No hay esperanza de que los pardillos del PP aprendan, porque de esto de la comunicación y el pèriodismo saben poco, pero deben estar algunos dirigentes populares, sobre todo la exvicepresidenta Soraya Saénz de Santamaría, Carmen Martínez de Castro y los del anterior equipo, con una cara de tontos hasta el suelo, viendo la ‘masacre‘ en RTVE .
Ellos, que enchufaron a incompetentes como José Antonio Gundín o Alfonso Nasarre, pero dejaron en los puestos clave de la estructura informativa a casi todos los que había colocado el PSOE, no deben dar crédito todavía a la ‘limpia‘ que están haciendo los nuevos dueños del ente (El sectario doble rasero de El País con RTVE: cuando gobierna el PP, se llama ‘purga’ pero si gobierna Sánchez, es ‘relevo’).
La purga continúa en RTVE. Así lo cuenta El Confidencial Digital. En la radio y en la TVE pública. Los dictados del ‘soviet’ Podemos–PSOE se cumplen a rajatable y el espacio para las voces discordantes con “la nueva estructura” -como le llaman oficialmente- se ha quedado reducido prácticamente a la nada (¿Dónde está Ana Pastor clamando a gritos por los purgados de RTVE como lo hacía cuando la purgaron a ella?).
Javier Gállego, uno de los sociólogos más reconocidos de las tertulias españolas: fuera. Carlos Cuesta y Manuel Cerdán, adjuntos a la dirección de OKdiario: fuera. Pepe Oneto, histórico del periodismo y que ha pasado por la práctica totalidad de las grandes cadenas privadas: fuera (Rafa Hernando plancha a la RTVE del ‘soviet’ en la casa de Ana Pastor y García Ferreras).
Y así un nuevo largo listado que incluye a Javier Negre, Elsa González, Raimundo Castro, Juan Luis Galiacho, Graciano Palomo, Antonio Papel, Carlos Dávila, Carmen Tomás, Chani Pérez, etc.
Y siempre con un mismo perfil de purgado: el de un comunicador que -más a la derecha o más a la izquierda- no resulta compatible con las tesis podemitas y separatistas (El ‘soviet’ fusila a Sergio Martín: lo manda de ‘Los desayunos de TVE’ a un programa de videojuegos).
Es decir, que la TVE de todos, como la llamaban, la de “la fuerza del periodismo” -como ahora asegura el PSOE-, se ha convertido en un nuevo coto de pactos de los partidos. Y como ha habido que pactarla con radicales antisistema y radicales separatistas, los defensores de la Constitución molestan.