Pedrerol ha regresado. Un empresario televisivo mezquino quería sumirlo en la oscuridad y resulta que solo ha podido quitarle la luz 30 días
Tras intentar buscarle las cosquillas en ‘Telemonegal’, en una entrevista en la que fue a por lana y salió trasquilado–Pedrerol pone en evidencia a Ferrán Monegal en su programa: «Si usted saca sólo unas pocas imágenes para resumir Punto Pelota, está manipulando»–, ahora el crítico televisivo se alinea junto al periodista catalán y su ‘Chiringuito’. ¿Habrá tenido algo que ver su fichaje por Nitro habida cuenta que Monegal colabora en Onda Cero, la radio del mismo grupo?
Que a Ferrán Monegal el antiguo ‘Punto Pelota’ no le gustaba es un hecho. Y probado, además, que para eso está la hemeroteca. No solo eso, a Pedrerol intentó también ponerle en aprietos en aquella entrevista en la que además le dio clases de periodismo: «¿Por qué no acepta abrazar decididamente el mundo del espectáculo? Que es lo que está usted haciendo, un espectáculo, un show. […] No utilice la palabra periodismo, que no va por aquí el periodismo», fueron algunas de sus andanadas.
Pues ahora, aprovechando su exitosa llegada a Atresmedia tras su convulsa salida de Intereconomía, un grupo al que Monegal y su jefa en Onda Cero Julia Otero no guardan mucha simpatía–Monegal da consejos al Nobel antinacionalista: «Vargas Llosa debería poner Intereconomía y 13 TV para ver la distorsión pavorosa con la que abordan el ‘problema catalán'»–, colma de flores y halagos a Pedrerol en su columna de El Periódico:
Pedrerol ha regresado. Un empresario televisivo mezquino quería sumirlo en la oscuridad y resulta que solo ha podido quitarle la luz 30 días. Hay que reconocerle a Pedrerol una fuerza y una inteligencia de primera categoría.
Hasta el gestito de Iñaki Cano imitando el «acomodo» de partes de Di María le pareció bien a un Monegal que en tiempos pretéritos no hubiera desaprovechado la ocasión para atizarle de lo lindo:
Arrancaron con esa mano en el paquete, ese tosco gesto que el gladiador madridista Di Maria dedicó al público del Bernabéu cuando fue sustituido en el partido contra el Celta. ¡Ahh! Estamos de acuerdo, ese es un tema impagable para los de El chiringuito. Estuvieron más de una hora con el asunto. Armaron una bulla sensacional y divertida. Hasta se levantó en un momento dado el acreditado contertulio Iñaki Cano y nos enseñó que ese tocamiento de cacahuete y de güevines, todo a la vez -y de forma tan ostensible- no era para «acomodarse» los genitales ante una incómoda apretura sobrevenida, sino que era un desafío, un desplante, una afrenta, un feo muy feo a toda la afición madridista.
