La opinión pública se extraña y echa las manos a la cabeza con cada paso de Ada Colau, pero ya se sabía que con una radical en la alcaldía de Barcelona estas situaciones iban a darse día a día. En la última semana varias de ellas: como cambiar el nombre de la Plaza de Juan Carlos I por el de Cinc d’Oros —Colau no se quedó ‘a busto’ y ahora borra el nombre de Juan Carlos I a una plaza–, no permitir poner pantallas gigantes en Barcelona para seguir a la Selección Española en la Eurocopa —A Ada Colau le da cien patadas España: prohíbe las pantallas gigantes para ver la Eurocopa–, y por último rechazar conmemorar el día de la Constitución volcándose con la República.
Francisco Marhuenda (director de La Razón) o Ignacio Camacho (columnista de ABC), no han perdido nunca la perspectiva con respecto de las andanzas de Colau, y así lo explicaban en la noche de 20 de abril de 2016 en ‘El Cascabel’ de 13TV:
Francisco Marhuenda: Ada Colau es una ignorante, ¡qué puedes esperar de una persona que es de clase media y que dejó la carrera a medias -dice que hizo filosofía y no la acabó-, y que sabe de Derecho Constitucional lo mismo que mi perra Lolita. Solo como ejemplo. Pisarello, que es profesor de política, de derecho argentino igual sabe algo, pero tengo mis dudas, porque como buen populista no tiene ni idea. Y esta obsesión por la Segunda República es fruto de no conocer la realidad histórica de España. ¡Es absurdo! Es como si alguien idealizara el Franquismo, ¡un disparate! ¡Que dejen en paz la historia!
Ignacio Camacho en ‘El Cascabel’ (20-04-2016), a partir del 14.30.
Ignacio Camacho: La extrema izquierda ha creado un mito de la Segunda República, y eso implica la ignorancia de la Historia. […] Esta alcaldesa sectaria hasta la extravagancia y radical hasta el paroxismo, es lo que en este momento se merece la sociedad catalana, no solo porque la hayan votado, sino porque el desparrame político que se ha producido en Cataluña en los últimos años, conduce hacia la mayoría de los extremistas y radicales. Las revoluciones acaban devorando a sus hijos. ¿Qué pensaba la burguesía catalana, que iba a controlar el proceso? No, esto es lo que tienen, y esta es la consecuencia.