El 29 de noviembre de 2017 se estrenó la primera entrega (la segunda se verá al día siguiente) de ‘Yo fui un asesino’, impresionante serie documental de DMAX que analiza la figura de José Rabadán, conocido como ‘el asesino de la catana’ quién asesinó en el año 2000 a sus padres y a su hermana pequeña. ¿Qué ha sido de él? ¿Por qué lo hico? ¿Es posible la rehabilitación?
Estamos a finales de 2017. Es hora de hacer balance d elo bueno y lo malo que nos ha dado la pequeña pantalla este año y hay algo que llama mucho la atención: De los mejores productos estrenados, dos han sido series documentales del llamado género True Crime (dedicadas a analizar y esclarecer crímenes reales). La primera fue ‘El caso Asunta’ (En A3) y la segunda, la reciente ‘Yo fui un asesino: El crimen de la catana’.
Anoche, día 29, vimos la primera entrega de este documental producido por Cuarzo, que sólo podemos describir como valiente y necesario.
De acuerdo que se cae en los tópicos más morbosos del género pero las escenas más impactantes (imágenes del interior de la casa tras el crimen) se justifican en pos de la verdad y el entretenimiento (que no son incompatibles).
La primera entrega se centra en el crimen en sí dándonos pista de lo que realmente importa , que es lo que veremos al día siguiente: ¿Es posible cambiar después de asesinar a tu propia familia?
Sólo con intentar responder a esta pregunta se puede cuestionar todo nuestro sistema penitenciario. Es urgente saber los motivos de un crimen- cualquiera que sea- y estudiar la posibilidad de la reinserción o la rehabilitación para evitar males mayores.
Pero ¿qué pasó el 1 de abril del año 2000? Ese día España se estremeció ante el crimen más escabroso de nuestra historia reciente: José Rabadán, un chico murciano de solo 16 años, asesinó con una espada samurái a sus padres y su hermana pequeña. Un crimen desalmado que acaparó cientos de noticias y titulares en los medios de comunicación que trataban de encontrar una explicación y averiguar qué pasó aquella madrugada en la casa de la familia Rabadán.
Cuarenta y ocho horas después de que llegara la policía a la escena del crimen- en el número 20 de la Calle de Santa Rosa de Murcia d, el ya conocido como «asesino de la catana» fue detenido en la estación de trenes de Alicante con la ropa ensangrentada e intentando coger un tren con destino a Barcelona. Tras un extenso interrogatorio, el mismo José Rabadán confirmaba en su testimonio que había matado a su familia para librarse de su influencia y descubrir cómo sería un mundo sin ellos.
Aficionado a las artes marciales y a las artes oscuras, José Rabadán tenía 16 años cuando planeó acabar con su familia con una catana. Descrito como un joven caprichoso, consentido e inconstante, su vida estaba marcada por su compleja relación con su padre, al que José veía como frío y autoritario, y a quien desafió en varias ocasiones escapándose de casa y abandonando los estudios. Meses antes de ejecutar su macabro plan, José comenzó a acercarse al satanismo, un mundo en el que el joven poco a poco se fue introduciendo desde el ordenador de su habitación, uno de los últimos regalos de su padre, que también le había regalado diversas armas de lucha oriental que José guardaba en casa.
Diecisiete años después de terminar con la vida de su familia, la vida actual de José se puede resumir en unas pocas y sorprendentes líneas: lleva nueve años en libertad, está casado, tiene una hija de 3 años y se dedica a operar en Bolsa como bróker. Nadie sería capaz de reconocerle por la calle. José Rabadán está reinsertado, asegura estar completamente rehabilitado y ha decidido romper su silencio.