Puede que el nombre de Casimiro Díaz no les suene pero seguro que le han escuchado. Él es la mítica voz que durante décadas anunció todos los productos de T5. El locutor ha denunciado públicamente a Mediaset España tras ser despedido. Aunque su testimonio pone los pelos de punta la Justicia ha dictado sentencia a favor de la empresa.
Todas las cadenas tienen una voz corporativa que les identifica como marca, la de T5 pertenecía a Casimiro Díaz, uno de los locutores más famosos de nuetsro país, al que escuchamos en anuncios míticos como los de Gran Hermano, Hospital Central, El Comisario, Periodistas o 7 Vidas, así como en cualquier campaña interna (12 meses, 12 causas, por ejemplo).
Tal y como recogió Bluper el 11 de enero de 2018, Casimiro Díaz ha escrito, en su blog personal un incediario post que lleva el título de: Me siento estafado, vilipendiado y ultrajado.
Así pues, el famoso locutor, comienza diciendo que:
He sido falso autónomo, durante 15 años, con un contrato en exclusiva que no me ha permitido trabajar para nadie más.
«Mis trabajos han supuesto enormes éxitos de audiencia, así como mayúsculos beneficios económicos para la cadena; aunque a mí no me han generado ingreso adicional alguno, más allá de mi sueldo mensual como locutor corporativo de la empresa.
Durante largos años, y por el mismo sueldo, he sido -además- voz en off en las juntas de accionistas y las convenciones celebradas en la empresa. He doblado con mi voz al personaje Telecinco en los spots de la familia de canales de Mediaset, (mundial de fútbol, bienvenida al canal Cuatro, spots de navidades, llegada Energy, etc.)
Durante esta década y media de mi vida, he trabajado en Mediaset con absoluta dedicación y entrega, dando lo mejor de mí, poniendo toda mi ilusión, mi esfuerzo y mi saber hacer en el trabajo diario en la cadena.
Casimiro Díaz, la mítica voz de Mediaset que ha sido despedido fulminantemente
Pero la cosa se complica cuando el locutor narra las circunstancias en las fue despedido. Según él:
En abril de 2015 sufrí un desprendimiento de retina en mi ojo izquierdo que me obligó a ser intervenido de urgencia y posteriormente permanecer en cama, boca arriba e inmóvil, durante algo más de un mes. Posteriormente tuve que ser re intervenido a causa de la vitrectomía. Ese mismo año, y tras las operaciones de mi desprendimiento de retina, recaí sufriendo otro problema severo en mi ojo derecho. Una catarata nuclear que me impedía ver con el único ojo sano que me quedaba y que me supuso estar de nuevo en situación de baja médica.
A partir de mi convalecencia, Mediaset dejó de pagarme el sueldo, argumentando que como no grababa locuciones, no tenían por qué pagarme cantidad alguna.
A causa de todo lo expuesto, y en defensa de mis derechos, en julio de 2015 presenté en los juzgados de lo social, una demanda contra Mediaset en reconocimiento de mis derechos.
Durante mi baja médica, Mediaset me instó en repetidas ocasiones, y casi a diario, a que les informara de la evolución de mi problema de salud, así como de mi previsión de volver a mi trabajo por «cuestiones organizativas» me decían. Cosa que obedecí haciéndoles saber, semanalmente, cuál era mi situación según los doctores que me estaban tratando y enviándoles periódicamente los partes de baja que certificaban mi situación de incapacidad laboral transitoria. El subdirector de Autopromociones, a quien yo reportaba, me anunciaba también sus deseos de mi pronta recuperación y «las ganas que tenían de volver a contar con mis locuciones». Pocos días después, Mediaset -en una actitud absolutamente ilógica y desconsiderada- me ordenó que dejara de informarles de mi estado de salud, así como que cesara en los envíos de mis partes de baja médica -que estaba realizándoles de acuerdo a sus órdenes- llegando a enviarme, el citado subdirector, un burofax con tal propósito.
Dentro de esa línea de incongruencias, días después, Mediaset me sometió a un acoso indiscriminado, ordenándome -a través de diferentes compañeros y compañeras del departamento- la realización de trabajos que -encontrándome imposibilitado físicamente- no podía atender. Debido a dicha actitud por parte de la empresa, me vi obligado a interponer denuncia, ante la inspección de trabajo, por un posible acoso laboral.
Dos meses después, en octubre de 2015 -y aún continuando en situación de baja médica por mis problemas oculares- fui despedido por Mediaset de manera fulminante y sin esgrimir motivo alguno.
En el juicio, Mediaset mostró -una vez más- una actitud deshonesta, de una falta absoluta de escrúpulos y totalmente contraria a la verdad; consistente en la manipulación y tergiversación de hechos -probados en la prueba documental que aporté en su día y que obra en autos, y que para más inri no fueron impugnados por la empresa, que demuestran la realidad de mi relación con la empresa, y que evidencian que en verdad mi situación todos estos años debería de haber sido como personal de estructura; esto es en nómina, como Locutor, categoría profesional existente en el convenio laboral de la empresa.
Me resultó repugnante la sarta de mentiras que Mediaset utilizó en el juicio.
De manera sorprendente, he recibido sentencia desestimatoria en instancia y ratificación de ésta, por parte de la Sala de lo Social del Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana, a quien solicité -en suplicación- que además de reconocer mi evidente relación laboral con Mediaset, se tuviera en cuenta la errónea interpretación y valoración de la prueba testifical y documental, realizada por la magistrada de instancia, y que resultó totalmente contraria a derecho, generándome una absoluta indefensión.
En la actualidad estoy recurriendo, en casación, a la Sala de Lo Social del Tribunal Supremo. He presentado, de acuerdo a dicho procedimiento, una sentencia de contraste en la que a un trabajador con similares muestras de dependencia, de ajenidad y de pertenencia al ámbito organizativo de la empresa durante años, se le ha reconocido la relación laboral.