Se llama Jesús Manuel Ruíz, y nadie sabe dónde demonios se ha metido. Defensor a ultranza en Sálvame de María José Campanario, a pesar de caerle fatal a la mentada, quizá haya sufrido las iras de Belén Esteban en privado -en antena ya lo ha hecho- y ha optado por hacer mutis por el foro dándose a la fuga.
Belén, para salir del paso, ha dicho que le importa un pimiento dónde esté, «en Madrid o en Alaska», tras haberse salido todo de madre cuando la rubia aterrizó de sus vacaciones veraniegas y concedió una polémica y desafortunada entrevista.
Según recuerda ‘Es Diario‘, Belén reveló el contenido de una conversación telefónica que le hizo la mujer de Jesulín cuando estaba en el momento álgido de su enfermedad. Aquello le valió a la colaboradora un tsunami de críticas. A tanto llegó el asunto que si en público mantuvo el tipo, en privado se derrumbaba constantemente.
A las voces disidentes con la Esteban se unió la de Jesús Manuel. Mientras tanto, María José concedía su primera entrevista tras su verano más horribilis y respondía a las polémicas suscitadas. Estaba claro que no pensaba dar un paso atrás ni para tomar impulso. Sin embargo, nadie esperaba que imitara a Belén en cuanto a la falta de ética.
Y fue ahí donde perdió el favor de todos los que la apoyaron cuando su enemiga se fue de la lengua. A la Campa no se le ocurrió otra que filtrar el contenido de unos mensajes que intercambió con Andrea Janeiro para que fueran publicados, tal como ocurrió en el artículo escrito por la periodista Carmen Pardo, en La Razón.
Lejos de reconocer el error de Campanario, Jesús Manuel ha optado por no hacerlo y ha seguido en sus trece en cuanto a su defensa numantina de la que considera su amiga.
