La reunión entre Pablo Iglesias y Pedro Sánchez en pro de formar un gobierno en España ha traído todo tipo de mofas al panorama periodístico, dado que parece imposible y todo un paripé que estos dos partidos se pongan de acuerdo, ya que necesitan más votos y tienes posiciones opuestas con respecto de la participación de Ciudadanos —El posado Sánchez-Iglesias: «Ha llegado la moda primavera-verano a la pasarela San Jerónimo»–. Por eso se lo pasaron tan bien en ‘El Cascabel’ de 30 de marzo de 2016:
El director de La Razón, Francisco Marhuenda, gran analista del panorama político y habitualmente sarcástico en sus apreciaciones en los medios, proponía una medida revolucionaria en 13TV:
Si me dejas ser irónico, yo le voy a pedir un favor al Rey, que creo que estoy legitimado porque le llevo defendiendo desde que soy periodista, al anterior y a este: hagamos un real decreto donde nombremos a Pedro Sánchez ex presidente del Gobierno. ¡Y ya está! Ya será miembro del consejo de Estado, y ya se quedará tranquilo y que empiece una negociación entre Ciudadanos, PP y PSOE para formar un nuevo gobierno… Y le quitamos la angustia vital suya de no volver a ser profesor asociado en una universidad privada. Yo como español, lo pido: Majestad, hagamos un real decreto y que sea expresidente. Encantado, cargo vitalicio y nos libramos de un problema.
En sintonía con Marhuenda pero en un tono menos humorístico y más enojado, el periodista de TVE Carlos Dávila, mostraba su indignación principalmente con Pedro Sánchez:
Esto es una gran broma, una broma pesadísima que le va a costar mucho a España. Pedro Sánchez está intentando un gobierno matemáticamente imposible, económicamente letal y políticamente tóxico. Si al final hay elecciones la gente se va a replantear mucho irse a las urnas nada menos que el 26-J. Esos juegos lesivos de entenderse o no con Podemos no nos conducen a nada. ¿Cómo se van a entender con un partido de extrema izquierda? Esto es una broma lerda, analfabeta, de un indigente intelectual como este señor, nos va a conducir a tener una situación de la que no podamos salir.