Si el Gobierno de Pedro Sánchez quería entrar en la historia acaba de volver a conseguirlo.
Si ya tenía el Guinness del ministro más breve, ahora puede apuntarse el tanto de la aventura mediática más ridícula de la historia de RTVE que tiene como colofón el rechazo en votación parlamentaria de la lista de consejeros de PSOE-Unidos Podemos-PNV por un voto ante el aparente ‘error’ de papeleta cometido por dos diputados situados en estos grupos.
Habría que remontarse a 1980 para ver una propuesta para el Consejo de Administración de RTVE que hubiera sido rechazada en una votación del Congreso y en aquella época tenían la excusa de ser una etapa de creacionismo con un Estatuto de la televisión recién creado.
Lo más ridículo no es que el «despiste» de dos diputados haya llevado a que el Congreso de los Diputados haya rechazado la composición del Consejo de Administración de la tele público, lo más ridículo es que ya ha quedado acreditado que el Gobierno de Pedro Sánchez se apresuró a un Decreto Ley para echar a patadas a José Antonio Sánchez de la presidencia de RTVE sin haberse molestado antes en haber negociado el nombre de su reemplazo o los votos parlamentarios suficientes para el reemplazo. Acreditando la improvisación en toda la gestión.
ElDiario.es y Público.es tendrán que esperar…
Los que se han vuelto a quedar con la miel en los labios son los dos digitales morados que de nuevo se han quedado a las puertas de tomar el control de Prado del Rey. Cuando Pedro Sánchez y Pablo Iglesias barajaron el nombre del nuevo presi de la corporación intentaron colocar directamente como presidente a figuras de estos diarios: Andrés Gil (directivo de ElDiario.es), Ana Pardo de Vera (directiva de Público.es) o Arsenio Escolar (columnista de ElDiario.es).
Ese intento fracasó por el olvido del PSOE y Podemos de que también debían negociar con PNV y demás partidos independentistas. Además también torpedearon la operación los del Consejo de Informativos (Xavier Fortes, Ariza y demás) que aspiraban a que el nuevo control de la RTVE fuera a ser para ellos y no para los digitales morados.
Podemos tuvo que renunciar a esa presidencia, pero a cambio pudo tener más consejeros que nadie en el Consejo de Administración de RTVE. Todos los representantes de estos medios de los citados digitales. Es decir: Cristina Fallarás (Público.es), Rosa María Artal (ElDiario.es), Víctor Sampedro (Público.es), López Agudín (Público.es) y Juan Tortosa (también de Público.es).
Es curioso que Podemos – que tanto ha alardeado de que quería una RTVE independiente y neutral – haya tenido tanto interés en colocar a periodistas de estos dos digitales.
Seguramente sea causalidad que Pablo Iglesias haya alardeado de sus amistades con los propietarios de ambos periódicos. Pues no en balde se jactó en antena de su línea directa con el director de ElDiario.es hasta el punto de decidir hasta qué fotos debían ponerle en sus artículos al igual que no ha ocultado su estrecha relación con el dueño de Público.es, en fiestas de cumpleaños o usándole de mediador con indepes (no en balde su web aloja los programas de televisión de Podemos como La Tuerka). Sin duda un gran símbolo de lo que Podemos entiende por neutralidad.
La derrota en la votación del congreso por 1 voto no sólo deja sin asiento a Tortosa y López Agudín, sino que – de acuerdo a la ley – puede suponer la suspensión de todo el proceso y el nombramiento de un administrador que reemplace al que iba a ser el nuevo consejo de Administración. Por lo que los nombramientos de Fernando Flores, Fallarás y Artal también quedarían congelados.
El PSOE podría intentar alegar una repetición de la votación, pero es difícil que la mesa del congreso presidida por Ana Pastor (PP) esté por la labor y, con el reglamento en la mano, el Consejo de Administración propuesto acaba de decaer oficialmente.
Esto supone la primera derrota parlamentaria de este el gobierno y un nuevo desastre mediático. La frase de Josep Tarradellas de que «en política se puede hacer cualquier cosa menos el ridículo» ha quedado plasmada en la negociación por RTVE de Pedro Sánchez y Pablo Iglesias.