El experto en el sector inmobiliario, Borja Mateo, acaba de sacar nuevo libro (‘Vivir y trabajar fuera de España), pero esta vez alejado de lo que su especialidad…o quizá no tanto. El experto aprovecha sus más de tres lustros de vida en el extranjero para dar las claves a los jóvenes españoles para buscarse, como se dice popularmente, las lentejas.
El programa ‘Espejo Público’ (Antena 3) entrevistó a Borja Mateo y dejó varias pinceladas sobre cómo afrontar la aventura de instalarse en un país diferente al nuestro.
La primera recomendación que hace es la de no elegir grandes ciudades, especialmente por el alto coste de éstas:
Yo lo que haría me iría a Norwich o a la ciudad de Inglaterra que sea o a Alemania, a cualquier ciudad, salvo Frankfurt, porque son relativamente baratas. Francia, excepto Paris, no es tampoco cara. Una vez instalado, me dedico a aprender el idioma y no cogería trabajos que no me ayuden a mejorar el idioma, a no ser que esté desesperado y no tenga el dinero, invertiría seis, nueve o doce meses y ya está.
Seguidamente, reclama que los españoles sean más autónomos:
Y luego una cuestión muy importante, aquí la gente siempre le echa la culpa al sistema y la gente lo que tiene que hacer es ser más autónoma. El español no es nada autónomo y no hay que pensar siempre que cuando yo tengo un problema la culpa es del de enfrente. Pues no, puede ser que yo haya tomado una mala decisión.
Aconseja, para poder asimilar bien un nuevo idioma, evitar en la medida de lo posible el contacto con otros españoles:
Hay mucha gente que se va de Erasmus y no aprenden nada del idioma porque cuando se han ido a Stturgart han estado rodeados de españoles. Eso es su culpa, si ellos no han aprendido alemán cuando han tenido la oportunidad, que se hubieran espabilado.
Y afirma que los españoles tienen que quitarse de encima ese espíritu de comodones:
El español es muy sacrificado, pero como en este país se está educando a la gente en el sistema de ‘tengo derecho a todo sin pegar un palo al agua’ y eso no funciona así porque cuando van a Londres o a París y llega algún tipo de dificultad, entonces ya se les hace un mundo porque son demasiado pijos. A la gente se le ha creado una gran frustración porque se tiene que esforzar y el español no está muy acostumbrado a ello.