Si los Hannover pensaban que la suya era la boda de la semana, estaban equivocados: el periodista ha hecho público su enlace con el que ha sido su pareja durante casi tres décadas cuando se cumple un año desde que decidieron sellar su relación con el matrimonio. El afortunado que ha hecho sentar la cabeza al cronista social es Elio Valderrama, reportero y fotógrafo venezolano 20 años más joven que él, y trabajó como modelo.
Por mi puterío he tenido muchas relaciones en la vida pero Elio es leal a muerte», asegura. Fueron novios durante un año antes de que Elio se fuera a vivir con él al apartamento de la calle Lagasca de Madrid. «Hasta que le dije que se viniera a vivir conmigo.
Luego le buscó un trabajo en Época, el medio para el que trabajaba, después de ver unas fotos que el venezolano le hizo a Isabel Preysler, según recoge Ecoteuve.–Jesús Mariñas se ha casado con su novio venezolano: «Se lo debía a Elio»–.
Nos costó adaptarnos a trabajar juntos,
reconoce. Mariñas dice que después de tanto tiempo su relación
es una gran amistad
y sentencia:
Yo daría la vida porque se lo merece.
No obstante aclara que la suya siempre ha sido «una relación abierta» y que «cada uno ha hecho su vida» porque cree que «nadie en el mundo aguanta 27 años siendo fiel carnalmente».
La revista Diez Minutos lleva la buena nueva a su portada y la acompaña con un reportaje fotográfico de Mariñas que responde a las preguntas de la publicación y posa en su casa. El semanario califica al señor de Mariñas (¿o es Jesús el señor de Valderrama?) como «atractivo fotógrafo venezolano» y es el propio periodista el encargado de revelar los detalles de su hasta ahora boda secreta.
Nos casamos el 18 de julio de 2016, aquí al lado de mi casa, en el despacho de un notario,
desvela Jesús.
Solo estábamos los novios y las testigos y madrinas, que fueron dos amigas, Ana Tarazaga y Ana Parrilla,
relata el periodista.
Fue muy gracioso porque todo el mundo creía que Elio se casaba con una de ellas y yo con otra,
cuenta entre risas.
Mariñas explica que se casó porque sentía la necesidad y porque un día se lo propuso a su pareja «y le pareció bien. Yo creía que me iba a mandar a la mierda». El columnista reconoce que su relación a lo largo de tanto tiempo no ha sido un camino de rosas:
Han sido 27 años de tela marinera, tenemos mucho carácter,
dice.
