 10,62% de Colombia pasando por el 8,8% de Chile, el primer país que puso en marcha un sistema de este tipo en 1981. El sistema de capitalización no libra a las aportaciones de los trabajadores de la rapiña política: el mayor retroceso en este sentido se vivió en Argentina en 2008, cuando el Gobierno de Cristina F. Kirchner estatalizó las pensiones privadas para sanear las finanzas públicas.
Carlos Rodríguez Braun, Pensiones y alternativas:
La alternativa socialista de subir las pensiones, como el sistema es financiera y demográficamente insostenible, sólo adelantaría la crisis con un déficit que daría lugar a una deuda pública no financiable o una subida tal de impuestos y de cotizaciones que empezaría a recaudar menos. Hasta los socialistas verían que su alegría gastadora se vuelve contra ellos mismos y su supervivencia política. Les obligaría a medidas arriesgadas en términos de protestas populares, como la mencionada subida de impuestos o alguna otra estrategia expropiadora, como la incautación de las pensiones privadas practicada en mi Argentina natal por la siniestra dinastía Kirchner.
Nada de esto es probable en España, no por el amor a la libertad de los socialistas, sino porque los impuestos son ya muy elevados, por una parte, y por otra parte hay demasiados millones de ciudadanos con planes de pensiones privados, que indudablemente reaccionarían ante una expropiación, por muy progresista que les aseguren que resulta.
Juan Ramón Rallo, Las pensiones sí están en peligro:
Personalmente, soy bastante optimista con respecto a nuestras posibilidades de crecimiento futuras, pero, habida cuenta de nuestro declive demográfico, deberá ser un crecimiento que se derive fundamentalmente de la acumulación y de la rentabilización del capital. Y, en ese caso, llegamos al asunto realmente fundamental del debate: si nuestro crecimiento económico futuro va a gravitar sobre el capital, resulta absurdo y profundamente antisocial el no hacer a la población partícipe de ese sano proceso de acumulación de ese capital. Es decir, resulta disparatado no convertir a los ciudadanos en propietarios de ese nuevo capital que tendrá que acumularse; para lo cual habrá que sustituir nuestro piramidal sistema de pensiones actual por uno de capitalización. Apunta el Sr. Navarro que el crecimiento económico real medio ha sido del 1,5%: bien, pues la revalorización real media de la bolsa estadounidense durante los últimos dos siglos ha sido del 7%. O dicho de otro modo, si cada español invirtiera sus cotizaciones medias actuales a la Seguridad Social (6.000 euros anuales) al 7% anual, en 35 años podría jubilarse con un patrimonio de 900.000 euros y con unas pensiones mensuales de 3.000 euros. Ése es el auténtico fraude de la Seguridad Social: el expolio y la pauperización al que han sido sometidos los trabajadores por parte del Estado, privándoles de cualquier posibilidad de acumular un patrimonio medianamente cuantioso que no consista en sus burbujísticas e hiperhipotecasas viviendas.
Por supuesto, uno puede dudar razonablemente de que la bolsa se siga revalorizando al 7% durante los próximos 35 años. Pero en tal caso será imposible que la productividad del trabajo pueda crecer al 2,5% anual durante ese mismo período. Y si no conseguimos esto último, el sistema público de pensiones en su forma actual no es que esté en peligro, es que está muerto.
Gabriel Calzada, presidente del Instituto Juan de Mariana, Metiendo miedo con las pensiones:
Otro gran miedo en el campo de las pensiones es el que mete la izquierda (sin respuesta alguna por parte de la derecha) cuando relaciona un sistema más libre con la dictadura de Augusto Pinochet. Claro que ellos defienden un timo tipo Madoff inventado por el totalitario de Bismarck. Como nadie les dice nada, ellos siguen erre que erre. Chile fue, bajo el mandato de Pinochet, sí, el primer país en sustituir el fraude de las pensiones de reparto por un sistema en el que el ciudadano es medianamente responsable de su jubilación. Después de dos décadas de gobiernos de centro-izquierda, los sucesivos gobiernos democráticos no han hecho sino reforzar el sistema de pensiones de capitalización. Detrás de Chile han venido más de una veintena de países. En la mayoría se ha dado a elegir a la población qué sistema preferían, algo que nunca se ha hecho con el sistema coactivo y social de reparto. En todos ellos las encuestas previas vaticinaban el mayoritario mantenimiento del sistema público de reparto y, sin embargo, allí donde se ha dado libertad de elección, la inmensa mayoría de los ciudadanos han huido como ratas del sistema público, tal y como lo hacen los funcionarios españoles de la provisión médica pública cuando Muface les da a elegir servicio privado o público.
Manuel Llamas, ¡Al ladrón!:
Lo más curioso del asunto es que el famoso financiero estadounidense Bernard Madoff ha sido condenado a 150 años de cárcel por mantener durante años un fondo de inversión que funcionaba de forma idéntica: los dividendos que repartía Madoff no eran fruto de su especial talento para invertir en negocios seguros y prósperos sino de su habilidad para captar nuevos clientes mediante el engaño. En esencia, Madoff pagaba dividendos a sus clientes con el dinero aportado por otros clientes, de ahí, el delito de fraude.
El Estado hace lo mismo en el sistema público de pensiones sólo que, a diferencia de este delincuente, no se tiene que preocupar de buscar y cautivar a nuevas víctimas. Ley en mano, impone a trabajadores y empresarios la obligación de cotizar bajo amenaza de dura sanción y pena de cárcel. Lo tiene mucho más sencillo que el famoso Madoff. Por incomprensible que parezca, el Estado legitima y justifica un modelo de reparto que, a todas luces, es ilegal en caso de que sea ejercido por el sector privado -el escándalo de los sellos de Fórum y Afinsa es otro claro ejemplo de fraude piramidal-.
Daniel Marín Arribas, ¿Es sostenible el actual sistema de pensiones?:
El actual sistema de pensiones funciona exactamente igual que lo hacía el esquema de Carlo Ponzi. En el fondo, lo que se vende bajo la moralidad solidaria, es una estafa en la que unos están pagando por lo que no reciben y otros reciben por lo que no pagan, aunque sí lo han estado haciendo durante los años de su vida laboral. Cuando comenzó el engranaje, los primeros jubilados cobraron pensiones sin haber cotizado, y cuando termine, los últimos que entraron, se quedarán sin los servicios habiéndolos abonado.
Además, el nombre de ‘sistema de reparto’ está viciado y es falso. Un ‘sistema de reparto’ real debería consistir en una redistribución entre todos los contribuyentes, de forma parecida al funcionamiento de una empresa de seguros. Es decir, los afiliados aportarían su dinero a un fondo común que se repartiría a partes iguales cuando llegara la hora de entrar en la jubilación. Pagarían su retiro, pero no el retiro de otros.
El problema de socializar a la manera piramidal es que tarde o temprano ocurrirá algo que desvele la estafa. Y probablemente, quizá nos estemos acercando a ese momento. El alargamiento de la esperanza de vida y la crisis demográfica ha estirado demasiado la pirámide por arriba y la ha acortado por abajo, y ello ya está empezando a destapar la inviabilidad del sistema, especialmente en un país como España azotado por la lacra del paro que puede llegar a afectar al 25% de su población activa. Cuando comenzó el engranaje, por cada jubilado había diez contribuyentes; actualmente hay dos. ¿Irá por ello algún gobernante a la cárcel, al igual que lo hizo Carlo Ponzi?