La visita de Arnaldo Otegi a las instituciones catalanas, donde aparece como un hombre de paz, paseado por las autoridades de izquierda radical y secesionista del Parlament y del Ayuntamiento de Barcelona, ha enervado a otra gran parte de la nación, asqueada con este blanqueamiento del terror de ETA.
Son muchos los comunicadores del país que han hablado en los últimos días de esta ofensa a las víctimas, desde Jaime González —«Malnacidos»–, hasta Ángel Expósito —«Me produce asco»— o Carlos Herrera —«Hay que ver lo que le gusta esta gente un terrorista»–, y en la noche de 18 de mayo de 2016 hicieron lo propio en ‘El Cascabel’ de 13TV el director del ABC, Bieito Rubido, y el presentador del espacio, Antonio Jiménez.
Sendos periodistas coincidieron al unísono en una idea: hay una parte de la sociedad española que está enferma.
Antonio Jiménez: ¡Estaban los de las plataformas antideshaucios y le han jaleado como a una historia del rock! ¿Cómo es posible? ¿Saben que esta persona no ha condenado ni uno de los asesinatos de ETA en Cataluña, más de 50?
Bieito Rubido: Eso lo que demuestra es que una parte de la sociedad española en general…
Antonio Jiménez: Está enferma.
Bieito Rubido: Exactamente, una parte de la sociedad española y de la catalana en este caso está enferma. Porque es una cuestión incluso previa a la idea de la democracia, la dignidad de la persona y el derecho a la vida, valores más allá de un voto y la defensa más importante que se puede hacer. El balance de ETA son casi 300.000 personas que tuvieron que abandonar el País Vasco, el movimiento migratorio después de los Balcanes más grande en el siglo XX; miles y miles de vascos extorsionados; más de cien secuestrados; y casi mil personas asesinadas, entre ellas, niños. Los nietos de Otegi, de Puigdemont y de todos estos se avergonzarán dentro de 50 años cuando se escriba la Historia.