Rajoy no tiene ningún interés en entrar en combates cuerpo a cuerpo y prefiere la paz y tranquilidad de los Manolos
La simulada espontaneidad de Pedro Sánchez desplegando humanidad en el salón de Bertín Osborne demuestra que la nueva política tiene mucho que mostrar y poco que decir. Menos palabras y más carne y hueso. La vieja y rancia política sabía mentir y ocultar. La nueva política exhibe hasta las miserias. Cuanto más humanos parezcan, más votos.
Qué gran oportunidad dejó pasar Bertín cuando Sánchez baja la guardia y le suelta: «Acuérdate la que monté llamando a Jorge Javier Vázquez a Sálvame», a lo que el presentador de ‘En tu casa o en la mía’ no tiene mejor idea que responder: «¿Pedro, dime, cuándo fue la última vez que lloraste?» Venga, Pedro: haznos llorar.
En el salón de Bertín nadie le pedirá explicaciones a Sánchez por haber traspasado varias líneas rojas al compincharse con Bildu en Vitoria, o por no haber impedido que ayuntamientos catalanes del PSC se unieran a la Asociación de Municipios por la Independencia (AMI).
Bertín, que dejó titiritando a Gemma Nierga en la SER con Paracuellos, podría haberle preguntado a Sánchez por qué el PSOE en Madrid impulsa a golpe de calendario electoral cambiar el callejero franquista en lugar de resolver los problemas urgentes de los madrileños.
NADA MÁS SEGURO QUE VIAJAR EN GLOBO
No hay lugar más seguro para un político que el chester del salón de Bertín o un viaje en globo con Jesús Calleja. Como en ‘El Hormiguero’ de Motos, de ahí siempre se sale en volandas. Nunca les pondrán en un brete. Que se lo digan a Albert Rivera.
El próximo en comprobarlo será Mariano Rajoy. El presidente se ha dado el gustazo de ningunear a Atresmedia alegando problemas de agenda. Rajoy no tiene ningún interés en entrar en combates cuerpo a cuerpo y prefiere la paz y tranquilidad de los Manolos, que han pasado de pedir asediar las sedes del PP en 2004 desde la SER a hacer bromitas sobre Lama con el hijo de Rajoy.
Desde el bailecito de Soraya hasta el ping-pong el Sánchez con Bertín, pasando por las confesiones sexuales de Manuela Carmena a Maruja Torres, la nueva política consiste en empatizar, en no aburrir. Las carcajadas sobreactuadas de Bertín nos ahorran tener que hacer el esfuerzo de pensar. Y cuando no hay nada que pensar, tampoco queda mucho debatir.
@lbalcarce