"Cuando lleguéis a casa, los que tengáis pareja, vais a preguntar: 'oye y el coche ese, ¿seguro que no es fruto de un atraco?"
Una vez finiquitados todos los actos relativos al cambio de monarca en España, con el nuevo rey Felipe VI en plena posesión y ejerciendo en su nueva función, se aventuraba el inicio del desenlace del caso Aizóon, en el que la Infanta Cristina de Borbón se encuentra envuelta.
Tal y como se preveía, este miércoles 25 de junio de 2014, la hermana del Rey era imputada de nuevo por el juez que instruye el caso, José Castro —El juez procesa a la infanta Cristina por delito fiscal y blanqueo de capitales–, de mofo que inmediatamente, el asunto asaltó los temarios de los distintos formatos de medios de comunicación.
En el tiempo de análisis político del final del día en 13TV, en ‘El Cascabel’ dirigido por Antonio Jiménez, el asunto de la imputación de Cristina de Borbón adquirió especial protagonismo. Los invitados al debate ofrecieron sus opiniones, siendo una de las más vehementes la ofrecida por el periodista Francisco Marhuenda, director de La Razón, que ya ha demostrado desde la cabecera que dirige su posicionamiento sobre la injusticia del proceso a la Infanta —La Razón y ABC defienden a la Infanta ensuciando el nombre del juez Castro–:
«La verdad es que en el auto se ve mucha ideología y poco derecho. Es triste tener que decirlo porque yo soy de los que creo que a un juez no has de conocerle por la cara sino por sus sentencias. Es un juez de poca pericia, de lo que era el circuito municipal, no de los que estamos acostumbrados, y es un juez de fuerte carga ideológica y que tiene su minuto de gloria. Ha conseguido imputar en dos ocasiones a una infanta de España cuando no hay fundamento jurídico».
«Hay una campaña brutal contra esta mujer. Se la apalea y se habla de su casa, que no es un palacete, es un chalet que ya me gustaría para mí, pero un palacete son doce balcones en la calle, y no los tiene. La Infanta ya está desgraciadamente condenada, porque en un estado de derecho debería estar condenada cuando hubiera una sentencia en firme, pero aquí está apaleada».
Para terminar su discurso inicial, Francisco Marhuenda iba a sacar su lado más sarcástico en defensa de la Infanta doblemente imputada:
«Vamos a crear una nueva figura; la desconfiaza. Cuando lleguéis a casa, los que tengáis pareja, vais a preguntar: ‘oye y el coche ese, ¿seguro que no es fruto de un atraco? ¿No habrás hecho algo extraño? ¿No te dedicarás al tráfico de drogas? ¿O a la trata de blancas?’… Hombre, por favor, seamos serios».