"¡Joder, cómo está el amigo!"

‘First Dates’: A la chica le da un calentón de aupa al ver al cachas monitor de gimnasio que le toca de cita

'First Dates': A la chica le da un calentón de aupa al ver al cachas monitor de gimnasio que le toca de cita
Raquel, teleoperadora de 24 años, enloquece al ver a Rafa, monitor de gimnasio madrileño también de 24. TV

Eso es ponerse cachonda en un suspiro. Y además, no cortarse un pelo y dejarlo patente.

«¡Madre mía, qué calor! Es mi prototipo. Lo que yo quería». Pocas veces, muy pocas veces, una mujer ha quedado tan impresionada por su cita de First Dates como Raquel, una teleoperadora de 24 años de Ávila que directamente enloqueció al ver a Rafa, un monitor de gimnasio madrileño también de 24 que tenía tatuado hasta el «miembro».

Y esto último no es una forma de hablar. Es que el chico, quien se definió como muy loco, aseguró que lo mismo se sube en la tarima de una discoteca para desnudarse que se tatúa el susodicho.

El caso es que el chaval buscaba a alguien con mucha locura encima. Y entonces apareció ella: «Me llaman La Chocho porque estoy tó el día ‘chocho ven pacá’, ‘tú eres chocho’, ‘tú eres chocho’, porque cuando alguien dice chocho todo el mundo se da por aludido, es felicidad», expuso Raquel.

La primera impresión que le dio Rafa a Raquel ya es historia de First Dates:

– Raquel. Uy, estás muy tatuado. Me gusta, sí, sí.

– Rafa. Sin locura no se vive.

Y no hizo falta hablar más para que Raquel explotara:

– Raquel. ¡Joder, cómo está el amigo!

– Rafa. Bueno, qué. Cómo me ves en persona.

– Raquel. Ostias, estás…

– Rafa. ¿Soy tu tipo?

– Raquel. Sí, sí… total. ¡Madre mía, qué calor! Es mi prototipo. Lo que yo quería.

– Rafa. ¿Cuántos años tienes?

– Raquel. 24.

– Rafa. Andá, mi edad.

– Raquel. Es que lo tienes todo, hijo.

Ante la cámara, a Raquel no le salían las palabras de la emoción: «Es que está muy bien, está tatuado y tiene tó. Me gusta mucho».

Y llegó la sala de los deseos. Y sucedió lo que tenía que suceder. Cogieron una bola, la abrieron y salió que la pareja debía darse «un beso eterno».

Y vaya si se lo dieron. Aunque el resultado no terminó de ser el esperado, eso a nadie le importaba:

«No nos hemos entendido mucho a la hora de besarnos, pero eso se puede mejorar».

La decisión final no podía ser distinta a la que fue: «Te veo muy loquilla, me ha gustado», argumentó Rafa.

Así, Raquel corroboró que moriría por una segunda cita, y Rafa se lo pasó tan bien que también accedió.

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